A catorce años de una epopeya: Médicos cubanos, en la Isla de Java, el corazón de Indonesia

Contar la historia desde el principio supone remontarse a la madrugada del 31 de mayo, fecha en que los 135 miembros de la brigada del Contingente Médico Henry Reeve partían a Indonesia, azotada por un terremoto de 5,6 grados de magnitud en la escala Richter. La mayoría de los cooperantes recién retornaba de Paquistán, lugar donde la presencia cubana se prolongó durante siete meses, tras un sismo de mayor escala que devastó ese país islámico. Algunos de ellos habían regresado hacía apenas unas horas, pero alzaron vuelo en el acto, mochila al hombro y cargados de todo el humanismo preciso en estas circunstancias de urgencia y solidaridad.

La despedida no pudo ser más alentadora. El Comandante en Jefe dedicaba unos minutos a conversar con los cooperantes, les deseaba éxitos en la nueva misión y un retorno victorioso con nuevas vivencias, memorias, y mucho más: la satisfacción de haber contribuido a mejorar la situación legada por el desastre natural.

Los cooperantes descendían en el aeropuerto de Solo, en la central Isla de Java, abanderados por la tricolor enseña nacional. A la brigada la acompañaban 60 toneladas de medicamentos y equipamiento, así como dos hospitales de campaña. Estos últimos serían levantados en sendos lugares de los que más sufrieron el efecto demoledor del movimiento telúrico: Prambanan y Gantiwarno, pertenecientes al distrito de Klaten, a 440 kilómetros de Jakarta, la capital del país.

A solo horas del arribo y sin apenas deshacerse del cansancio de día y medio de vuelo, los primeros 20 brigadistas ocupaban su plaza de vanguardia en el hospital de Campaña de Gantiwarno, devenido Che Guevara. A 30 minutos de este, de acuerdo con la costumbre javanesa de medir las distancias, se levantaba otro insigne cubano, el Antonio Maceo. Ambos hospitales marcaban un hito sin precedentes...

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