Cuba con el voto unido y la convicción martiana de que jamás saldrá de su corazón obra sin piedad y sin limpieza.
“Hoy, 25 de marzo, en vísperas de un largo viaje estoy pensando en usted”. Así comienza una de las cartas más profundas de la historia dedicada a una madre. Fue redactada por José Martí en la ciudad de Montecristi, República Dominicana, en uno de los días más fecundos de su verbo inmortal. El Héroe Nacional de Cuba se alistaba para volver a su país y continuar con la guerra necesaria por la definitiva independencia de España, en 1895.
Esta, la última misiva escrita a Leonor Pérez por su hijo, resume en cada frase la fortaleza, el ánimo, la esperanza y razones de quien se preparaba para un gran combate: “El deber de un hombre (y el de una mujer, por supuesto) está allí donde es más útil”. Y lo extraordinario, que lo acompañe siempre, el recuerdo de su madre.
Evoco la epístola martiana, cuyo mensaje alienta y reconforta: "Ahora, bendígame, y crea que jamás saldrá de mi corazón obra sin piedad y sin limpieza".“Tengo razón para ir más contento y seguro de lo que usted pudiera imaginarse”. “No son inútiles la verdad y la ternura. No padezca.”
Texto íntegro de la carta de José Martí a su madre
Madre mía:
Hoy, 25 de marzo, en vísperas de un largo viaje, estoy pensando en usted. Yo sin cesar pienso en usted. Usted se duele, en la cólera de su amor, del sacrificio de mi vida; y ¿por qué nací de usted con una vida que ama el sacrificio? Palabras, no puedo. El deber de un hombre está allí donde es más útil. Pero conmigo va siempre, en mi creciente y necesaria agonía, el recuerdo de mi madre.
Abrace a mis hermanas, y a sus compañeros. ¡Ojalá pueda algún día verlos a todos a mi alrededor, contentos de mi! Y entonces sí que cuidaré yo de usted con mimo y con orgullo. Ahora, bendígame, y crea que jamás saldrá de mi corazón obra sin piedad y sin limpieza.
La bendición. Su J. Martí.
Tengo razón para ir más contento y seguro de lo que usted pudiera imaginarse. No son inútiles la verdad y la ternura. No padezca.