Adelante, 13 de Abril 2020. Por estas fechas hay dos puntos del día que nos definen. Las once de la mañana en el “paralelo” del susto porque saldrá el doctor Durán y todo rasgado nos dirá en su parte que son más los cubanos contagiados; y las nueve de la noche, en el “meridiano” de la gratitud, donde Cuba se conecta para homenajear a sus hombres y mujeres, que en vilo extendido, como Durán, nos vuelven más duros, más sanos.
Resulta un gesto hermoso. En medio de la zozobra y el dolor por las cifras que cada día nos crecen en iguales proporciones, la “locura” de las nueve une, alinea, esperanza. Desde el domingo 29 Serrano conmina, y cada vez en más barrios y más casas la gente delira al instante del cañonazo. Esa es la pandemia que hoy debemos propagar.
El aplauso de las 9. Aplausos de admiración y cariño a nuestros héroes, a nuestros médicos del alma y el cuerpo. #CubaSalvaVidas #SomosCuba #SomosContinuidadhttps://t.co/jVMe0YIIRu Via @Granma_Digital
— Miguel Díaz-Canel Bermúdez (@DiazCanelB) March 30, 2020
Cierto, ellos allá tomando temperaturas, auscultando pulmones, limpiando superficies, procesando análisis, lavando ropas, cocinando los alimentos, no escuchan los arrebatos en portales y balcones; pero a esa hora, en medio de los trajines y el peligro, en medio del aislamiento, mirar al reloj y sentirse recordado debe dar cordura, fuerzas.
En casa estrenamos tarde los aplausos. No supimos de la convocatoria aquel domingo y el lunes se nos pasó la hora. Pero el martes, el martes sí “nos botamos pa’l portal”, y desde entonces las 9: 00 p.m. es la hora preferida de Ximena. “Dale, mami, más video de aplausos”, dice, mientras improvisa otro rosario de gentes y hasta cosas que quiere que salven los “médicos buenos”.
