Cuba. A pesar del recrudecimiento del embargo impuesto por Estados Unidos a Cuba y los efectos de la pandemia de covid-19, la isla mayor de las Antillas busca la recuperación de su locomotora económica: su industria turística.
Apuesta por nueva infraestructura hotelera y de servicios, mejor conectividad con países de la región y avanzar en la digitalización –como la visa electrónica para turistas– y garantizar el acceso a Internet a sus visitantes no sólo en el cuarto de hotel o sus áreas comunes, sino a donde quiera que vaya, afirma el Ministro de Turismo, Juan Carlos García Granda.
Tras conquistar en 1996 su primer millón de turistas y alcanzar un máximo de 4.7 millones en 2018, la meta ya no es regresar a los índices prepandemia, sino hacer de Cuba un destino más allá de sol y playa, lo que reivindicamos, pero también tenemos bellezas naturales y cultura que ofrecemos al mundo, asegura.
Con más de 114 mil kilómetros cuadrados de extensión territorial, Cuba es un archipiélago constituido por la mayor isla de las Antillas, la Isla de la Juventud, y otros 4 mil 195 cayos, islotes e islas adyacentes. Cuenta con más de 3 mil kilómetros de playas, que se ubican entre las más bellas del mundo.
Con 11.4 millones de habitantes, la industria turística, junto con las remesas, es de sus principales fuentes de ingreso. Diversificar la oferta turística, reconoce García Granda, es clave. Estamos desarrollando un turismo de naturaleza, de bienestar. Tenemos mucha fortaleza en el área de la salud. La calidad de nuestros médicos y enfermeras es muy alta y queremos aprovechar eso.
Aclara que no se busca impulsar un turismo para venir a curarse algunas enfermedades, sino mejorar la calidad de vida y alargarla, queremos que vengan a mejorar sus condiciones generales de vida, la calidad con la que se puede llegar a edades avanzadas, para la cual se ofrece sol, playa, turismo de aventura, ecológico, rural y cultural, con visitas a nueve ciudades reconocidas como Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), entre ellas La Habana vieja y Trinidad.
Luego de ser sede de la 69 reunión de la Comisión Regional de la ONU Turismo para las Américas, que congregó a representantes de 24 países latinoamericanos en Varadero, Diana Galindo, directora comercial del Ministerio de Turismo, detalló que, actualmente, de la planta hotelera en la isla, 67 por ciento es administrada por 18 cadenas internacionales con capitales de España, Canadá, India, Indonesia, Turquía, Suiza, Singapur, Portugal y Francia, ya que cuentan con 55 mil 491 habitaciones en contrato de administración y comercialización.
Paraíso del Caribe
Considerado el segundo destino turístico de Cuba, después de Varadero, los cayos Coco, Guillermo, Paredón Grande y Antón Chico, que integran Jardines del Rey, se ubican al norte de la provincia de Ciego de Ávila, y cuentan con casi 80 kilómetros de litoral, con algunas playas, como la del Pilar, ubicada entre las cinco más bellas del mundo.
Sin población local, los cayos son habitados por turistas que disfrutan de arena fina y aguas cristalinas de distintos tonos de azul claro que llegan a confundirse en el horizonte con el cielo. De poca profundidad y protegidas por barreras coralinas, sus aguas son tranquilas, incluso para que niños pequeños caminen mar adentro para corretear entre bancos de arena.
Cayo Coco, la cuarta isla por extensión del archipiélago cubano, con 370 kilómetros cuadrados y 22 de playa casi virgen, fue de las primeras en iniciar su desarrollo hotelero en los años 90. Ahora, ante losdesafíos que impone la recuperaciónturística, Jardines del Rey apuesta por incrementar su oferta con destinos como cayo Paredón, donde acaba de inaugurar instalaciones.
Este enclave turístico no se limita a ofrecer sol y playa, también se pueden visitar fincas como ManacaArriba, que permite conocer los cam-pos tradicionales de Cuba; el sitio La Guira, con gastronomía criolla; la-gunas como La Redonda, con paseos en lancha para la observación de fauna y flora en el manglar, y avistamiento de aves, principalmente del flamenco rosado, emblema de la región, a la que se llega después de cruzar un pedraplén de 17 kilómetros de extensión, obra de la ingeniería cubana que permitió conectar los cayos con tierra firme.
A Cuba, afirma el ministro García Granda, se viene a vivir una experiencia, a sentir una cultura y a su gente y, sin duda, pese a las condiciones que ha impuesto el blo-queo de Estados Unidos, la isla mayor de las Antillas no ha dejado de ser única, por su gente, sus tradiciones y su cultura.
Tomado de La Jornada
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