“Hoy, 25 de marzo, en vísperas de un largo viaje estoy pensando en usted”. Así comienza una de las cartas más profundas de la historia dedicada a una madre. Fue redactada por José Martí en la ciudad de Montecristi, República Dominicana, en uno de los días más fecundos de su verbo inmortal. El Héroe Nacional de #Cuba se alistaba para volver a su país y continuar con la guerra necesaria por la definitiva independencia de España, en 1895.
Esta, la última misiva escrita a Leonor Pérez por su hijo, resume en cada frase la fortaleza, el ánimo, la esperanza y razones de quien se preparaba para un gran combate: “El deber de un hombre (y el de una mujer, por supuesto) está allí donde es más útil”. Y lo extraordinario, que lo acompañe siempre, el recuerdo de su madre.
A estas horas en que #CubaEsSalud y que sus galenos vuelven a escribir emocionantes páginas, ya sea dentro o fuera de la pequeña y solidaria Isla del Caribe, cabe la evocación a la epístola martiana, cuyo mensaje alienta y reconforta, a pesar de la gravedad de las situaciones: “Tengo razón para ir más contento y seguro de lo que usted pudiera imaginarse”.
Probablemente, a muchos de estos heraldos de la salud y la vida que marcharon a Italia, Surinam, Jamaica o al IPK a luchar contra el COVID-19, les faltó tiempo para despedirse de sus seres queridos. Postergaron los abrazos para cuando regresen vencedores del dolor y de la muerte. Dirán a sus madres que estarán cerca o en la eternidad: “No son inútiles la verdad y la ternura. No padezca.”