La Habana, 27 ene (ACN) Con la Patria en el corazón, iluminando calles con el fuego de la vida, millares de cubanos -jóvenes la mayoría- marcharon la noche de este viernes en la capital, para anticipar la llegada del 28 de enero y ofrendar a José Martí con el primero de muchos homenajes en su fecha natal.
Impresionante fue, como siempre, esta marcha de las antorchas, con el General-Presidente Raúl Castro a la cabeza, y que reunió a generaciones de jóvenes, aquella que no dejó morir al Apóstol en su Centenario y esta que, 64 años después, continúa aferrada al sueño martiano de una Cuba con todos y para el bien de todos, en Revolución para todos los tiempos.
La de este 27 de enero me hizo recordar las tantas veces que de la Colina Universitaria a la Fragua Martiana e, incluso, hasta el Parque Central, caminó -por esas mismas calles- nuestro Fidel, al frente de una multitud igual de incalculable y entusiasta. Su nombre paseó de boca en boca, en cantos y consignas. Sin estar, estuvo, más que nunca, casi corpóreo en el torrente de luz, multiplicado hasta el infinito, en ese clamor que sigue estremeciéndonos hasta las entrañas: ¡Yo soy Fidel!, ¡Yo soy Fidel.
Está y estará, porque Fidel somos nosotros, los hijos de esta Revolución, que mantendremos viva la llama para iluminar el presente y el futuro de la Patria, afirmó Jennifer Bello Martínez, presidenta de la Federación Estudiantil Universitaria de Cuba, la de Mella, Villena, Trejo, José Antonio, la de Fidel y Raúl.
¿Qué tiene ese gigante que ni antes, ni ahora, ni nunca, podrán los imperialistas con él? La respuesta estaba hoy en las calles de La Habana y de Cuba entera: tiene a su pueblo, al de Martí.
