El diplomático jefe del imperio y reconocido universalmente como enemigo de la revolución cubana y su pueblo, Marco Rubio, se ha superado a sí mismo en cuanto a crueldad y cinismo en su reciente declaración relacionada con nuestro país hermano Cuba.
¿Cómo puede hablar con una pizca de sinceridad sobre los derechos humanos en Cuba (un «garrote» habitual que se saca a relucir como parte de la misma vieja diatriba para justificar su conducta cruel e inhumana de genocidio hacia el pueblo cubano), cuando Estados Unidos está condenado como el principal cómplice y facilitador de la guerra genocida televisada que está llevando a cabo el régimen apartheid y asesino liderado por el acusado de crímenes de guerra Benjamin Netanyahu contra el valiente pueblo palestino, que ha causado cerca de 60 000 muertos, el 70 % de los cuales son mujeres y niños.
De la misma manera que han impuesto un bloqueo comercial y financiero criminal e ilegal de más de 60 años a Cuba, con el objetivo final de provocar un cambio de régimen como resultado del estrangulamiento económico. Un objetivo tan inalcanzable como un sueño, dada la resistencia de nuestros hermanos y hermanas cubanos a la hora de construir el tipo de sociedad que ofrece un rayo de esperanza a la masa de la humanidad, que un mundo diferente es posible, lejos de lo que ofrece el trumpismo y que forma parte integral del ADN del imperio.
Además, el desprecio con el que Estados Unidos y sus lacayos violan el derecho internacional refleja las limitaciones y la bancarrota del orden basado en normas defendido después de la Segunda Guerra Mundial y subraya la urgente necesidad de una reforma radical de las instituciones actuales.
Nuestra hermana Cuba puede estar segura de que, junto a la mayoría de la humanidad, ya sea en las trincheras o en las salas de juntas, puede seguir contando con el apoyo incondicional de los patriotas jamaicanos.
4 de julio de 2025