Este año nuestro pueblo celebra el 71 aniversario del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, realizado el año en que se conmemoraba el centenario del natalicio de nuestro héroe nacional José Martí.
Con escaso armamento y entrenamiento, el grupo de jóvenes dirigidos por Fidel Castro, Abel Santamaría, Raúl Castro, Ñico López y otros destacados revolucionarios que eran en su mayoría prácticamente desconocidos, realizaron aquella hazaña en la que muchos de ellos cayeron en combate o fueron asesinados, y que lamentablemente no tuvo de inmediato el éxito esperado; pero conmovió la conciencia nacional y fue un componente esencial de los preparativos de la lucha, que después continuaría en la clandestinidad y el exilio, en el desembarco del Granma y el movimiento guerrillero en la Sierra Maestra y las zonas urbanas y otras regiones montañosas del país, para culminar en gloriosa victoria del 1ro de enero de 1959.
Era la primera vez en el siglo XX que un movimiento revolucionario tomaba el poder a través de la lucha armada en la América Latina y el Caribe, después de derrotar un ejército profesional y las otras fuerzas represivas, entrenados y armados por el gobierno de los Estados Unidos.
Desde antes del triunfo revolucionario y los primeros momentos debimos enfrentarla hostilidad de nuestros poderosos vecinos, que en el último momento trataron de deshacerse de Batista, pero el tirano se resistió y la dirección revolucionaria liderada por Fidel, se movió con rapidez y audacia y no les dio tiempo para impedir la victoria popular.
Rápidamente comenzaron las campañas contra la Revolución, organizaron grupos hostiles que contaban con el apoyo del gobierno norteamericano, aunque en ocasiones debieron hacerlo con cuidado y no de manera abierta, por la gran simpatía de que gozaba la Revolución en sectores influyentes de la sociedad norteamericana e internacionalmente en especial en la América Latina y el Caribe y Europa.
Las medidas que iba adoptando el gobierno cubano, en especial la Ley de Reforma Agraria que afectaba importantes intereses económicos norteamericanos, la creación de las milicias populares, la búsqueda de la unidad entre las fuerzas revolucionarias y la participación del Partido Socialista Popular (comunista) en el proceso, y el estilo de contacto con los sectores populares en especial de Fidel, convencieron pronto a los que tenían alguna duda en los círculos de poder norteamericano, de que el proceso cubano era un poderoso adversario al que debían eliminar por todos los medios si aspiraban a dominar alguna vez nuevamente el país. Además muchos en la América Latina y el Caribe veían a Cuba como ejemplo de lo que se debe hacer contra los regímenes despóticos y represivos que gobernaban en sus países.
El resto de los acontecimientos hasta nuestros días es conocido, las sistemáticas agresiones contra Cuba, los intentos de asesinato contra sus líderes en especial el Comandante Fidel Castro, el apoyo a grupos contrarrevolucionarios, los sabotajes y actividades terroristas, el bloqueo económico, la campaña mediática sin precedentes a escala mundial contra el proceso cubano.
En fecha más reciente tratando de aprovechar coyunturas como la desintegración de la Unión Soviética y la comunidad socialista en Europa Oriental y su gravísimo impacto en la economía cubana, la muerte o envejecimiento de los líderes históricos de la Revolución, los desastres naturales y la pandemia del COVID19 e incluso los errores que se han cometido en medio de circunstancias muy adversas y difíciles, sometidos a las agresiones de la mayor potencia imperialista del mundo.
Así se ha recrudecido el bloqueo económico, la persecución financiera, los esfuerzos por profundizar y agudizar todas las dificultades, como la inclusión de Cuba en el listado de países promotores del terrorismo y muchas otras, en las que nuestro pequeño país tiene un record, acentuado por nuestra proximidad a la potencia imperial.
A pesar de todo, Cuba se esfuerza por resolver las dificultades, preservar los logros sociales, culturales, científicos, deportivos y en otros muchos campos y mantiene su política internacionalista de apoyo a todos los que luchan y sufren opresión en el mundo, Cuba no se rinde, ni renunciará a su sistema político y social y a la defensa de su soberanía e independencia nacional.