Declaración del Colectivo de la Asociación de Cubanos residentes en Portugal

Declaración del Colectivo de la Asociación de Cubanos residentes en Portugal

Está comprobado que 62 años de bloqueo no han logrado subvertir el orden político en Cuba.

Trump reforzó el bloqueo con 243 medidas nuevas y no hizo nada para flexibilizarlo por razones humanitarias ante el avance de la pandemia global.

Al contrario, promovió una campaña mediática de descrédito contra los médicos cubanos, multiplicó los proyectos de subversión interna e hizo lo imposible por impedir la adquisición de

medicamentos, medios de protección, pruebas diagnósticas e insumos básicos destinados al combate contra la epidemia y a la fabricación de vacunas en la isla.

Hasta la fecha, el Gobierno de Joe Biden aplica íntegramente la misma política.

No sólo las 240 medidas de Trump permanecen intactas, sino que se están desarrollando nuevas formas de desestabilización e injerencia, en particular de la mentalidad, a través de las redes sociales.

En el marco del “regreso” a las relaciones con Europa, Estados Unidos está alimentando la política anticubana en Europa.

Esto quedó claramente evidente en una reciente resolución del Parlamento Europeo con un contenido profundamente regional, de injerencia, falta de respeto y amenazas a Cuba, impulsadas por los partidos políticos de extrema derecha, algunos de los cuales tienen relaciones muy estrechas con Estados Unidos y la mafia anticubana de Miami.

La política de aplicación de medidas coercitivas unilaterales, conocidas como “sanciones” viola la Carta de las Naciones Unidas, y esconde un agresivo modelo de intervención.

Supone el uso de la coerción y la presión sobre las economías de aquellos países que Washington considera “enemigos”.

Se trata de la reedición de la vieja ambición hegemónica, el nuevo gran garrote de la diplomacia estadounidense, en un contexto en que ya EE.UU no controla el mundo a su antojo.

Más allá de la retórica que la justifica en nombre de la “democracia”, las sanciones son un instrumento de guerra, diseñado para hacer sufrir a pueblos con el fin de doblegar Estados soberanos, incluso insertando Estados miembros de la ONU - sin respaldo de la Organización - en listados de "países promotores del "terrorismo".

Los cubanos conocemos bien que, desde que se aprobó el bloqueo y entró a esa telaraña de disposiciones jurídicas norteamericanas que lo hacen difícil desenredar, el propósito fue claramente expuesto: estrangular a la Revolución en su economía y hacer estallar al pueblo con la pretensión de que subvierta a la propia Revolución que lo había liberado de todo yugo extranjero y clases explotadoras internas.

Al menos 10 agencias diferentes son responsables de hacer cumplir las diferentes disposiciones del bloqueo y, según la Oficina de Responsabilidad Gubernamental, el gobierno de EE. UU. dedica cientos de millones de dólares y decenas de miles de horas/hombre a administrar el bloqueo cada año.

Las llamadas regulaciones han venido complejizándose y detallan las sanciones, prohibiciones y los blancos de sus ataques, tanto en Cuba como hacia entidades en terceros países que entren en tratos con nuestro país.

En ese cálculo fallido no entró que el pueblo cubano no era sólo beneficiario de medidas de un gobierno revolucionario, a modo clientelar, que podía mudarse fácilmente a otras promesas.

El cambio fundamental es que se convirtió en sujeto consciente de su propio destino y no cedería jamás ésa conquista histórica de dignidad.

Que cese por parte de los Estados Unidos la manía política de injerencia en los asuntos internos de Cuba y, por lo tanto, asuma el respeto a la soberanía y a la autodeterminación.

La inveterada y demente política de que en Cuba se debe gobernar según lo mande el gobierno de USA y su oligarquía, con la violación de la Carta de las Naciones Unidas, debe cesar de hecho y de derecho.

Debe curarse del viejo apetito imperial de apoderarse de Cuba por cualquier medio, que le ha mantenido enajenado desde su fundación hasta el presente.

Y esta es la verdadera razón de sus agresiones de terrorismo político, económico, militar y propagandístico, así como de usurpación territorial.

Para los cubanos residentes en el exterior, las regulaciones del bloqueo también constituyen obstáculos cotidianos.

No hay ámbito del comercio y la navegación, que no sea impactado por el bloqueo, que también afecta a los ciudadanos estadounidenses en sus vínculos con el pueblo de Cuba.

Basta ya de Bloqueo y basta ya de dinero de los contribuyentes para pagar agencias diabólicas que al final del "chiste" nunca han "tumbado" a nadie porque no les conviene.

Entre los factores para eliminarlo está, y es fundamental, que Cuba y el pueblo cubano sigan adelante, sin ceder en lo esencial de su soberanía y demostrando su capacidad de incrementar sus vínculos internacionales y su inserción económica con el resto del mundo.

Lisboa, 26 de diciembre de 2024

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