La impronta de Fidel en varios ámbitos fue resaltada en el marco de la conmemoración por el aniversario 60 de las relaciones diplomáticas entre La Habana y el reino. Con la presencia de la embajadora de la Isla caribeña, Liurka Rodríguez, se escucharon testimonios de representantes de diferentes generaciones sobre los valiosos aportes del líder histórico de la Revolución cubana.
“Gracias a Fidel, mi esposa y yo estamos vivos”- comentó emocionado un joven camboyano, Loung Sopheap, quien en los 90 del pasado siglo era un bebé con serios problemas de enfermedad. Hasta aquí había viajado una brigada médica como parte de la idea del Comandante en Jefe de apoyar el sistema sanitario del país asiático.
“Mi padre se comunicó con los médicos cubanos en francés, lograron determinar mi padecimiento, y la cura”-compartió Loung. Le une a su esposa, además del amor, afirmó, una historia similar, pues también estuvo muy enferma por la época, e incluso prepararon su funeral, debido a la gravedad. “Los médicos cubanos también la salvaron, los padres de mi esposa solo hablaban khemer, pero no fue impedimento para que se entendieran. Hoy, ambos estamos vivos, por la medicina cubana y lo agradecemos, infinitamente”- acotó entre los aplausos del auditorio.
Frankie Baroudi se refirió a otra anécdota vivida en unos de los Festivales del Habano en Cuba, cuando conoció muy de cera a Fidel, quien solía frecuentar el famoso evento y siempre hablaba largas y fructíferas horas con los participantes. Recordó, su insistencia particular de que el fumar era un mal hábito, dañino para la salud, a pesar de encontrarse frente a prestigiosos fumadores del orbe. Frankie aseguró conservar, como uno de los mejores momentos de su vida, su apretón de mano cuya suavidad aún le conmueve.