Discurso del Excmo. Sr. Juan Antonio Fernández, Embajador de Cuba en Austria, con motivo del “Aniversario 165 del Natalicio de José Martí”

Distinguidos miembros del Cuerpo Diplomático de América Latina y el Caribe,

Amigas y amigos de la solidaridad en Austria;

Compatriotas:

La memoria histórica y el deber latinoamericano nos convocan una vez más para rendir homenaje a uno de los más universales hombres, poetas, pensadores y revolucionarios, José Martí. En esta ocasión, lo hacemos próximo a celebrarse el “Aniversario 165 de su Natalicio”, este 28 de enero.

Los cubanos admiramos infinitamente a José Martí. Fue un pensador incansable en el arte y en la política. El Apóstol de la Libertad de Cuba, quien consagró toda una vida y pensamiento a lograr la unidad de todos los cubanos y para quien el desvelo más importante fue fundar una república libre e independiente.

Fundador del Partido Revolucionario Cubano y del periódico “Patria”; también el líder y organizador de la Guerra de Independencia de 1895, gesta a la que él mismo significó como "necesaria". Décadas después, el pensamiento martiano inspiraría a un grupo de jóvenes cubanos liderados por Fidel Castro, la llamada Generación del Centenario, para hacer la más profunda Revolución de nuestra historia patria y alcanzar la verdadera y definitiva independencia.

Martí trasciende la insularidad de Cuba. De América fue hijo y a ella se debió. Su lucha por la independencia de Cuba se complementó con la lucha por la unión de todos los pueblos latinoamericanos. Fue un ferviente defensor de la identidad de la región y la riqueza de la América hispana, que para Martí descansaba en la interculturalidad de nuestros pueblos mestizos,  indígenas y afroamericanos.

Su profundo amor por “Nuestra América”, se acrecentó a través de sus vivencias en diferentes países de la región. Durante su estancia por México laboró como periodista y desarrolló una importante actividad política y cultural. Fue en tierra azteca donde  conoció a la camagüeyana Carmen Zayas-Bazán, su compañera y madre de su hijo José Francisco, apodado el “Ismaelillo”.

La segunda nación latinoamericana del periplo de su vida fue Guatemala; una tierra que enriquecería su sensibilidad de poeta y que le inspiró a escribir los célebres versos de “La niña de Guatemala”.

Luego vendría su viaje a Venezuela, a donde llegó “sin sacudirse  el polvo del camino” para ir a rendir su tributo ante la estatua de Bolívar.  En Caracas fundó la “Revista Venezolana”.  Cuando hubo de partir, como muestra de amor y pasión escribió: “Deme Venezuela en qué servirla: ella tiene en mí un hijo”. 

De Martí, sobresale también su labor diplomática en nombre de la República Oriental del Uruguay, como Cónsul de este país en Nueva York; y representando también a la Argentina y el Paraguay. Fue nombrado delegado de Uruguay durante la Conferencia Monetaria de las Repúblicas de América.

La organización de la “Guerra Necesaria”, lo llevó a visitar también Jamaica, Haití y la República Dominicana, donde rubricó junto a Máximo Gómez el “Manifiesto de Montecristi”.

José Martí supo reconocer las necesidades más urgentes del continente. Primero arrancar de América los últimos restos del colonialismo español y, segundo, afianzar la unión de las jóvenes repúblicas hispanoamericanas para contener así los impulsos imperialistas de los Estados Unidos. Con fino juicio, desde época temprana llamó a la acción concertada de toda la América Latina: “Injértese en nuestras repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser el de nuestras repúblicas”.

En el actual escenario latinoamericano  la vigencia del pensamiento martiano para Nuestra América ha de estar presente, porque sigue siendo “...la hora  del recuento, y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes…”. Esa máxima martiana de unión e integración para el continente, dentro de la rica diversidad que compartimos, ya ha visto sus frutos hoy con la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).

La figura de José Martí se ensancha con el paso del tiempo. Todos debemos   volver a encontrarnos con su obra, ahondar en esas ideas, en ese manantial inagotable de sabiduría política, revolucionaria y humana. Somos y seremos martianos, como somos y seremos fidelistas, latinoamericanos, y antiimperialistas.

A todos por acompañarnos en esta mañana de recordación al Martí de las Américas;

Muchas gracias

(EmbacubaAustria / Cubaminrex)

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