Discurso ofrecido por el embajador de Cuba en Panamá Victor Cairo Palomo, en acto por el Día de la Rebeldía Nacional de Cuba

Estimada Directora del Archivo Nacional;

Estimada Directora del Registro Público;

Estimados jefes de misiones en Panamá y representantes del cuerpo diplomático acreditado en Panamá;

Estimadas amigas y estimados amigos;

Es un enorme placer para mi estar con ustedes hoy para celebrar el 26 de julio, Día de la Rebeldía Nacional en Cuba. Esta celebración, tiene lugar en el Archivo Nacional de Panamá donde se preserva parte del patrimonio documental nacional del pueblo panameño.

Conservar el patrimonio documental es una tarea de alto valor para las naciones, en particular las nuestras que necesitan conservar y promover el estudio de la historia por las nuevas generaciones. La exposición que podremos ver a continuación recrea diversos momentos de los históricos vínculos entre ambos países.

Los pueblos que olvidan su historia están condenados a perder su cultura, sus tradiciones y su soberanía, al quedar expuestos a cometer los mismos errores del pasado.

Cuba, como el resto de nuestras naciones, está amenazada por fuerzas externas colonizadoras que pretenden desde el uso del poder tecnológico y económico, imponernos patrones de pensamiento, enfoques exógenos, reinterpretaciones de hechos históricos para intentar desvirtuar la historia de las luchas por nuestra independencia, por nuestra libertad y por nuestra soberanía.

Estimadas y estimados:

Cuba vive en su historia. Es por eso que la conmemoración del Día de la Rebeldía Nacional se convierte en un momento especial y en un momento de reflexión sobre las enseñanzas que nos legó los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, ocurridos aquel 26 de julio de 1953.  

Los protagonistas de aquella gesta fueron un grupo de jóvenes, liderados por el Comandante en Jefe, quienes sin experiencia militar, comprometidos con la construcción de un país libre y soberano, removieron los cimientos de la dictadura de Fulgencio Batista.

La valentía y la dignidad de esos jóvenes no fue algo exclusivo ni accidental. Durante aquel hecho, la dictadura batistiana mostró toda su crueldad, como describió el propio Fidel en su autodefensa histórica frente a sus acusadores, conocida como la Historia Me Absolverá, y cito: “

Con un ojo humano ensangrentado en las manos se presentaron un sargento y varios hombres en el calabozo donde se encontraban las compañeras Melba Hernández y Haydée Santamaría, y dirigiéndose a la última mostrándole el ojo, le dijeron: “Este es de tu hermano, si tú no dices lo que no quiso decir, le arrancaremos el otro.” Ella, que quería a su valiente hermano por encima de todas las cosas, les contestó llena de dignidad: “Si ustedes le arrancaron un ojo y él no lo dijo, mucho menos lo diré yo.” Más tarde volvieron y las quemaron en los brazos con colillas encendidas, hasta que, por último, llenos de despecho, le dijeron nuevamente a la joven Haydée Santamaría: “Ya no tienes novio porque te lo hemos matado también.” Y ella les contestó imperturbable otra vez: “Él no está muerto, porque morir por la patria es vivir.” Nunca fue puesto en un lugar tan alto de heroísmo y dignidad el nombre de la mujer cubana”. Fin de la cita.

Y a pesar de lo brutal de aquella represión, y del apoyo que tenía la dictadura batistiana de gobiernos de EEUU, la Revolución cubana ha sido tan profundamente humanista y ética, que nunca estuvo motivada por el odio ni por la venganza. Fidel en su defensa dijo: “Para mis compañeros muertos no clamo venganza. Como sus vidas no tenían precio, no podrían pagarlas con las suyas todos los criminales juntos. No es con sangre como pueden pagarse las vidas de los jóvenes que mueren por el bien de un pueblo; la felicidad de ese pueblo es el único precio digno que puede pagarse por ellas”.

Esos acontecimientos despertaron a todo un pueblo que sufría en su inmensa mayoría la miseria impuesta por un modelo económico excluyente, oligárquico, servil a los intereses de grandes compañías y monopolios de Estados Unidos.

Desde aquel entonces, el pueblo cubano encontró en aquellos jóvenes valientes la ejemplaridad, la verdad de que sí se puede vencer los más grandes obstáculos que puedan existir y enfrentarse, si se hace con dignidad, sacrificio y valentía. El pueblo cubano, inspirado en esa epopeya, fue protagonista absoluto de su Revolución.

El pensamiento martiano se convirtió en el centro del ideario que motivaba a aquellos jóvenes a retomar la lucha por la independencia definitiva de Cuba, esa que fue arrebata miserablemente por EEUU en 1898.  Fidel Castro Ruz en su alegato, señaló a Martí como el autor intelectual de aquella extraordinaria gesta histórica, y antes de partir al combate, expresó a sus compañeros:

“Podrán vencer dentro de unas horas, o ser vencidos, pero de todas maneras, ¡óiganlo bien, compañeros!, de todas maneras este movimiento triunfará. Si vencen mañana, se hará más pronto lo que aspiró Martí. Si ocurriera lo contrario, el gesto servirá de ejemplo al pueblo de Cuba, a tomar la bandera y seguir adelante”.

Amigas y amigos:

En la actualidad, Cuba vive momentos económicos complejos. Nuestro pueblo y su Revolución enfrentan una guerra económica cruel y un bloqueo genocida que intenta rendir por hambre y necesidades el coraje de nuestro pueblo luchador. Nos intentan reconvertir en una colonia, en esa que ya nuestros abuelos y padres vivieron antes de 1959. En ese complejo escenario, algunos peones del Imperialismo se muestran eufóricos desesperados y con discursos triunfalistas.

Pero, sepan ustedes que la Revolución Cubana seguirá haciendo revolución, cambiando todo lo que deba ser cambiado, construyendo su propio modelo económico, profundizando en la emancipación de la mujer y el hombre, sin dejar a nadie atrás; ampliando la participación directa de las masas en el desarrollo de la patria. Continuará siendo soberana para construir su propio camino y su propia historia.

Mantendremos en alto el espíritu de hacer lo imposible, de no temblar jamás ante el sacrificio, de no rendir jamás la causa ni nuestra libertad. De convertir, como en el Moncada, cada revés en victoria y mantener en alto las banderas de la dignidad y el socialismo.

Vivan los mártires y héroes de la Revolución cubana

Viva Cuba Libre

Patria o Muerte, Venceremos.

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