Héroe de la República de Cuba, junto a sus cuatro compañeros, Antonio Guerrero es hoy Presidente de la Unión Nacional de Arquitectos e Ingenieros Civiles de Cuba y está vinculado al sector del turismo. Aprovechando su tránsito por el país, representando a Cuba en la BTL -Bolsa de Turismo de Lisboa-, concedió una entrevista a Avante y participó en una actividad de solidaridad realizada el día 13 en la sede de la Asociación de Amistad Portugal-Cuba, en Lisboa.
¿Qué importancia tiene para Cuba la solidaridad en un momento como este?
En Portugal, la solidaridad con Cuba nunca se ha detenido; tiene tantos años como la propia Revolución. Pero en esta etapa tan compleja, no solo para Cuba, sino para todo el mundo, es muy importante impulsar esta solidaridad y desarrollar los puentes entre los dos países. Martí decía que sólo con grandes amigos se pueden hacer grandes cosas. Nosotros seguimos trabajando, defendiendo nuestro rumbo, buscando nuevas vías que se adapten a nuestra realidad y que sean capaces de mantener la justicia y la dignidad que nos proporcionó la Revolución. Y el apoyo moral, solidario, fraterno, de lucha por una causa común, nos da mucho aliento y más fuerza para continuar.
¿Qué es lo que más le hace falta a Cuba y cómo la campaña nacional de solidaridad que está en marcha en Portugal podrá ayudar?
Más que todo, valoramos la solidaridad sincera, basada en la unidad de principios y en la convicción de que un mundo diferente, mejor, es posible. Es esa la solidaridad que hemos mantenido y queremos seguir manteniendo con los amigos portugueses. Eso para nosotros tiene un valor inestimable, incluso más que cualquier apoyo material. Pero existen grandes necesidades, por ejemplo, en el sector de la Salud: hay amigos que hacen donaciones a nuestros hospitales y que, con ello, ayudan a salvar niños, que de otra manera estarían condenados por el bloqueo que nos impide el acceso a ciertos medicamentos y equipos médicos.
Los EE.UU. volvieron a colocar a Cuba en la llamada lista de “países patrocinadores del terrorismo”. ¿Qué se pretende con esa medida y qué efectos prácticos tiene en el día a día de los cubanos?
Cuando Biden, ya en los últimos días de su presidencia, retiró a Cuba de esa lista (en la cual nunca debería haber estado), sabíamos que esto ocurriría… Esta medida tiene un efecto sobre el propio bloqueo, agravándolo. Incide sobre las operaciones bancarias, perjudica el intercambio comercial y el turismo. Además de prohibir viajes de norteamericanos a Cuba, obstaculiza a los que hayan viajado a Cuba su entrada en los Estados Unidos. Por consiguiente, se trata de una medida extraterritorial, ilegal y sin ningún soporte moral. Es una forma de estrangular aún más a Cuba. Los Estados Unidos conocen los esfuerzos que Cuba lleva a cabo para construir una sociedad más justa y hacen lo posible por impedirlo.
Los EE.UU. son el país más terrorista del mundo. Digo esto no como una respuesta a la acusación que nos hacen, sino basado en la verdad y en la historia: fueron los Estados Unidos los que más bombardearon a otros países y fomentaron la actividad terrorista. Cuba, por su parte, jamás cometió un acto terrorista y nunca ha tratado de perjudicar la seguridad de cualquier país, incluidos los Estados Unidos. Es más: de una forma altruista, Cuba trata de ayudar a otros países, con médicos y profesores.
Estuviste, con otros compañeros, preso en los EE.UU. por defender a Cuba del terrorismo. ¿Cómo reaccionas ante la inclusión de Cuba en esa lista arbitraria e inmoral?
Yo conocí las “entrañas del monstruo”, como decía Martí. En un cierto momento de nuestras vidas, nosotros, los Cinco, tuvimos que ir allí a detener acciones terroristas que se organizaban y financiaban desde los Estados Unidos contra Cuba. Cada uno de nosotros tiene su experiencia personal y tuvimos itinerarios en la vida que nos acercaron a esa política terrorista de los EE.UU. contra Cuba.
La conocemos por dentro: el financiamiento, el entrenamiento, el apoyo a todos esos grupos en territorio norteamericano, cuyos miembros circulaban impunemente por las calles de ese país.
Durante nuestro largo juicio, se sintió el peso de la acusación de Cuba contra el terrorismo de los EE.UU., a tal punto, que tuvieron que encontrar subterfugios legales para impedir que la defensa pudiese llamar a varios testigos, que revelarían esa práctica. No querían que se conociesen las razones de Cuba y lo que nos llevaba a estar allí.
¿Qué papel desempeñó la solidaridad durante todo ese largo y penoso proceso?
Para nosotros, la solidaridad mundial se convirtió en el alma de la resistencia. Los Cinco se hicieron conocidos y la “colosal injusticia” de la cual hablaba Fidel, quedó clara. Hubo acciones en todo el mundo que nos dieron una fuerza moral tremenda para resistir. A las cárceles en que nos encontrábamos llegaron cartas, mensajes y periódicos, como el Avante, que también creaba un ambiente entre otros presos que nos resultaba más favorable: “si reciben tantas cosas, no pueden ser malos…” El periódico se les pasaba a otros presos que hablasen portugués o español. Era fantástico recibir ese apoyo y ver la Fiesta de Avante en su preparación y tanta gente involucrada en las luchas…
Aprovecho esta oportunidad para agradecer el apoyo que recibimos de tantos amigos portugueses y del propio Avante. Estar aquí hablando con Avante tiene mucho significado para mí.
¿Cómo Cuba está respondiendo a todas esas dificultades?
La Revolución no es negociable. Somos un faro hacia el cual todo el mundo mira. Con todos los problemas que enfrenta, Cuba mantiene sus universidades, las escuelas gratuitas, el sistema de salud. Nuestra meta es lograr, en medio de todos esos desafíos, encontrar caminos para nuestro desarrollo, eliminando las causas de la emigración y creando más oportunidades para las personas. Seguiremos cambiando todo lo que deba ser cambiado en nuestra economía y en nuestra sociedad, pero sin perjudicar las cuestiones fundamentales.
El pueblo cubano es muy informado, culto y participativo, pero no debe ser fácil estar sujeto a tantos años de bloqueo. ¿Cómo mantener el apoyo a la Revolución en esas circunstancias, sobre todo por parte de las nuevas generaciones?
Cuba no vive aislada del mundo. Somos un país con muchas limitaciones. A partir de los años 90 y de un “período especial” tan violento, en virtud de la desaparición del campo socialista, ocurrió una transformación muy profunda en la correlación de fuerzas a escala internacional. Las desigualdades aumentaron; las oportunidades no son para todos, y en este mundo vivimos nosotros, los cubanos, y nuestros jóvenes, nuestra sociedad. Entre los cubanos, están los que se van, es verdad, pero son muchos más los que valoran a la Revolución y sienten una inmensa dignidad por ser cubanos. Tenemos un pueblo -los jóvenes, los menos jóvenes- que está dispuesto a defender a Cuba hasta donde sea necesario.
(Tomado de Avante!)