El bloqueo económico norteamericano también afecta a la industria turística cubana

Susan y Michael son norteamericanos. Visitan Cuba con regularidad, porque la prefieren como destino turístico. Cada año viajan con su familia o amigos. Aseguran que además de sus bellezas naturales disfrutan mucho la calidad de las personas, la solidaridad y la música.

Son clientes usuales del Hotel Saratoga, uno de los más prestigiosos de la ciudad. Añaden que además del buen servicio, tener una ciudad como La Habana y su centro histórico tan cerca, es un privilegio.

Pero como muchos de los estadounidenses, que eligen Cuba, desde el pasado 5 de junio de 2019, ellos no han podido planificar su viaje. Desde entonces, la Oficina para el Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro y el Buró de Industria y Seguridad (BIS) del Departamento del Comercio de  Estados Unidos, anunciaron que se eliminarían las licencias generales para los viajes educativos grupales «pueblo a pueblo».

Cuando en el 2018 la Administración Trump prohibió estos viajes a título individual y obligó a quienes quisieran visitar Cuba, hacerlo bajo el patrocinio de una organización estadounidense, desestimuló de manera considerable la llegada de viajeros.

Durante este periodo, la entrada de visitantes estadounidenses por la vía aérea decreció en un 28,6%, lo que representó una disminución de 103 mil 161 visitantes con respecto a 2017; un problema que impactó de manera negativa, sobre todo, en la recaudación de ingresos. Sin embargo, muchos continuaron regresando a Cuba, entre ellos Susan y Michael.

LOS CRUCEROS DEJARON DE SER UNA OPCIÓN

Aunque la situación, ya venía en descenso con esta prohibición, se producía un incremento del arribo de cruceristas. Si bien la entrada por esta vía era mucho menor, los estadounidenses continuaban deseando conocer Cuba y, mantenerse como la segunda plaza en el mercado emisor hacia el destino, detrás de Canadá.

Michel Bernal Quicutis, Director comercial del Ministerio de Turismo de Cuba (Mintur), explicó a la prensa en aquel entonces, que en el primer cuatrimestre del año, se recibieron un total de 257 mil 500 visitantes estadounidenses, para un crecimiento del 93.5%. De ellos, el 55% arribaba al país vía cruceros, una modalidad que comenzaba a crecer considerablemente en el año.

Sin embargo, ese mismo 5 de junio de 2019, al suprimir las licencias generales para los viajes educativos grupales y eliminar por completo la posibilidad de viajar bajo esta categoría, el gobierno de Estados Unidos dio a conocer otras alertas.

Por aquellos días, la bahía de La Habana cobraba vida con la entrada y salida de cruceros, hasta que además, desde la Casa Blanca aplicaron la política de negación de licencias a las aeronaves no comerciales y embarcaciones de pasajeros y recreativas en estancia temporal, incluyendo el arribo de cruceros a Cuba.

A esto se unió un mes después, la nueva alerta de peligrosidad para los viajes a Cuba que del nivel 3 (reconsiderar el viaje) disminuía al nivel 2 (ejercitar medidas de mayor precaución).

MÁS ALLÁ DE LOS VIAJES

La OFAC dispuso, además, en ese mismo mes de junio, que los viajeros estadounidenses que llegasen a Cuba, bajo cualquiera de las 12 categorías permitidas durante el Gobierno de Barack Obama, no podrían realizar transacciones financieras directas, con empresas incluidas en la Lista de Entidades Cubanas Restringidas.

Dicho listado ilegal, que había sido actualizado por el Departamento de Estado de EE.UU desde el 14 de noviembre de 2018, adicionaba 26 empresas y subentidades, con las cuales los ciudadanos estadounidenses no podrían realizar transacciones financieras directas. La mayoría de las nuevas entidades fueron hoteles y empresas del sector del turismo.

Estas limitaciones provocan que para las operaciones de muchas de las empresas turísticas cubanas, fuese más difícil y costosa la realización de negociaciones. La agencia de viajes Cubatur, por ejemplo, sufrió afectaciones monetario financieras ascendentes a 497 mil 800 dólares como resultado de gastos de servicios bancarios, variación de tasas de cambio y la utilización de alternativas bancarias como pasarelas de pago.

Mientras, la empresa Havanatur enfrentó perjuicios por la negativa de bancos corresponsales de procesar pagos a clientes. Ante estas limitaciones, ocurrieron el cierre de cuentas bancarias en terceros países, la retención de fondos y la cancelación de servicios de procesamiento de tarjetas de crédito.

No fue solo hacia las entidades cubanas que se hicieron efectivas dichas medidas. La compañía británica Adler Manufacturing Limited (ADLER), dedicada a promocionar empresas y negocios en Reino Unido, a través de productos con impresiones, informó a la oficina de turismo de la embajada de Cuba en ese país, la cancelación de una orden hecha el 25 de septiembre del mismo año.

Según explico ADLER, su nueva empresa transportista era la compañía estadounidense United Postal Service of America, razón por la cual no podían mantener los vínculos con Cuba.

LAS IMPLICACIONES DEL TÍTULO III DEL ENGENDRO CONOCIDO COMO LEY HELMS-BURTON

Con la activación del título III de la Ley Helms Burton, el presidente Donald Trump pretendía ahogar mucho más a la economía de la Isla y ahuyentar a potenciales inversionistas interesados en el mercado local. Aun cuando las alertas y el empresariado internacional se veían amenazados por esta nueva iniciativa, el ministro del Turismo de Cuba, Manuel Marrero transmitió confianza, el aseguramiento legal y el acompañamiento del Gobierno cubano ante cualquier manifestación de amenaza por ese engendro legislativo.

«En primera instancia, afecta a las compañías estadounidenses, pero igualmente no podrá ser aplicada dentro de Cuba. Todas las empresas que tienen negocios en el país tienen total seguridad jurídica a tenor de la Ley 118 de la Inversión Extranjera y la Ley 80 de la Dignidad Nacional», explicó el Ministro en el contexto de la Feria del Turismo este año.

Igualmente, y aunque no tuvieron efecto legal fueron presentadas a la Corte Federal para el Distrito Sur de Florida cuatro demandas amparadas en el título III de la Ley Helms Burton, el 24 de junio del 2019. Las quejas fueron presentadas contra las entidades cubanas Gran Caribe, Cubanacan S.A., el Grupo de Turismo Gaviota S.A y las extrajeras Trivago de Alemania y Booking.com de Holanda. Los demandantes alegan ser supuestamente dueños originales de Cayo Coco y del balneario de Varadero.

Así mismo, el 21 de mayo del 2019, se interpusieron otras demandas en ese tribunal, en virtud del título III, contra cuatro entidades cubanas por la realización de actividades con fines de lucro (“trafficking”, en inglés) en el Hotel San Carlos, en Cienfuegos. Las empresas demandadas fueron el Grupo Hotelero Gran Caribe, S.A., la Corporación de Comercio y Turismo Internacional Cubanacan S.A., el Grupo de Turismo de Gaviota S.A. y la Corporación CIMEX S.A.

Además de las empresas cubanas otras como Meliá han sido demandadas en la corte. Sin embargo, hasta el momento, ninguna de estas entidades ha sido procesada por dichas demandas.

PÉRDIDAS MILLONARIAS

El bloqueo económico, comercial y financiero norteamericano contra el país tiene casi 60 años y ha provocado importantes afectaciones materiales a la Isla.

Desde abril del 2018 hasta marzo de 2019, esa guerra económica ha causado pérdidas a Cuba en el sector del turismo valoradas en mil 383 millones de dólares, según el Informe de Cuba contra el Bloqueo. El sector turístico del país se ha visto afectado en importantes esferas relacionadas con los viajes, los servicios, las operaciones y los aseguramientos logísticos.

La más reciente de estas medidas, que entrará en vigor el próximo 10 de diciembre, suspende los vuelos regulares desde Estados Unidos hacia nueve destinos en Cuba. Según ha expresado el Secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo,  esta acción es un mensaje claro de que están tomando medidas firmes contra la Isla. Igualmente, entraran en vigor otras disposiciones que revocan la autorización a Cubana de Aviación para rentar aviones; una medida que ha obligado a la aerolínea a cancelar varios de sus vuelos.

Según el Informe contra el Bloqueo, de no existir esta política, se estima que el 35% del total de visitantes a Cuba en un año podrían ser estadounidenses. Bajo esta hipótesis, la cifra total de turistas procedentes de esa nación en 2018 hubiese sido de 1 millón 656 mil 298, pasando a ser el principal mercado emisor de viajeros hacia la Mayor de las Antillas.

Las regulaciones y presiones políticas de Estados Unidos hacia Cuba provocan, actualmente y desde hace más de dos décadas, no solo grandes perjuicios al desarrollo económico del país. También inciden negativamente sobre el bienestar de los cubanos, y obstaculizan la libertad de sus propios ciudadanos; estadounidenses que como Susan y Michael no podrán, por el momento, visitar la Isla.

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