Berlín, 24 de julio de 2024.- El presidente de la Red de Solidaridad con Cuba en Alemania, Dr. Edgar Göll, publicó un artículo sobre la realidad de los efectos del bloqueo estadounidense a Cuba, su recrudecimiento por la inclusión de la Isla en la lista de Estados patrocinadores del terrorismo y la posición de la opinión pública internacional al respecto. La publicación puede verse en el número 201 de la revista sobre política internacional WeltTrends, de Potsdam, y en la página oficial de la Red de Solidaridad con Cuba en Alemania.
https://welttrends.de/welttrends-201-revolte-des-globalen-suedens/
https://www.netzwerk-cuba.org/2024/07/31171/
A continuación, ofrecemos la traducción íntegra del artículo.
El Gobierno de EE.UU., cada vez más aislado si de Cuba se trata
Autor: Edgar Göll
Las demandas para que se ponga fin al bloqueo económico, comercial y financiero unilateral impuesto a Cuba por EE.UU. aumentan en todo el mundo y son cada vez más vehementes. Esto ocurre en tiempos de una situación de abastecimiento extremadamente difícil y de una delicada crisis en Cuba, que es peor que el “período especial en tiempos de paz” de principios de los años 90, tras el fin de la cooperación económica socialista real. Al mismo tiempo, EE.UU. se encuentra de nuevo en medio de una campaña electoral polarizada entre dos candidatos presidenciales muy viejos y muy diferentes.
El bloqueo estadounidense, que a menudo se denomina erróneamente embargo, con sus innumerables medidas individuales y sanciones, acompañadas de las actividades subversivas contra Cuba, ha existido en diversas formas desde el triunfo de la Revolución Cubana en 1959. Estas medidas coercitivas unilaterales de los EE.UU. van mucho más allá de los embargos comerciales convencionales, son integrales, tienen efectos extraterritoriales, incluyen esfuerzos multilaterales para provocar aislamiento económico y político, también restringen los bienes humanitarios en términos reales, y están embebidas en el esfuerzo de décadas para desestabilizar a la Cuba socialista y provocar un cambio de régimen. La primera frase del plan de invasión estadounidense presentado por el Departamento de Estado, el Departamento de Defensa y la CIA en otoño de 1959 afirma: “El propósito del programa aquí esbozado es sustituir el régimen de Castro por otro que (...) sea más aceptable para Estados Unidos de una manera que evite la apariencia de una intervención estadounidense.” (citado en: Horst Schäfer: “Im Fadenkreuz: Kuba”). En abril de 1960, Lester Mallory, subsecretario adjunto del Departamento de Estado estadounidense, escribió un memorándum en el que afirmaba: “La mayoría de los cubanos apoyan a Castro (...). No existe una oposición política efectiva. (...) Una oposición militante a Castro desde fuera de Cuba sólo le serviría a él y a la causa comunista. La única forma previsible de privarles de apoyo interno es mediante el desencanto y la insatisfacción que surjan del malestar económico y las dificultades materiales. (...) hay que emplear rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica de Cuba… una línea de acción que (…) logre los mayores avances en la privación a Cuba de dinero y suministros, para reducirle sus recursos financieros y los salarios nominales y reales, provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del Gobierno” cf. (https://history.state.gov/historicaldocuments/frus195860v06/d499).
Desde entonces, los objetivos subyacentes y la lógica de este plan de intervención siguen siendo los mismos, pero los medios han cambiado, como muestran las declaraciones actuales de los políticos estadounidenses: “Hoy sólo hay una posición política sensata para la administración Biden: lanzar una invasión capitalista a la isla cubana. No es necesaria la fuerza bruta. Puede hacerlo utilizando nuestra armada capitalista, como Royal Caribbean, Carnival y Norwegian Cruise Line; nuestro ejército capitalista, como Hilton, Apple y Starbucks; y nuestra fuerza aérea capitalista, incluyendo American Airlines, Delta y Jet Blue.” (Philip Levine: “Unleashing capitalism in Cuba is the smart choice for Biden and the Democrats” Op-Ed in: Miami Herald Sunday, 5 June 2022. Levine fue dos veces alcalde de Miami Beach y candidato a gobernador de Florida).
En el 65 aniversario de la República de Cuba, los partidarios de la línea dura en EE.UU. parecen haberse acercado a su objetivo: los daños causados o recrudecidos por la política hostil de EE.UU. son enormes. Están descritos en los informes anuales del gobierno cubano, al igual que los efectos adversos sobre terceros países. Ante los continuos cuellos de botella en los suministros, el resentimiento y la impaciencia crecen y provocan la emigración, especialmente entre los jóvenes: desde finales de 2021, más de 500.000 ciudadanos han emigrado de Cuba, es decir, alrededor del 4% de la población. Ante los complejos y dinámicos acontecimientos, al gobierno cubano le resulta difícil ofrecer soluciones adecuadas y luego hacer que se apliquen. A sectores cada vez más amplios de la población parece resultarles fácil culpar únicamente a su Gobierno de los problemas, como propagan a diario vehementes campañas en las redes sociales desde Estados Unidos. Olvidan, sin embargo, las dificultades en el suministro de petróleo, el aumento global de los precios, los efectos de la pandemia de coronavirus, la desastrosa política de Trump, las pérdidas de cosechas debido al cambio climático, el gran incendio de las instalaciones de almacenamiento de petróleo en Matanzas y el devastador huracán Ian.
Más allá de Cuba: el bloqueo secundario
Basándose en su ley nacional con “efectos extraterritoriales” (bloqueo secundario), las instituciones de la superpotencia estadounidense se han arrogado el derecho de obligar a los actores extranjeros a pagar elevadas multas por cooperar o comerciar con instituciones y socios cubanos. Los inversores se ven disuadidos por esta “política del miedo”; empresas, bancos, organizaciones, incluso asociaciones y ciudadanos de todos los países se ven perjudicados en sus derechos y libertades civiles. Por ejemplo, los ciudadanos de la UE que han estado anteriormente en Cuba tienen que pasar por el antiguo, complejo y largo proceso de visado de EE.UU. en lugar del procedimiento en línea ESTA. La “base legal” para ello: en su última semana en el cargo, Trump incluyó arbitrariamente a Cuba en su lista de “Estados patrocinadores del terrorismo” (SSoT- State Sponsors of Terrorism). Cientos de bancos y otras instituciones han cancelado contratos de suministro y servicios bajo la presión de Estados Unidos. Un grupo de expertos de la ONU instó recientemente a la administración estadounidense a revisar críticamente sus procedimientos para categorizar a otros Estados como patrocinadores del terrorismo, imponiendo así severas restricciones a las transacciones financieras. Según los expertos, la categorización la realiza el gobierno estadounidense de forma unilateral, y solo esto “viola los principios fundamentales del derecho internacional, incluidos el principio de igualdad soberana de los Estados, la prohibición de injerencia en los asuntos internos de los Estados y el principio de solución pacífica de las controversias internacionales.”
Los efectos negativos para el desarrollo de Cuba de muchas de estas medidas coercitivas estadounidenses deberían ser evidentes. El aumento de los costos por los retrasos, los contratos de sustitución y las condiciones de entrega son otro efecto negativo. Todas las innumerables, complejas e intrincadas consecuencias negativas de la política estadounidense contra Cuba son negadas o trivializadas por los perpetradores, e incluso catalogadas como excusa torpe de un gobierno incompetente y un sistema económico (socialista) disfuncional. La víctima es entonces, además, humillada y presentada como culpable. Diariamente se constata como esto es compartido y reproducido por la mayoría de los medios de comunicación occidentales autorizados y la política dominante.
Votos y sentencias contra el bloqueo
Con este turbulento y problemático telón de fondo, las protestas contra el bloqueo de la administración Biden están creciendo significativamente en Estados Unidos y en todo el mundo. Un ejemplo significativo de ello son las votaciones anuales en la Asamblea General de la ONU sobre este asunto. En las votaciones sobre las resoluciones de Cuba exigiendo el fin del bloqueo, EE.UU. siempre sufre una estrepitosa derrota. En noviembre de 2023, por ejemplo, 187 estados votaron en contra del bloqueo de la superpotencia a Cuba por 31 vez consecutiva. Apenas dos semanas después de esa clara exigencia de la comunidad internacional, se aprobó en Bruselas, en la sede del Parlamento Europeo, una sentencia inequívoca contra el bloqueo: “Las amplias sanciones políticas y económicas impuestas a la República de Cuba desde 1960 violan el derecho internacional.” Esta decisión unánime es el resultado de un tribunal, compuesto por distinguidos jueces, abogados y juristas de varios países. Bajo la presidencia de Norman Paech, catedrático de Derecho Internacional en Hamburgo, y con el apoyo de expertos internacionales en diversos campos del Derecho, así como de víctimas de los diversos perjuicios del bloqueo procedentes de distintos países, se analizaron documentos, se escucharon acusaciones y se presentaron declaraciones de testigos presenciales. El lema del tribunal internacional de dos días de duración fue «Unblock Cuba, unblock us», en el sentido “Liberen a Cuba y a nosotros del bloqueo”. La sentencia continuaba: “El bloqueo ha causado directa e indirectamente la pérdida de numerosas vidas, y la decisión de EE.UU. de mantener este bloqueo, hasta que el pueblo cubano decida doblegarse a EE.UU., muestra una determinación de mantener medidas que, a largo plazo, pretenden provocar la destrucción física de, al menos, una parte del pueblo cubano. Tal actitud podría constituir un delito de genocidio.” Las conclusiones del tribunal confirman claramente las resoluciones de la ONU, los innumerables llamamientos de organismos internacionales y nacionales y los análisis científicos: “Dado que, tanto las numerosas sanciones, como las leyes estadounidenses en las que se basan, son ilegales, deben ser levantadas. Estados Unidos debe pagar por los daños causados al Estado cubano, a sus empresas y a sus ciudadanos.” Hasta ahora, sin embargo, la histórica sentencia de este tribunal no sólo ha sido ignorada en Washington, sino también en casi todos los países y medios de comunicación occidentales.
Perspectivas
Cuando el presidente Biden afirmaba repetidamente: “Estamos con el pueblo cubano”, el presidente de México, Andrés López Obrador, replicó: “Si se quisiera ayudar a Cuba, lo primero que se debería hacer es suspender el bloqueo como lo está solicitando la mayoría de los países del mundo. Ese sería un verdadero gesto humanitario.” No obstante, la superpotencia sigue siendo tan influyente que puede hacer caso omiso de esto. Sin embargo, el descontento mundial va en aumento, como demuestran las numerosas declaraciones de los países que abogan por el fin del bloqueo. Exigen que se tomen medidas para poner fin al bloqueo estadounidense, para eludirlo, que se tomen contramedidas eficaces y que se aplique la llamada “resolución antibloqueo” de la UE. Asociaciones, ONG, partidos políticos, iglesias, organizaciones y grupos de solidaridad organizan numerosas actividades en todo el mundo para informar a un público más amplio y animar a los decisores políticos a actuar activamente contra el bloqueo.
En estos momentos, la “guerra de desgaste contra la Revolución Cubana” por parte de Estados Unidos (William Leo-Grande) continúa sin tregua. Contrariamente a sus promesas electorales, el presidente estadounidense Biden no sólo no ha puesto fin a la guerra fría de Trump contra Cuba, sino que ha aprobado nuevas sanciones y decenas de millones de dólares estadounidenses para programas subversivos. Mientras, urge reanudar las negociaciones bilaterales en temas como el tráfico aéreo, el contrabando, las telecomunicaciones, la migración, así como la protección del clima, del medio ambiente y los mares.
Por su parte, en Alemania y en la UE hay que practicar urgentemente una política diferente hacia Cuba y no sólo rechazar simbólicamente el bloqueo estadounidense, sino también eludirlo en la práctica. El ejemplo del bloqueo estadounidense permite concluir cómo están las cosas en “Occidente” y cómo se está desarrollando el Sur Global.
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