Ciudad de México, septiembre de 2018
Hace 56 años Estados Unidos de América impuso el bloqueo económico, comercial y financiero a la República de Cuba, considerado como el más largo en la historia de la humanidad.
Esta política, aplicada desde 1962 y recrudecida por la reciente administración norteamericana encabezada por Donald Trump, califica como un acto de genocidio, en virtud del inciso (c) del artículo II de la Convención de Ginebra para la Prevención y la Sanción del delito de Genocidio, del 9 de diciembre de 1948 y constituye, por tanto, un delito de Derecho Internacional.
Diversos instrumentos regionales y multilaterales lo han condenado por ser contrario al espíritu de paz y de seguridad de la humanidad.
A pesar de la decisión asumida mayoritariamente en la Organización de las Naciones Unidas -ONU-, que refrenda anualmente su disposición mediante sendas Resoluciones para su levantamiento, hay un claro desacatamiento por parte de los Estados Unidos de América a cumplirlas pese a todo el daño severo que ha causado en todos los rubros de la sociedad cubana, al constituir una violación masiva, flagrante y sistemática de los derechos humanos de todo un pueblo.
Es violatorio también de los derechos constitucionales del pueblo norteamericano, pues quebranta la libertad de sus nacionales de viajar a Cuba. Viola, además, los derechos soberanos de muchos otros Estados por su aplicación extraterritorial además de ser un acto de agresión unilateral contra un Estado Soberano.
Durante casi seis décadas el bloqueo ha provocado daños a la economía cubana que alcanzan la cifra de 933 mil 678 millones de dólares.
Entre abril de 2017 y marzo de 2018, la afectación del bloqueo ha provocado perjuicios cuantificables por más 4 mil 321 millones 200 mil dólares, esta política constituye “el principal obstáculo para el desarrollo de todas las potencialidades de la economía cubana”.
Sin lugar a dudas, el bloqueo seguirá –hasta su levantamiento,- siendo el foco de tensión entre las relaciones diplomáticas entre Cuba y los Estados Unidos de América. Por ello, nos pronunciamos por exigir al gobierno de los EUA su inmediato levantamiento, así como la derogación de la Ley de la Libertad Cubana y Solidaridad Democrática (conocida como Ley Helms-Burton por sus autores) que significaría el levantamiento del bloqueo, así como la Ley denominad Acta para la Democracia Cubana (Ley Torricelli por el nombre de su autor) por sus claros y nocivos efectos dado el carácter extraterritorial de su aplicación.
¡Abajo el bloqueo contra Cuba!