Entrevista al director del Departamento de EE. UU de la Cancillería de Cuba.

Entrevista al director del Departamento de EE. UU de la Cancillería de Cuba.

(OZ) - Oliver Zamora, Periodista:

(FC) - Carlos Fernández de Cossio, director del Departamento de EE. UU de la Cancillería de Cuba.

OZ: Uno de los temas que más llama la atención y que más despierta interés sobre la isla a nivel internacional son precisamente sus relaciones con EE.UU. Después de un período de acercamiento durante el último período del segundo mandato de Barack Obama hay hoy una situación de retroceso en la actual administración de Donald Trump. Para hablar hoy de estos temas sobre el presente y quizás el futuro inmediato, nos acompaña hoy Carlos Fernández de Cossío, director del Departamento de EE. UU de la Cancillería de Cuba.

Es habitual en el discurso del presidente Donald Trump el tema Cuba. En el 2020 se puede esperar que Cuba sea un tema de campaña.

FC: Lo es en la medida en que al presidente lo convenzan de que para tener el respaldo de las estructuras políticas del estado de la Florida o del sur de la Florida en su aspiración a reelegirse, debe adoptar una política agresiva contra Cuba y Venezuela. No me refiero al voto de la Florida; pero si la maquinaria política que domina el estado de la Florida que es necesario para quien aspire a una elección.

OZ: Cuando hace referencia a Cuba, a Venezuela, a Nicaragua, cuando hace referencia al socialismo, es como si enviara un mensaje a lo interno. No podemos permitir que el socialismo llegue a América, no podemos permitir que el socialismo destruya a América. ¿Sienten ustedes que es una oportunidad que utiliza Donald Trump para enviar un mensaje a lo interno, para hacer campaña?

FC: Ahí él trata de responder a dos cosas a la vez, no hay duda de que la crisis política y social que existe en EE. UU desde hace años, en buena medida de la cual Donald Trump es resultado, también tiene una manifestación en el crecimiento del respaldo a las ideas socialistas. Cuando digo socialista no me refiero al socialismo real de Europa, ni siquiera al socialismo cubano, si no al concepto de una sociedad más justa, más solidaridad, en la que se comparta la riqueza, en la que se comparta el esfuerzo. Y en la que no haya una acumulación desproporcionada de riquezas en una pequeña élite, que es lo que sucede en Estados Unidos. Trump, al atacar a Cuba, que es un país que ostensiblemente abraza las ideas del socialismo, y en atacar a Venezuela, que también las abraza, pretende atacar en política interna a los sectores que podrían ser un desafío electoral, por defender ideas progresistas, más liberales, menos egoístas, menos elitistas como las que promueve Trump.

OZ: Y está Bernie Sanders, Elizabeth Warren.

FC: De Elizabeth Warren y de otros políticos jóvenes que están tomando fuerza dentro de Estados Unidos. Hay encuestas recientes que dicen que entre la población de entre 18 y 35 años, que es el futuro de ese país, hay un grado de aceptación para con las ideas del socialismo en diversas interpretaciones, que supera el 40%. Eso dicho hace 20 años parece imposible en EE. UU.

OZ: Desde hace meses hay una avalancha de medidas contra Cuba. Prácticamente cada 15 días hay un nuevo anuncio, una nueva medida. Uno se pregunta si esa dinámica va a estar durante todo el 2020, bueno qué más se puede esperar. Y por ahí precisamente viene la pregunta: ¿para qué otras medidas se está preparando Cuba, medidas del Gobierno de los Estados Unidos, por supuesto?

FC: Nosotros estimamos que en el año 2019 el Gobierno de Estados Unidos adoptó unas 82 medidas contra Cuba. De estas, de carácter económico y con impacto real, con impacto efectivo en nuestra economía son unas 43 medidas que van dirigidas contra el sector financiero, o sea para dificultar las transacciones financieras de Cuba, no con Estados Unidos, sino con cualquier rincón del mundo. Y hay muchos ejemplos concretos de dificultades que tiene Cuba para realizar pagos o para recibirlos, porque la banca de muchos países, lejos de subordinarse a la autoridad soberana del país donde está, o la jurisdicción de su país se siente amenazado por el gobierno de EE. UU que tiene una política dirigida en ese sentido.

Hay medidas comerciales, dirigida a limitar la capacidad que tiene Cuba de comerciar, de adquirir productos, etc.  Hay medidas draconianas como la de tratar de privar a Cuba del suministro de combustible, que nos afectan severamente. Hay medidas dirigidas a limitar los recursos de Cuba por la cooperación internacional que presta en materia de salud. Es verdad que todas estas medidas se han venido aplicando crecientemente y todas dirigidas a dañar a la población cubana. Ellos dicen que su objetivo es afectar el sector de la seguridad o limitar la actividad del gobierno. Pero nadie con un mínimo de educación, con un mínimo de información puede creerse que el propósito no es afectar, perjudicar la vida del ciudadano común, o de la Nación cubana en su conjunto, para la situación resulte lo más insoportable posible y que eso dé lugar a acciones políticas.

En lo que queda de año, o en los próximos cinco años, porque nadie sabe qué nos depara el futuro de los Estados Unidos, nosotros podemos esperar cualquier medida. En la práctica las estamos esperando. Nosotros no vivimos bajo la ilusión de que este Gobierno se detuvo aquí; porque la ambición de causar daño es inagotable para quienes hoy tienen la capacidad de regir la conducta de la política exterior de los EE.UU, especialmente hacia Cuba y el hemisferio occidental. Pero las acciones pueden ser de diverso tipo. Pueden llegar al rompimiento de relaciones, que como hemos repetido en varias ocasiones, no es algo que deseamos. Pero sabemos que es algo que algunos desean. Algunos desean aplicar medidas comerciales aún más duras. ¿Quién iba a suponer que un país iba a tomar la medida de privar a otro estado del suministro de combustible, que afecta hospitales, que afecta escuelas, suministros, abastecimiento, el transporte público? Por tanto, cualquier medida puede esperarse de estas personas.

OZ: ¿Y existe esa percepción desde Cuba, que el Gobierno de EE.UU trabaja para crear un escenario que lleve al cierre de las Embajadas, a la ruptura de las relaciones diplomáticas, ya sea llevando a Cuba a tomar la medida o buscando un pretexto para que el Gobierno de EE.UU tome la iniciativa?

FC: Provocar a Cuba es difícil. Nosotros tenemos una larga experiencia y hemos sabido que nuestro comportamiento con EE.UU tiene que llevar una alta dosis de firmeza, pero también de paciencia y entender los propósitos finales de los que están en el poder hoy.

Nosotros también estamos convencidos de que existe una masa grande dentro del pueblo de Estados Unidos que no quiere hostilidad con Cuba. Sabemos que hay políticos en ambos partidos, congresistas, exfuncionarios del gobierno, cuyo trasfondo político es el partido republicano que desena una mejor relación con Cuba. Y por tanto no tiene sentido responder a las provocaciones de un grupo con posiciones extremas como el que actualmente dirige la política exterior de los EE.UU. pero no descartamos ninguna medida de este gobierno.

OZ: ¿Y qué escenario se figura para Cuba en una hipotética reelección de Donald Trump?

FC: Es difícil decir, resulta muy difícil porque este es un gobierno que una de sus características es la impunidad con la que ha actuado dentro de los EE.UU. Como decía antes, sabiendo que existe un grupo de personas en, incluidas algunas de origen cubano, que preferirían una política más favorable con Cuba, que por sentido común se opondría por razones éticas, por razones morales y de justicia a la agresividad contra Cuba, nosotros debemos suponer que en algún momento alguien llamará la atención y alguien le pondrá freno.

En la práctica, hoy podríamos decir que, si las relaciones no están en un escenario aún más agresivo, en una situación aún más difícil, es porque hay cierto peso de esta forma de pensar, de este criterio, de este sentimiento que existe en un sector del pueblo estadounidense, que considera que es una barbaridad lo que se está haciendo con Cuba.

OZ: Le hago esta pregunta porque cuando Donald Trump era candidato, incluso cuando gana las elecciones y Obama lo recibe en la Casa blanca, hay informaciones de que elogió la política de Obama hacia Cuba. De hecho, se conoce que años anteriores estuvo enviando delegaciones de sus empresas a Cuba para explorar negocios y muchos esperaban que quizás un mandato de Donald Trump, un republicano, hombre de negocios, podría ser bueno para las relaciones con Cuba.

FC: Yo diría que nosotros no estamos en capacidad de medir exactamente qué es lo que piensa Donald Trump, acerca de qué es lo que cree sobre Cuba, sobre la política que actualmente a nombre de él se está aplicando contra Cuba. Por tanto, nos es difícil estimar eso. Uno puede por sentido lógico suponer que después de agotada una forma de actuación y fracasar en el objetivo de lograr concesiones políticas de nuestro país, él cambiaría de opinión. Pero todo depende del equipo que lo rodea. Si él continuara con los que lo acompañan en estos momentos no tiene sentido esperar que vaya a haber un cambio hacia lo positivo. Pero depende de lo que vaya a suceder dentro de los EE.UU. Repito, nosotros sabemos que hay sectores y no solo del partido demócrata, sino también del republicano, que se oponen a que el ciudadano estadounidense tenga prohibido viajar a Cuba. O que se oponen a la idea de que se les impida tener comercio con Cuba en muchos productos, o que se oponen a las medidas recientes que están dañando a los mismos familiares entre los cubanos que viven a ambos lados del estrecho de la Florida. Existen aquellos que tienen un profundo convencimiento en la superioridad del capitalismo y la inferioridad del socialismo. Y que por tanto tienen una confianza y seguridad propias en decir, si nosotros intercambiamos con Cuba libremente, con las mismas reglas conque pueden interactuar otros estados, nosotros seremos capaces de demostrarle a los cubanos que están equivocados en su forma de pensar y que nosotros tenemos una sociedad superior.

Evidentemente, los que hoy priman en las decisiones políticas no están tan convencidos y piensan que necesitan someter a Cuba a un grado de presión política y de acciones totalmente asimétricas para provocar un fracaso en el modelo económico cubano

OZ: ¿Qué fue entonces lo que pasó con Donald Trump en ese sentido?

FC: Ese es el tipo de factor que nos hace desconocer qué es lo que piensa el presidente Trump respecto a Cuba realmente. Pero en Estados Unidos la política se juega y el poder del Gobierno se ejerce sobre la base alianzas políticas. El Trump precandidato republicano, no es el mismo Trump cuando ya es candidato republicano y entra en contacto con nuevas fuerzas que le aportan dinero, un factor muy importante en las campañas políticas en Estado Unidos, que le aportan determinados apoyos territoriales y le aportan respaldos que él necesita dentro del Congreso para conducir su agenda, o incluso para su propia fortuna política como individuo en EE. UU.  Y el conjunto de estos factores es lo que hace suponer que primen las posiciones de hostilidad contra Cuba. Él, como los demás presidentes de EE.UU., su aspiración es reelegirse para un nuevo mandato. Y aparentemente en su cálculo, él considera que necesita el Estado de la Florida y que requiere el respaldo no del voto cubano, el voto cubano no es tan importante, pero el respaldo de la maquinaria política que rige la fortuna de la condición política en ese estado.

OZ: Cuando se produce este proceso que muchos llamaron deshielo, las encuestas decían que la mayoría de la población estadounidense estaba a favor de ese cambio de política, y no solamente la población estadounidense, sino también la comunidad cubana en EE. UU. ¿Cómo se entiende entonces que Donald Trump esté interesado en ese voto, ya sabemos que no es un voto importante, pero como quiera que sea es un voto            que le ayuda, esté interesado en conquistar este voto con una política totalmente opuesta a la de Obama?

FC: Yo creo que tiene que ver con la falsedad del mito sobre la fortaleza del voto cubano en el proceso electoral de los Estados Unidos. Realmente el conjunto de los ciudadanos cubanos en EE.UU., la vida demuestra que tienen escaso peso político en lo que sucede en ese país. En primer lugar, demográficamente no representan hoy, ni siquiera dentro del conjunto de latinos radicados en la Florida, el peso que tenían hace 30 años.

En segundo lugar, porque en los distritos, por ejemplo, en el distrito 27 de la Florida, en Miami, que es donde los cubanos mayoritariamente votan por el partido republicano, es un distrito que el partido republicano pierde en las elecciones. Esto quiere decir que los cubanos votan en mayoría a favor de los republicanos, una mayoría hoy más endeble que la que votaba en el pasado. Pero aun con esa mayoría pierden el Estado. O sea, son indicadores que no tienen ese peso. Pero, además, el dato probablemente más indicativo de que su peso es espurio. Este Gobierno en los últimos meses ha adoptado un conjunto de medidas que dañan los intereses de los cubanos en la Florida, dañan sus vínculos con sus familiares en Cuba, dañan a sus familiares en Cuba. Lo saben ellos, lo sufren ellos, y sin embargo no tienen la capacidad o no encuentran la capacidad de mostrar una reacción. ¿Cuál ha sido la reacción de esta masa de cubanos que visita a Cuba en cifras de cientos de miles cada año, que tienen que sufrir ahora un recorte en los viajes? El que tiene familiares en sitios del territorio nacional, distintos de La Habana, tiene ahora que gastar quizás el doble, o tienen sus familiares en Cuba que gastar el doble para la comunicación natural entre ellos. Y sin embargo la reacción ha sido pobre, lo cual quiere decir que su impacto político dentro de los Estado Unidos realmente es muy escaso. ¿Quiénes si tienen cierta fuerza política? Un grupo pequeño de politiqueros, de gente, muchos con prácticas gansteriles, que han logrado adueñarse de la maquinaria política del sur de la Florida. Esos son los que tienen peso. Pero es un error confundir a estas personas con los cubanos de los EE.UU. los cubanos de los EE.UU., en su mayoría preferirían un vínculo más cercano con su país. Pero el criterio y la voluntad de ellos, no tiene un peso real en las decisiones políticas de la casa Blanca.

OZ: ¿Y esta falta de acción de la comunidad cubana o un sector de esta comunidad cubana del cual usted habla tendrá que ver con miedos a represalias, a acciones legales? ¿Tendrá que ver quizás con la vulnerabilidad que tiene ese sector de la Comunidad cubana en EE. UU.?

FC: Exactamente, algunos no son residentes y los que lo son, enfrentan la amenaza de ser deportados o de que se le quiten sus privilegios de entrada múltiple. Hay residentes que no tienen la capacidad de salir y entrar a los EE. UU. Cada vez que quieran, ya que hay condiciones migratorias que lo establecen. La inmensa mayoría no son personas adineradas y por tanto tienen una situación que no le da fortaleza política, ni económica dentro del territorio donde viven. Y por tanto su voz no tiene un impacto grande dentro de Estados Unidos.  

OZ: ¿Siente usted que falta un trabajo del Gobierno cubano con esa comunidad?

FC: Nuestro Gobierno considera y es un mandato del Presidente, un lineamiento del Partido, de que nosotros tenemos que buscar estrechar esos vínculos. No es sencillo, porque hay que buscar la manera de hacerlo que le resulte atractivo, la manera de hacerlo que supere las barreras que impone la agresividad de EE.UU. contra nuestro país. Las barreras que impone la pretensión del Gobierno de los Estados Unidos de utilizar a los cubanos que viven fuera como un elemento contra nuestro país. Pero no hay duda de que es una tarea necesaria para Cuba y que hay una voluntad política de intentar avanzar en todo lo posible. Va a ser necesario ser creativo, hará falta paciencia, hará falta humildad. Pero no hay duda de que es una necesidad para nuestro país.

OZ: Durante este último período del segundo mandato de Obama se crearon una serie de lazos importantes entre ambos gobiernos, se firmaron acuerdos gubernamentales, hubo inversiones de empresas norteamericanas en Cuba, muchos estadounidenses visitaron el país. Es decir, se creó una relación que fue más allá de lo político. ¿Donald Trump ha logrado cerrar la puerta totalmente o cree que todavía la puerta está entreabierta y que hay condiciones para un mejor futuro en cierto sentido?

FC: Ese paso tuvo varias consecuencias: en primer lugar, se cruzó un umbral. Un gobierno de Estados Unidos dio este tipo de paso con respecto a Cuba, recibió un respaldo de la sociedad estadounidense y de los cubanos que viven en EE.UU. y eso es un paso muy importante porque se demostró en primer lugar que es posible, que no es un suicidio político para quien lo quiera hacer en los Estados Unidos; y que es beneficioso para EE.UU., es beneficioso para Cuba y es beneficioso para la región ya que fue un paso aplaudido por América Latina y el Caribe, por los países europeos, africanos y asiáticos. Pero sobre todo en nuestra región recibió el respaldo de muchos gobiernos. De esa etapa sobrevive la existencia de relaciones diplomáticas formales, que en la práctica son una formalidad puesto que existen canales de comunicación que no se utilizan, nuestro diálogo es casi nulo en estos momentos; sobreviven un grupo de acuerdos, formalmente, aunque en la práctica no se emplean; y lo que se mantiene es una cooperación en materia migratoria, algo necesario para los dos países por razones de seguridad nacional y por razones de necesidad de la población; sobrevive cierta cooperación en materia de aplicación y cumplimiento de la ley, también de gran importancia de la seguridad nacional de ambos países; también hay cierta cooperación en materia ambiental, cultural. Pero la mayor parte el gobierno de Estados Unidos se ha propuesto detenerla oficialmente o con obstáculos, el no otorgamiento de visas, dificultando los permisos y las licencias para que estadounidenses puedan viajar a Cuba, dificultando la obtención de fondos que requiere cualquier tipo de intercambio. De modo que no es cerrarlo absolutamente, pero han buscado disminuirlo al máximo. No obstante, lo cierto es que el avance logrado, sobre todo la comunicación entre ambos pueblos, eso no ha podido borrarlo el gobierno, ni creemos nosotros que va a ser capaz de borrarlo. Es su propósito, su propósito es poner la mayor cantidad de obstáculos posible a cualquier futura reconstrucción de los vínculos. Pero los avances logrados no se pueden borrar. Ya hay intercambios con Estados Unidos en muchos frentes y la cantidad de cubanos que hoy allí viven es mayor que en décadas anteriores. Porque, además refleja el sentimiento de ambas naciones y eso está presente y pensamos que fue un logro importante de esa etapa, que a pesar de todo lo que ha hecho el gobierno de Trump, y ha hecho mucho, no ha logrado borrar.

OZ: Y también se han mantenido, quizás no con la misma regularidad, visitas de políticos, de empresarios. Es decir, todavía hay cierto interés por Cuba a pesar de toda esta situación.

FC: Si, este interés sobrevive de ambos partidos, como dije antes esto no es cosa de un solo partido.

OZ: A pesar de Donald Trump, a pesar de la agresividad de esta administración, ¿sigue pensando Cuba que el fin del bloqueo, el desmembramiento del bloqueo es un proceso inevitable?

FC: A futuro es inevitable. Pero más importante que eso, es una condición necesaria para que una relación sea sostenible. Mientras exista el bloqueo, y mientras exista la ley Helms-Burton, no se puede hablar con seriedad de la sostenibilidad de una reconstrucción de las relaciones. Esa fue una de las enseñanzas del período 2015-2016-2017. Si no se va al centro del problema, que es ese, cualquier reconstrucción va a ser endeble, cualquier reconstrucción de las relaciones va a ser limitada. Para los intereses de los Estados Unidos y para los intereses de Cuba, una recuperación de las relaciones, para que sea sostenible, pasa por la eliminación de la ley Helms-Burton y por supuesto por la eliminación del bloqueo.

https://actualidad.rt.com/programas/entrevista/342708-carlos-fernandez-cossio-director-eeuu-cancilleria-cuba

 

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