Ataque terrorista contra la Embajada de Cuba en EE.UU.
En horas de la noche del 24 de septiembre de 2023, se produjo un ataque terrorista contra las instalaciones de la Embajada de Cuba en los Estados Unidos, cuando un individuo lanzó desde la acera dos cocteles Molotov sobre la cerca perimetral de la instalación, los que impactaron en la pared frontal de esa misión diplomática. No se produjeron daños al personal que se encontraba en esa sede. A solicitud de la misión diplomática cubana, oficiales del Servicio Secreto de los Estados Unidos se presentaron en la sede y tuvieron acceso a sus instalaciones para constatar la acción violenta perpetrada.
Los grupos anticubanos acuden al terrorismo ante la bancarrota moral de su odio contra Cuba y la impunidad que creen disfrutar. De manera regular, en los intercambios oficiales que sostiene la Embajada con el Departamento de Estado, se ha alertado que la conducta permisiva de las agencias de cumplimiento de la ley de los Estados Unidos frente acciones violentas pueden estimular la comisión de hechos de esta naturaleza.
Es el segundo ataque violento contra la sede diplomática en Washington, desde abril de 2020. En la noche de ese día, un individuo de origen cubano, parado en plena calle de la capital estadounidense y haciendo uso de un fusil de asalto, disparó en ráfaga treinta cartuchos contra el edificio. Afortunadamente, tampoco hubo en esa ocasión lesiones al personal que se encontraba dentro del edificio, pero sí hubo perjuicios materiales de consideración.
Al cabo de tres años, el comisor del hecho aún espera ser juzgado y el gobierno de los Estados Unidos ha rehusado calificar el hecho como un acto terrorista.
La Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas establece como obligación especial de los Estados Unidos, como Estado receptor, adoptar todas las medidas adecuadas para proteger los locales de la misión contra toda intrusión o daño y evitar que se turbe la tranquilidad de la misión o se atente contra su dignidad.
El Ministerio de Relaciones Exteriores condena esta acción terrorista y espera que el Gobierno de los Estados Unidos actúe en consonancia con la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, en el interés de evitar la repetición de estos hechos.
Alerta una vez más sobre el mensaje que se traslada respecto a la actitud del gobierno estadounidense frente a amenazas de este tipo contra la sede diplomática cubana, pero también contra las de otros países en la ciudad de Washington D.C.
Alerta, además, ante el uso con dobles raseros del supuesto compromiso del gobierno estadounidense contra el terrorismo”.
Cuba agradece las muestras de solidaridad y hermandad que hemos recibido en el día de hoy, tras la realización de estos hechos criminales.
Somos víctimas del terrorismo. La inclusión nuevamente de Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo es injusta. Y lo decimos fuerte y claro: Es injusta. Nosotros no tenemos miedo. No miramos al norte brutal para decir lo que pensamos. Es tan injusta, como inhumano son los efectos del bloqueo que se nos aplica, violando las normas del Derecho Internacional.
Como parte de la trasnochada obsesión en destruir a la Revolución, se ha implementado una estrategia que busca provocar la repulsa de la comunidad internacional hacia el gobierno cubano y lo que significa el socialismo y su Revolución.
La presentación de nuestro país como terrorista o que apoya ese flagelo intenta manipular las emociones para jugar con la verdad de un discurso manipulador.
Recordemos el «Informe especial sobre Cuba y la coalición del terror» publicado el 19 de septiembre de 2001, una semana después de los atentados al World Trade Center; su autor fue el connotado contrarrevolucionario Orlando Gutiérrez Boronat. El texto buscaba relacionar a Cuba con los sucesos terroristas de Estados Unidos, incluso conectaba a Osama bin Laden, el líder de Al-Qaeda, con la Mayor de las Antillas.
En mayo de 2002, el subsecretario de Estado, John Bolton, lanzó su discurso con la tesis Más allá del eje del mal: amenazas adicionales de las armas de destrucción masiva, en el que «definió al eje del mal», compuesto, según él, por Irak, Irán, Corea del Norte, Libia, Siria y Cuba. Se intentaba, entonces, ligar a la isla caribeña con la fabricación de armas biológicas de destrucción masiva.
Cuba fue incluida por primera vez en la Lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo (SSOT) del Departamento de Estado, durante la administración del presidente Ronald Reagan, en 1982, por presuntos vínculos con el terrorismo internacional y el apoyo a grupos «violentos» en América Latina.
No fue hasta el año 2015, que el Gobierno comandado por el expresidente Barack Obama retiró a Cuba de la lista, lo que se apreció como un paso importante en el «deshielo» que condujo, un año después, a que ambos países reanudaran sus relaciones diplomáticas.
Sin embargo, en el ocaso de la presidencia de Donald Trump, el 12 de enero de 2021, fuimos designado, de nuevo, como Estado patrocinador del terrorismo. La razón, ha sido bien denunciada en la ONU. A petición de un Estado de América Latina, cuyo gobierno actual ha sido claro en desmentir esa patraña contra nuestro pueblo.
Estimados amigos: Mientras Cuba llevó un mensaje de Paz y hermandad entre los pueblos a la Comunidad Internacional reunida en Nueva York, mientras nuestro pueblo reclama el fin del bloqueo de EEUU para demostrar todas las potencialidades de nuestro sistema social, mientras defendemos la solidaridad internacional, el pequeño grupo de mercenarios y enemigos que nos adversan motivan con mensajes de odio a que, hechos como este, que condenamos hoy, tengan lugar. Y a ellos le decimos: No pasarán. Los terroristas no pasarán.
La Revolución cubana no detendrá su marcha, de gigantes, y seguirá luchando por lograr el fin del bloqueo genocida. Viva la Solidaridad Internacional. Abajo el Terrorismo. Abajo el Bloqueo.
