José Martí se multiplica en el 125 aniversario de su muerte física

Nos separan ya 125 años del infortunado 19 de mayo de 1895, cuando balas  enemigas troncharon la vida de José Martí Pérez, quien con justicia es considerado el más universal de los políticos cubanos del siglo XIX.

Con un accionar revolucionario desde la adolescencia, Martí esgrimió como bandera el patriotismo y su pensamiento evolucionó con los años hasta convertirse en paladín de la integración latinoamericana.

Poeta y orador, escritor y traductor, organizador de un proyecto revolucionario que incluyó la creación del Partido Revolucionario cubano y del Periódico Patria,  José Martí se renueva en el 125 aniversario de su muerte física y su pensamiento continúa alentando la lucha de los hijos de América por un futuro mejor para todos.

Su palabra en todos los ámbitos impulsó la guerra necesaria, de amor y no de odios, rápida como el rayo para evitar la injerencia de la potencia del norte; la guerra de espíritu republicano, ajena al caudillismo; la guerra que ofrecía la república con todos y para  el bien de todos, que abriría al país a toda la justicia para el negro, para el campesino, para el obrero, para el inmigrante español de trabajo; la guerra para empujar a la acción unida de los pueblos de nuestra América y para impedir de ese modo su dominación por los nacientes monopolios de Estados Unidos.

Su alto sentido del deber lo hizo reclamar que él debía venir a la guerra: era el compromiso del líder con su pueblo, debía acompañar a los combatientes y garantizar que se mantuvieran y se practicaran los principios de la revolución que él defendía.

En 1960, en homenaje a su natalicio Fidel expresó “tenemos que sembrar dignidad en nuestro pueblo, tenemos que hacer realidad aquel apotegma martiano que él quería que fuese “la ley primera de la república: el culto a la dignidad plena del hombre”.  Hay que sembrar dignidad, porque los pueblos pequeños, los pueblos pequeños como el nuestro, solo pueden sobrevivir y marchar adelante con mucha dignidad; los pueblos pequeños solo se salvan de la sumisión cuando tienen mucha dignidad. Porque solo la dignidad, que quiere decir también valor, que quiere decir espíritu de sacrificio, que quiere decir heroísmo, salva a los pueblos e inspira respeto”. Eso nos ensenó Martí.

Luego en 1991, el líder cubano expresaba:  “¡Tú, Martí, no fuiste jamás vencido el día que caíste en Dos Ríos!”, y por su ejemplo, por su muerte, hoy hay millones de cubanos dispuestos a seguir su ejemplo, dispuestos a defender las ideas, y dispuestos a morir, para salvar la libertad, para salvar la justicia, para salvar el honor y el decoro de los hombres, porque “¡Sin honor, sin decoro, sin independencia y sin dignidad no es nada un pueblo, no importa la vida de un pueblo!”

Hace 125 años murió José Martí y como pidió en sus versos un rayo de luz ilumina la tumba en que descansa, y flores mañaneras custodian el reposo perpetuo de su alma.

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