La cooperación educativa cubana tiene una historia en México.

Chimalhuacán de Atenco, EdoMex.-  Chimalhuacán de Atenco es uno de los 125 municipios del Estado de México que se ubica en su región oriental y es parte de la llamada Zona metropolitana del Valle de México.

El término que da nombre a este pueblo es de origen náhuatl, derivado de las palabras Chimalli que significa “Escudo o rodela”; Hua, "partícula posesiva" y can que es “lugar”, lo que significa “Lugar de los que tienen escudos".

Hasta ese municipio mexiquense, bañado por los grandes lagos en época prehispánica y que hoy preside el cerro de Chimalhuachi, de gran relevancia en la comunidad, llegó la colaboración educativa de seis maestras cubanas que hoy atesoran experiencias inolvidables...

El programa Mejoramiento de la Calidad Educativa (MECE) ha convocado la labor de varios grupos de maestras cubanas en Chimalhuacán desde el año 1995 con el objetivo de elevar los índices en la calidad de la educación y la preparación, tanto de los profesores como de los estudiantes, señala Miriam Cabrera Guerra, su coordinadora.

Recuerda Miriam, residente en Marianao, La Habana, que la cooperación empezó con el proyecto Alfa (Alfabetizar), ideado en el Instituto Latinoamericano y Caribeño de Ciencias Pedagógicas y que el gobierno del municipio acogió con el fin de llevar la educación a los lugares más intrincados.

Con una población de más de 614 mil habitantes, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en 2010, Chimalhuacán tenía un índice de analfabetismo del 7 por ciento y gracias a Alfa se redujo al 0.9 por ciento, lo que permitió declararlo libre de ese flagelo.

Desde el principio, los esfuerzos se enfocaron en programas de Educación física para los niveles de Primaria, Secundaria y Preparatoria, además de uno de Educación especial, los cuales se aplicaron satisfactoriamente como refiere la coordinadora de MECE.

Por su importancia, se implementaron acciones con la educación preescolar por las vías institucionales y no institucionales. La máster en Ciencias de la Educación Adela Gómez de la Tejera (Cotorro, La Habana)explica que a su llegada en septiembre de 2015 la meta fue capacitar a las familias y a los maestros de ese nivel educativo.

En Chimalhuacán se ocupan de la enseñanza de 0 a 6 años los jardines infantiles y el programa Si amas a tu hijo, edúcalo. Pero el trabajo con ese nivel requería mayor cobertura y otros enfoques según observaciones de las especialistas.  

“Trabajamos con una guardería en el municipio y nos dimos cuenta de que la experiencia con los menores de tres años era escasa. Por eso consideramos ampliar la enseñanza en los primeros años de vida a través de las modalidades individual y grupal, y en colaboración con las instituciones de salud, deporte, cultura y con las pertenecientes al Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) y a los Centros de Rehabilitación e Integración Social (CRIS)”.

El asesoramiento docente se ha extendido a los 43 preescolares y a las comunidades de Chimalhuacán mediante encuentros mensuales y multidisciplinarios, dirigidos no solo a los pequeños y a los niños con capacidades diferentes, sino también a quienes se relacionan con ellos diariamente.

Destaca Adela que se cumplieron 43 puntos del programa a partir del trabajo con más de 3 mil familias por vías no institucionales y de manera gratuita.

El MECE responde a las necesidades del territorio chimalhuacano con la realización de acompañamientos docentes, concursos y talleres, reuniones preparatorias y asesorías metodológicas.

“Se han llevado a cabo eventos como los festivales Ya sé leer, escribir y calcular, con buena aceptación por la parte mexicana. Son experiencias de Cuba que compartimos acá para que los niños participen activamente en el proceso de aprendizaje. Las asesorías y cursos docentes también han dado sus frutos”, explica la profesora de Español-Literatura Leticia Cruzata García, de la provincia de Holguín.

Su coterránea, Marbelis Herrera Góngora, de la especialidad de Matemática en el nivel primario, considera igualmente las estrategias del sistema educativo cubano para hacer más efectiva la enseñanza, en correspondencia con el contexto mexicano.

“Hemos fomentado la preparación de los alumnos desde cuatro áreas clave: control muscular, desarrollo del lenguaje, habilidades sensoriales y las relaciones especiales, centradasen la Matemática. Intentamos  que los niños comiencen el primer grado con una preparación básica, para lo cual es imprescindible la didáctica y la metodología”.

Marbelis y Leticia coinciden en que sus estudiantes se parecen a los de Cuba en cuanto a la expresión oral, a la participación en clases y a la ternura propia de la edad; de ahí que su accionar docente incluye la enseñanza artística y las evaluaciones graduales y sistemáticas de los niños para su formación integral. 

Por su parte, la profesora de Matemática María de los Ángeles Martínez Cruz, natural de Pinar del Río y quien labora en Secundaria y Preparatoria, confiesa que esos niveles presentan complejidades, sobre todo en los vínculos con las familias.

“Hubo que hacer un trabajo fuerte para que los padres se involucraran más con la actividad docente”. En cambio, “la relación con las instituciones educativas ha sido muy buena porque nosotras vinimos a asesorar y a intercambiar conocimientos y experiencias con la parte mexicana. Cada vez que visitamos las clases, las evaluamos con el respeto y la ética profesional que ello implica”, asegura la especialista.

Su colega Marlene Hernández Rodríguez, de Español-Literatura, considera igualmente que la preparación ha sido recíproca porque el compartir experiencias y recomendaciones siempre ayuda.

Sobre la base del trabajo conjunto, se aplicó una estrategia para crear conciencia en las  instituciones, sus directivos y personal, además en las familias sobre el papel de la educación en el futuro del país, explica María de los Ángeles.

Las educadoras cubanas han puesto todo su empeño en la elevación de los índices de calidad educativa. Como afirma Miriam, la coordinadora, todas aprenden de su trabajo y aplican los métodos cubanos; por ejemplo, los diagnósticos que sirven para adecuar los planes de las asignaturas a los requerimientos de los alumnos durante el ciclo escolar.

Pero el camino del mejoramiento educativo no ha estado exento de obstáculos:  

A veces nos esforzamos mucho y no logramos lo que esperamos pero ahí está el empeño de las colaboradoras cubanas, de hacer cosas todos los días y nunca rendirse, dice optimista la profesora María de los Ángeles.

En ese sentido, su compañera Adela opina que al programa MECE le quedan muchas por hacer en relación con la primera infancia; retos que asumirán sus continuadores con buen desempeño en diferentes mecanismos de atención.

Para la profesora Marlene, la estancia en tierra mexicana les ha hecho ver la grandeza del sistema educativo cubano y sus potencialidades desde el punto de vista profesional.

De sus memorias en Chimalhuacán, las protagonistas del MECE resaltan el apoyo de su Honorable Ayuntamiento y de todos los involucrados en el programa: desde los directores de las escuelas hasta los padres de familia.

En los casi tres años que han permanecido juntas formaron una familia que compensa un poco la lejanía de sus hogares o los momentos emotivos y complejos en que no han podido estar con sus seres queridos.

México les abrió las puertas con su espiritualidad, su cultura popular diversa y solidaridad. Aquí conocieron a René González, uno de los cinco héroes cubanos, se encontraron con la historia en Tuxpan, Veracruz, lugar donde zarpó el yate Granma y fueron testigos de los homenajes al Comandante en Jefe Fidel Castro, quien suscita mucha admiración en este país.

A Cuba se llevarán la satisfacción de haber contribuido con la educación de miles de personas que, de seguro las recordarán bien aunque el tiempo transcurra.

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