اتحاد الشباب الديمقراطي الفلسطيني – أشد
Palestinian Democratic Youth Union - PDYU
Saludos,
La Unión de la Juventud Democrática Palestina (PDYU – Ashd) se dirige a la Asamblea General de las Naciones Unidas con un sincero llamamiento para que se ponga fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto a la República de Cuba por los Estados Unidos de América desde 1962.
Este bloqueo, que se ha prolongado durante más de seis décadas, no es una mera disputa política, sino que constituye una violación flagrante del derecho internacional y de varios instrumentos internacionales fundamentales en los que se basan las Naciones Unidas y el orden internacional moderno.
En primer lugar, la Carta de las Naciones Unidas, en su artículo 1, afirma que las relaciones entre los Estados deben basarse en el principio de la igualdad soberana, el respeto del derecho de los pueblos a la libre determinación y la prohibición del uso o la amenaza del uso de la fuerza en las relaciones internacionales. El artículo 2(4) establece explícitamente que «Todos los Miembros se abstendrán en sus relaciones internacionales de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado». La imposición de un bloqueo económico integral que aísla a un Estado y socava su economía constituye una forma de coacción económica que entra dentro del amplio significado del uso de la fuerza prohibido por la Carta.
En segundo lugar, la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, documento fundacional de la dignidad humana, establece en su artículo 25 que «Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, las condiciones adecuadas para la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios». El bloqueo impuesto a Cuba priva a millones de ciudadanos del acceso a medicamentos esenciales, equipos médicos y tecnología, lo que lo convierte en una violación directa de este derecho humano básico.
En tercer lugar, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, en su artículo 11, reconoce «el derecho de toda persona a un nivel de vida adecuado para sí y su familia, incluyendo una alimentación, vestido y vivienda adecuados, y a la mejora continua de las condiciones de vida», mientras que el artículo 12 garantiza «el derecho de toda persona al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental».
Las sanciones económicas generales que afectan a la vida y la salud de los civiles son, por lo tanto, totalmente incompatibles con las obligaciones de los Estados en virtud de este Pacto.
En cuarto lugar, los Convenios de Ginebra de 1949 —en particular el Cuarto Convenio relativo a la protección de personas civiles en tiempo de guerra— prohíben los castigos colectivos y las medidas dirigidas contra la población civil. Aunque Cuba no se encuentra en estado de guerra, el principio de proteger a la población civil de las medidas económicas colectivas es una norma consuetudinaria del derecho internacional humanitario. Castigar a todo un pueblo para alcanzar objetivos políticos
está, por lo tanto, prohibido tanto moral como legalmente.
En quinto lugar, desde 1992, la Asamblea General de las Naciones Unidas ha adoptado, por una abrumadora mayoría cada año, una resolución en la que se pide el fin del bloqueo de Estados Unidos contra Cuba, afirmando su ilegalidad y su contradicción con los principios de la Carta de las Naciones Unidas y la libertad del comercio internacional. Ignorar estas repetidas resoluciones socava la credibilidad de las Naciones Unidas y debilita el sistema jurídico internacional que se estableció para proteger a los pueblos, no para castigarlos.
El bloqueo estadounidense contra Cuba no es solo una medida política, es un crimen contra la humanidad que castiga a todo un pueblo por su libre elección de sistema social, económico y político. Es un claro ejemplo de las políticas imperialistas que contradicen el espíritu de cooperación internacional y los objetivos de desarrollo sostenible con los que se han comprometido todos los Estados miembros de la ONU.
Nosotros, en la Unión Democrática de la Juventud Palestina (PDYU), expresamos nuestra plena solidaridad con el pueblo cubano amigo y su liderazgo revolucionario, y hacemos un llamamiento a su estimada Asamblea para que adopte una postura moral y humanitaria firme: levantar el bloqueo de inmediato y presionar a los Estados Unidos para que cumpla con las resoluciones de la ONU y el derecho internacional, en lo que respecta al derecho de Cuba al desarrollo y la soberanía, y en defensa de los principios de justicia e igualdad entre las naciones.
Levantar el bloqueo contra Cuba es una obligación legal, humanitaria y moral. Es un acto que reafirmaría el espíritu y los principios de la Carta de las Naciones Unidas, creados para salvaguardar la paz y la dignidad humana.
Con el mayor respeto y agradecimiento.
