Muchos nos preguntábamos a dónde iban a parar los millones de dólares que el Congreso de Estados Unidos destina cada año para fomentar una "transición democrática" en Cuba. Nos preocupaba además que estos fondos se quedaran sin utilizar, pero no habíamos contado con la codicia de nuestros caballeros. Para nuestra tranquilidad, llegó el artículo del diario Il Giornale.it del 13 de junio, en el que el improbable reportero despotrica sobre el escándalo y la esclavitud en referencia a las misiones médicas cubanas en el exterior: tan apreciadas por el mundo real (excepto, claro está, por los detractores a destajo) tanto así que fueron nominadas para el próximo Premio Nobel de la Paz.
Seguramente es la palabra paz la que perturba el sueño de los anticubanos de profesión, porque allí donde hay escenarios de guerra con enfrentamientos en las calles, palizas de las fuerzas del orden, muertos, heridos, detenciones y desaparición de personas, los bolígrafos de nuestros defensores de la prensa escrita no aparecen, confirmando el viejo adagio popular "nadie hace nada por nada".
En la resolución del 10 de junio de 2021 del Parlamento Europeo, citada en el artículo del Giornale, se cita con frecuencia la necesidad de que Cuba mejore las condiciones económicas y sociales de los ciudadanos cubanos, hasta el punto de haberse convertido en tema de confrontación política. Prueben ustedes con un bloqueo económico, financiero y comercial casi total, que desde hace más de 60 años impide el normal desarrollo de ese país. Pero, ¿de qué derechos humanos están hablando estos jinetes del apocalipsis, así como defensores a ultranza del sufrimiento infligido al pueblo cubano por parte la más poderosa máquina de guerra nunca vista que ha aparecido sobre la faz de la tierra?
¿Acaso negar recursos para la salud y el desarrollo social, impedir el comercio y las inversiones hacia y desde Cuba, no son violaciones de los derechos humanos? ¿Impedir la compra de medicamentos pediátricos contra el cáncer u otras herramientas fundamentales para salvar vidas se consideran como una broma de niños? ¿Cómo se considera la amenaza día tras día de una invasión política y económica, como la descrita en la demencial y extraterritorial Ley Helms-Burton, por parte de nuestros diligentes e íntegros parlamentarios?
¿Quién determina la veracidad de las afirmaciones contenidas en la resolución claramente parcial? Desde luego, no las pseudoorganizaciones que se mencionan en ella. Digan lo que digan, lo cierto es que el delito de opinión en Cuba no existe y, por lo tanto, las detenciones, si existieran, estarían directamente vinculadas a los delitos previstos en el código penal cubano, penados conforme a la ley con juicios justos y, por ende, no constituyen detenciones arbitrarias.
El hecho que debería hacer reflexionar, ya que implica un conocimiento preciso del contexto político en cuestión, es la posición adoptada por el Embajador de la UE en La Habana que, además de haber pedido explícitamente a Estados Unidos que ponga fin al bloqueo, declaró públicamente que "Cuba no es una dictadura". Por ello, corre el riesgo de ser desviado a terrenos más apropiados para una persona que expresa libremente sus propios pensamientos.
Sin embargo, los cubanos están acostumbrados a soportar todo tipo de injerencias en cualquier ámbito y por cualquier contenido. Llevan décadas sufriendo en carne propia el hecho de ser independientes, libres y soberanos. Ahora sería interesante si el gobierno cubano pidiera a Europa que respondiera por los maltratos, las detenciones, los heridos y muertos durante las recientes manifestaciones en varias ciudades europeas. Sería divertido ver la reacción de Europa si nos pidieran que liberáramos a los presos políticos o que dejáramos de detener a los presos en condiciones inhumanas y garantizarles un juicio rápido y justo, y todo ello sobre la base de parámetros caribeños. Sería interesante también ver cuál sería la reacción europea si Cuba pidiera a la UE que cambiara algunas de sus normas legales, ya que no se ajustan a la forma de ver las cosas de los cubanos. Y tal vez incluso llegar a pedirnos que respetemos las leyes electorales y de vez en cuando dejar votar a los ciudadanos, al menos para salvar las apariencias.
¡Pueden estar tranquilos que todo eso Cuba nunca lo hará! Porque respetan la voluntad y las políticas de los otros países, porque no tienen vocación hegemónica, pero sobre todo porque consideran la autodeterminación un derecho que hay que defender y la injerencia un mal que hay que erradicar.
La Asociación Nacional de Amistad Italia-Cuba siempre ha luchado contra esta mistificación de la realidad y contra esta violencia disfrazada de pseudodemocracia. Por eso estamos al lado de Cuba y de su legítimo derecho a elegir su propio modelo de vida. Por eso estamos en contra de este intento de desestabilización, perpetrado por algunos parlamentarios europeos, que responden evidentemente a una lógica extraeuropea que poco tiene que ver con la sana política.
MILÁN 18 DE JUNIO DE 2021
ASOCIACIÓN NACIONAL DE AMISTAD ITALIA-CUBA