Las organizaciones de cubanos residentes en Portugal condenan el atentado terrorista en contra la misión de Cuba en Washington.
Ahora no se trató de un “ataque acústico”, o “agresión sónica”, como tildó la propaganda anti-cubana de la administración Trump.
En esta ocasión son vidas humanas, peligrando por un acto terrorista de que la misión tendría de ser preservada por las autoridades del país anfitrión – y eso que está ubicada en la misma calle de la casa blanca.
Ni la tan prolífera comunicación social de Estados Unidos (EE.UU. a la hora de hablar de Cuba… ni un solo twitt de su mandatario explicó, hasta ahora, el fenómeno de tanta negligencia.
El Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez P., informó que la embajada cubana en los EE.UU. sufrió un ataque terrorista en horas de la madrugada de este jueves 30 de abril de 2020, cuando un individuo desconocido disparó con un arma de fuego contra el edificio de la misión diplomática.
A su vez, señaló que “no es posible disociar un hecho como ese del recrudecimiento de la política de agresión y hostilidad que aplica el gobierno de EE.UU. contra la República de Cuba, ni del endurecimiento del bloqueo criminal e ilegal”.
Asimismo, destacó, “en cualquier caso, ha sido alentada por la creciente retórica hostil contra nuestro país en que están involucrados de forma pública y sistemática, tanto el Secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, como altos funcionarios de ese departamento”.
Recordó que existen graves antecedentes históricos de actos violentos y hostiles, incluidos actos terroristas, contra funcionarios diplomáticos cubanos radicados en EE.UU., tanto en la sede en Washington como en su representación permanente ante Naciones Unidas en Nueva York y que en territorio de los Estados Unidos operan y han operado con impunidad durante años grupos e individuos que en el pasado han cometido actos terroristas contra la Isla.
Félix García Rodríguez, un revolucionario cubano, acreditado como diplomático de la misión cubana ante la ONU en Estados Unidos, fue asesinado en Nueva York el 11 de septiembre de 1980 por el terrorista cubano Eduardo Arocena, miembro de la organización terrorista Omega 7. El culpable fue juzgado y declarado como tal, en septiembre de 1984.
El diplomático cubano se convirtió así en el primer representante extranjero acreditado en la ONU asesinado en los Estados Unidos.
Además, consideró el canciller, que los actos de instigación a la violencia contra el personal médico cubano en terceros países con la participación de funcionarios estadounidenses, las calumnias y la demonización del personal de salud, alienta acciones violentas.
En una de sus últimas declaraciones contra el país caribeño, Pompeo acusó al gobierno de la Isla de cometer "trata de personas", mediante el envío de médicos a misiones sanitarias internacionales, por la pandemia de coronavirus.
En un principio, la orden imperial fue desprestigiar a los médicos cubanos, como hicieron a lo largo de estos años, utilizando un poder mediático, casi absoluto, tildándolos en su propaganda de ineficientes, falsos médicos espías, etc.
Por supuesto que necesitan cambiar de caballo en el camino a cada rato, como lo hemos escuchado en las últimas horas, de boca del mismo Trump y sus funcionarios desesperados, espantando fantasmas por todos lados como Mike Pence, Michael Kozak y otros.
Ante el absoluto fracaso que han tenido a pesar de la campaña propia y de sus lacayos, en el caso de los médicos cubanos, ahora resulta que se declaran “protectores de los derechos humanos” de estos profesionales para “salvarlos” de las “dictaduras”.
El tres de febrero de 1962, el presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy, firmó la orden ejecutiva 3447 del bloqueo total del comercio con Cuba, cuya redacción se basó, principalmente, en la empolvada Ley del Comercio con el enemigo del año 1917.
La estrategia estadounidense, que no ha cambiado hasta nuestros días, buscaba con el bloqueo el colapso de la economía cubana, para provocar hambre y miseria en el pueblo y provocar una insurrección popular, acciones de las organizaciones contrarrevolucionarias, junto con las redes de la CIA., para generalizar el terrorismo preparando la invasión “humanitaria”.
El recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero contra el archipiélago cubano llegó a niveles alucinantes, ejemplificados en leyes aplicadas por la actual administración, extendiendo las medidas de extraterritorialidad de Washington a terceros países.
Estados Unidos gasta más dinero que cualquier otro país del mundo para un sistema de atención médica paralizado y dominado por el negocio privado de las aseguradoras, que no puede proporcionar servicios decentes para 28 millones de personas sin seguro, y los otros 50 millones con servicios incompletos, o defectuosos programas de seguro médico basado en la ganancia.
En medio del desastre humanitario provocado por la pandemia del coronavirus, ignorada por la soberbia y el desprecio de Trump por el pueblo estadounidense y los pueblos del mundo. Ante la “peste” que cayó como un huracán en un país sin defensas sociales y con infraestructuras básicas totalmente insuficientes, eso los obliga a cambiar sus campañas y los ha llevado a lo más burdo y mediocre de sus acciones y sus discursos, ya que millones de habitantes no están amparados por ninguna seguridad social, ni posibilidad de recibir medicamentos ni equipos, ni comida suficiente, mientras se privilegia al servicio de salud privado y a las grandes empresas.
Es la evidencia de lo que significa un sistema capitalista en su ciclo más violento.
Diez millones de desempleados - en estos últimos, días seis millones quedaron sin trabajo - se convertirán en desaparecidos sociales totalmente desprotegidos, sin seguro social, sin hospitales públicos, sin leyes laborales, para favorecer a las grandes empresas del lucro y la explotación.
Para la campaña electoral en noviembre, los buenos resultados económicos no servirán en el marco de una economía en recesión por el impacto de la pandemia y por una población que, con toda probabilidad, quedará muy afectada en lo psicológico y lo económico.
Por eso, la mayoría de los votantes no va a sufragar en los comicios y los que son electos representan apenas a cerca del 20% de la población, algo siempre presente en todo sufragio y que se dará con más fuerza en la próxima elección estadounidense de noviembre. Por ahora, aunque si la crisis se ahonda, no se puede predecir qué va a pasar.
Que la mayoría de los muertos por el covid-19 sean afroamericanos, grupo que suele votar mayoritariamente a los demócratas, también puede tener un efecto a la hora de enfocar la campaña para Biden, quien puede canalizar el descontento de este sector social marginado, en su propio país.
Aunque sucede que un hipotético triunfo de Joe Biden no resuelve el problema planteado, él es sólo el retorno a la vieja política de EEUU: golpes de estado; intervención en los asuntos internos de todo país; colocar a Rusia y China como las mayores amenazas para sus intereses; armar a la oposición en Cuba, Venezuela, Irán, Siria.
Lo que protege momentáneamente a la élite de EE.UU., el enemigo externo, es un factor de cohesión mientras el hambre no se convierta en el denominador común del pueblo; cuando ésta llega, todo puede pasar, incluso la resurrección del maccarthysmo o del fascismo, salvavidas de una burguesía cobarde, o, porque no, una revolución social que haga estremecer de nuevo al mundo.
Estas dificultades internas explican, en parte, los últimos movimientos de la administración Trump anunciando maniobras antinarcóticos en el Caribe enfocadas a amenazar a Venezuela. El desvío de la atención de los problemas internos buscando un enemigo externo, como cortina de humo y vía para reducir las diferencias.
El plan es ir además por Cuba, Nicaragua y someter al resto de países de la región, imaginando en aras de su mesianismo psicótico, que esto podría salvar su campaña electoral y encubrir otros fracasos de su administración en medio de negociaciones de Rusia y Arabia Saudita por el petróleo, en el marco de anticuadas campañas mediáticas contra China, y la Federación Rusa.
Si algo positivo queda de la macabra lección dictada por el coronavirus, es la desnudez de la cruda realidad que con tanto esmero han ocultado los medios de información, y la demostración fehaciente de que la democracia, tal como está estructurada hasta el día de hoy, es la dictadura camuflada de los poderosos sobre toda la sociedad, una mascarada ajena a las promesas electorales de quienes llegan al gobierno. Se trata del régimen de las minorías, en el que se plasman, prácticamente en todo el mundo, los intereses de las clases dominantes.
Como tampoco se puede ocultar la solidaridad sin fronteras de un pequeño e inmenso país como es Cuba.
Asociación de Cubanos Residentes en Portugal - Asociación Cultural Yoruba de Cuba-F – Asociación de Originários Cubanos en Portugal