Por una sonrisa: el bienestar de la niñez en Cuba.

Autor: Evelin Pompa Guevara.
El Día Universal del Niño, que se celebra todos los años por iniciativa del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) con el objetivo de proteger los derechos de la infancia y de concientizar a los Estados y ciudadanos de todo el mundo sobre la importancia de su bienestar y desarrollo, se ha asumido de diferentes maneras a nivel internacional.

Muchos países lo festejan el 20 de noviembre, cuando la Asamblea General de la ONU aprobó la Declaración de los Derechos del Niño; y otros, como Cuba, decidieron mantener el 1º de junio –fecha oficial de la conmemoración- y agasajar a los infantes con actividades para su sano esparcimiento, la interacción social y la promoción de su cuidado.

Tiempo antes de suscribir la Convención sobre los Derechos del Niño en 1989, el gobierno cubano había garantizado derechos elementales de las niñas y niños como el acceso a una alimentación y alojamientos adecuados, a la educación y a la atención sanitaria gratuitas. Basta recordar que desde 1961 se redujo el analfabetismo hasta el 3,9 por ciento de la población total del país -con una tasa nula en la actualidad- y que en 1962 se eliminó la poliomielitis, enfermedad que todavía afecta a países de América Latina y África.

Gracias a las campañas de vacunación realizadas en la Isla, cada infante cubano está protegido contra 13 dolencias y las defunciones porenfermedades diarreicas agudas, numerosas en el continente, se producen de manera aislada.

Como parte del Sistema de Atención Primaria en la esfera de la salud se ha desarrollado un Programa Materno Infantil que gestiona el diagnóstico y tratamiento a las madres durante la etapa de gestación y después a los pequeños con el control de su dieta y de cualquier afección que puedan presentar.

Como resultado de dicho programa, al cierre del 2016 Cuba logró por noveno año consecutivo una tasa de mortalidad infantil menor a cinco por cada 1 000 nacidos vivos; y se redujo la mortalidad materna de 49 a 39 por cada 100 000 nacidos vivos. A ello se suma la baja transmisión materno-infantil del VIH, con una tasa del 1.85 por ciento, por debajo del promedio regional y por debajo de la meta acordadadel 2 por ciento; cifra acreditada luego de una revisión rigurosa por el Comité Regional de Validación, la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la Unicef y el Programa Conjunto de las Naciones Unidas para el VIH (OnuSida).

Vale apuntar que como región, América Latina no ha logrado eliminar aún la transmisión materno-infantil del VIH y de la sífilis como problema de salud pública, y solo unos 18 países y territorios exhiben datos que responden a este propósito en el año 2015.

En materia educacional, desde hace más de una década se extienden los programas instructivos a través de la televisión y la computación que, además de atraer a los escolares, apoyan la cobertura docente y propician una enseñanza integral, a tono con las exigencias profesionales de la nación.

Particularmente, existen 440 escuelas especiales distribuidas en todo el país que cubren las necesidades educativas de los niños con discapacidades y hasta 2015 contaban una matrícula superior a los 56 mil alumnos.

La enseñanza especial integra a 25 mil promotores, más de 80 mil educadores y tiene la colaboración de varias instituciones sociales y gubernamentales como los órganos del Poder Popular en cada municipio y provincia de Cuba.

Por otro lado, se ha priorizado la educación pre-escolar en los Círculos Infantiles y el programa “Educa a tu Hijo”, experiencia reconocida por la Unicef como positiva en 2002 y que ha beneficiado a las madres trabajadoras sin costo alguno. 

El 98 por ciento de la población infantil entre cero y seis años se acoge a dichos programas, con lo que Cuba se coloca entre los 26 países que superan el 95 por ciento de atención en los primeros años de vida a nivel global.
De igual forma, en las zonas rurales de la Mayor de las Antillas se han establecido estos métodos educacionales y otros vinculados a la cultura y la ciencia como los Círculos de Interés, junto a espacios de aprendizaje como las Salas de Video y los Clubes de Computación, promovidos por el líder de la Revolución cubana, Fidel Castro.

En el mundo, la población infantil sufre las consecuencias de los conflictos armados y muchos menores de 18 años sirven en organizaciones militares y están expuestos a lesiones o a perder su propia vida en los enfrentamientos.

Otros son víctimas del tráfico de órganos, de la migración forzada por situaciones bélicas y por la pobreza, así como de la trata para fines sexuales y de la explotación laboral. 
En junio de 2016 la Unicef advirtió que unos 70 millones de niños pueden morir de causas preveniblesy que más de 60 millones en edad escolar estarán fuera de los centros educativos; más de la mitad de ellos vive en África subsahariana.

El informe anual de esa organización internacional, titulado “Estado mundial de la infancia 2016”, indica que se están ampliando las disparidades entre las zonas ricas y pobres, y que los niños más pobres tienen cerca del doble de probabilidades de morir antes de cumplir los cinco años.

Asimismo, se advierte en el documento que los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), creados por las Naciones Unidas en 2015, no serán alcanzados en 2030 como estaba previsto de mantenerse estas tendencias, las contribuciones aún insuficientes y la hostilidad en varios países por la afluencia de inmigrantes y refugiados, sobre todo de Medio Oriente y África, que huyen de la guerra y la precariedad.

En un contexto internacional caracterizado por las desigualdades y la escasa voluntad política de los gobiernos para cumplir los objetivos de desarrollo, que inciden directamente en el bienestar de la niñez, Cuba posee un marco legislativo que abarca los Códigos de la Familia, del Trabajo y de la Niñez y la Juventud, además de la Ley de Maternidad, con extraordinarias ventajas para las madres.

Cualquier esfuerzo por garantizar la supervivencia, desarrollo, protección y participación de los niños y niñas es poco comparable con la gratificante sonrisa de quienes son –al decir de José Martí- “la esperanza del mundo”.

Embajada de Cuba en México


 

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Comunidad cubana