Presidenta de la comisión de Relaciones Internacionales condena declaraciones injerencistas  del eurodiputado David McAllister.

El eurodiputado David McAllister, presidente de la comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento Europeo se ha permitido hacer declaraciones provocadoras sobre la situación en Cuba que resultan antológicas por su ignorancia, cinismo y mala fe.

Lejos de mencionar que Cuba enfrenta un golpe blando que busca desestabilizar el país, se incorpora a la campaña mediática contra el país desde posturas que sepultan la verdad y la ética, y acaba por inmiscuirse en los asuntos internos de los cubanos.

Llama dictadura al sistema político construido en la Isla a partir de 1959. No solo ofende al 86% de los votantes cubanos que respaldaron la Constitución proclamada el 10 de abril de 2019, y pretende ignorar la unidad y el consenso que nos ha permitido resistir seis décadas de agresiones de la primera potencia económica y militar del mundo, sino que achaca al país flagrantes y reiteradas violaciones de derechos humanos realmente existentes en sociedades de nuestra región, y hasta de la suya, que continúa considerando democráticas.

Cuba es un Estado socialista de derecho. De los cientos de asesinados, desaparecidos, mutilados o violados  entre ciudadanos, activistas y líderes sociales lationamericanos, ninguno es cubano, aún tratándose en nuestro caso de agentes al servicio de una potencia extranjera o de vulgares delincuentes protagonistas de actos de odio y violencia.

A qué escuela asistió el Sr. McAllister que no entiende las estadísticas o no sabe leer que Cuba muestra una gestión ejemplar en el empeño por proteger a su población de la COVID-19, que ha sido capaz de producir la primera vacuna latinoamericanas para combatir la enfermedad, que su tasa de vacunación crece a un ritmo mayor que en algunos países industrializados, y que aún con muy lamentables fallecimientos, registra una tasa de letalidad notablemente más baja que la de las Américas. Debería, al menos, escuchar a los ciudadanos de Europa que se beneficiaron de la solidaridad de las brigadas médicas cubanas en el enfrentamiento a la pandemia.

McAllister nos acusa de tener un sistema económico que causa escasez crónica de alimentos, medicinas y otros servicios básicos, para luego recordar tímidamente sanciones económicas que suponen un reto para el desarrollo de Cuba. No se atreve a admitir que se trata de una persecución económica, comercial y financiera de carácter genocida como no ha padecido pueblo alguno, o que hace unas semanas la Asamblea General de las Naciones Unidas volvió a demandar de manera casi unánime el fin del bloqueo impuesto por el gobierno de los Estados Unidos contra Cuba.

Atrévase Sr.  McAllister a defender el derecho de los empresarios y los bancos europeos a negociar libremente con Cuba, impedidos de hacerlo por las leyes extraterritoriales de los Estados Unidos.

Si no respeta, Sr.  McAllister, la inteligencia y el civismo de los ciudadanos de Europa, no olvide que el pueblo cubano sabe hacerse respetar.

Tomado de la ANPP

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