Comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores
Durante meses, el Secretario de Estado de los Estados Unidos desató una operación para intentar convertir a una sobresaliente integrante de su nómina de asalariados defensores del bloqueo y de la agresión a Cuba, en experta imparcial en Derechos Humanos.
A pesar de la digna, valiente y legítima posición de numerosos gobiernos de Nuestra América, las múltiples presiones y las amenazas, que incluyeron el chantaje de que Estados Unidos recortaría presupuestos de programas de cooperación en el hemisferio, hicieron que la connotada mercenaria Rosa María Payá Acevedo fuese electa por estrecho margen, como Comisionada de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Sin embargo, los esfuerzos del Secretario de Estado, que colocó como una prioridad del Departamento que dirige, maquillar el expediente de la candidata, no borraron el vergonzoso historial de la nueva Comisionada que exhibe su apoyo a golpes de Estado, enarbola la mentira, y promueve intervenciones militares y políticas de guerra económica en la región.
Como confirmó el Panel Independiente para evaluar candidaturas a los órganos del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, Payá Acevedo, “demostró conocimiento limitado de las normas, jurisprudencia o doctrina internacional de los derechos humanos” y su actividad política “puede poner en duda la apariencia de independencia a juicio de un observador razonable”.
El Centro para la Investigación Económica y sobre Políticas emitió un informe especial sobre esta candidata en el que expuso que “el historial público de la Sra. Payá demuestra un reiterado menosprecio por los derechos humanos y por el derecho internacional en esta materia” y que difundió “desinformación sobre gobiernos de Estados miembros de la OEA”.
El Secretario de Estado, con su delirante obsesión anticubana y su desprecio hacia Nuestra América, consigue la imposición de una de sus empleadas preferidas paras defender políticas de coerción que son universalmente rechazadas.
Hechos como este demuestran que las relaciones hemisféricas necesitan una transformación profunda.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos está siendo utilizada en este preciso momento por el Secretario de Estado de los Estados Unidos, como parte de su campaña inmoral contra la cooperación médica que Cuba ofrece. Para ello, de forma inaudita, ha requerido a todos los Estados miembros de la OEA que respondan un detallado cuestionario sobre los acuerdos que tienen o han tenido con Cuba en materia de cooperación en el área de la salud, lo que muchos consideran es una petición sin precedentes y que viola la soberanía de los estados.
Cuba reitera que no reconoce, ni reconocerá autoridad moral o legal alguna a la OEA ni a ninguno de sus funcionarios y órganos subsidiarios o autónomos.
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U.S. Pressure and Coercion Impose Mercenary on the Inter-American Commission on Human Rights of the OAS
Statement by the Ministry of Foreign Affairs
For months, the U.S. Secretary of State led an aggressive campaign aimed at installing a prominent member on Washington’s payroll—an outspoken supporter of the blockade and aggression against Cuba—as an allegedly impartial human rights expert.
Despite the dignified, courageous, and legitimate stance taken by numerous governments across Latin America and the Caribbean, intense pressure and threats—among them the blackmailing of states with potential cuts to U.S.-funded cooperation programs in the hemisphere—ultimately resulted in the narrow election of the well-known mercenary Ms. Rosa María Payá Acevedo as a Commissioner of the Inter-American Commission on Human Rights (IACHR).
However, the Secretary of State’s efforts, which prioritized whitewashing the candidate’s record, could not erase the shameful past of the newly elected Commissioner. Ms. Payá has supported coups d'état, propagated falsehoods, and promoted military interventions and economic warfare in the region.
As confirmed by the Independent Panel established to assess candidates for the Inter-American Human Rights System, Ms. Payá Acevedo “demonstrated limited knowledge of international human rights law, jurisprudence, or doctrine,” and her political activism “could undermine the appearance of independence in the eyes of a reasonable observer.”
Additionally, the Center for Economic and Policy Research also issued a special report on this candidate, stating that “Ms. Payá’s public record reveals a consistent disregard for human rights and international human rights law” and that she has spread “disinformation about the governments of OAS Member States.”
Driven by an obsessive anti-Cuban agenda and demonstrated contempt for Latin America, the U.S. Secretary of State has succeeded in installing one of his favored operatives to defend coercive policies that are overwhelmingly condemned by the international community.
This situation highlights the urgent need for a profound transformation of hemispheric relations.
At this very moment, the Inter-American Commission on Human Rights is being weaponized by the U.S. Secretary of State as part of his immoral campaign against Cuba’s international medical cooperation. In an unprecedented and controversial move, he has demanded that all OAS Member States respond to a detailed questionnaire concerning current or past cooperation agreements with Cuba in the field of public health—an action many view as an infringement on national sovereignty.
Cuba reaffirms that it does not and will not recognize any moral or legal authority of the OAS, nor of any of its officials, subsidiary bodies, or autonomous entities.
(EmbaCuba Bélgica - Cubaminrex)