Que acaben de levantar el bloqueo

CAMALOTE, Camagüey.—«No existe dinero para comprar la vergüenza de un campesino», fue la respuesta tajante que sentenció a muerte a Sabino Pupo Milián, cuyo crimen se consumó en estos parajes, hace 68 años, por esbirros a las órdenes de la compañía estadounidense Manatí Sugar Company.

Como cada 20 de octubre, hasta el cementerio que guarda los restos del destacado líder campesino acudieron en peregrinación los pobladores de esta zona de fuerte tradición agrícola, para rendir homenaje a quien antepuso el honor y la dignidad a traicionar los intereses de los desposeídos y explotados.

«Por eso no podemos olvidar jamás la historia», alertó a los presentes Gustavo Pupo Pupo, uno de sus once hijos ya con 83 años de edad, quien reconoció que «después de vivir en la miseria solo con la Revolución vinimos a ser gente, somos dueños de nuestras vidas y nuestros destinos».

En clara alusión a las no ocultas intenciones del gobierno de los Estados Unidos de inmiscuirse en los asuntos internos del país para lograr cambios a su favor, el veterano campesino fue enfático: «Todo lo que brilla no es oro. Ningún campesino patriota se deja comprar ni engañar con propuestas que nos desunan».

Yudelmi Peña Díaz, joven campesina de Camalote, ratificó que tales acciones, «lejos de dividirnos, nos fortalecen más», criterio que compartió Wilmer Saute Sánchez, de la cooperativa Juan Pantoja, quien expresó que la mejor respuesta está en la entrega cotidiana al trabajo y la firmeza patriótica.

«Si quieren ayudar a los campesinos cubanos de manera sincera, comentó Ernesto Cancino Labrada, presidente de la cooperativa Raúl Hernández, lo que tienen que hacer es acabar de levantar el bloqueo, pero de verdad, no con medidas de poco alcance que no van a la médula del problema mayor».

Al término del homenaje a Sabino Pupo Milián, en el aniversario 68 de su vil asesinato, Hayda Díaz Figueredo, presidenta provincial de la ANAP, aclaró que los campesinos estudiaron gracias a la Revolución y saben distinguir bien cuál es la verdadera intención de la política estadounidense.

«Cuba es de los cubanos, aseguró, y el modelo lo construimos sobre la base de los ideales martianos y fidelistas. Aun con limitaciones, seguiremos empeñados en la lucha por el desarrollo del país, pero sin negociar jamás nuestros principios y valores más sagrados».

 

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