Como resultado del intercambio solidario entre dos pueblos hermanos, hace unos días se anunciaba la presencia en el aeropuerto de Ixtepec, Estado de Oaxaca de un destacamento de 40 galenos cubanos que instalaba su hospital de campaña en la unidad deportiva Che Nita, con el único propósito de ayudar a los damnificados de todas las poblaciones de la zona afectada por el sismo del pasado 7 de septiembre, trabajando las 24 horas del día y coordinándose con las unidades de Salud de Juchitán, Tehuantepec y el hospital del Ejército en Comitancillo.
El contingente internacionalista cubano está integrado en esta ocasión por 19 especialistas, entre cirujanos, ginecólogos, obstetras, traumatólogos, siquiatras, neurocirujanos y medicina general integral, así como 18 licenciados en imagenología, laboratorio clínico, sociología, enfermería e higiene y epidemiología, además de tres personas de apoyo y logística.
Del prestigio de los médicos cubanos, internacionalmente reconocido estamos al tanto todos, pero del nombre que identifica a los integrantes voluntarios del ejército de hombres y mujeres de batas blancas que acuden al llamado de socorro de otros seres humanos en el mundo, sus orígenes y trayectoria internacionalista quizás no sabemos lo suficiente.
El Henry Reeve, al que Cuba rinde honores y con su nombre designa a la agrupación médica, fue conocido como El Inglesito, nacido en Brooklyn, Estados Unidos, e incorporado desde muy joven a la guerra independentista cubana, donde se distinguió por su capacidad militar y cualidades humanas.
Sin precedentes en el mundo, el Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastres y Graves Epidemias “Henry Reeve” fue creado por Fidel Castro el 19 de septiembre del 2005 en la ciudad de La Habana. Formada bajo los principios de solidaridad e internacionalismo, esa brigada surgió como parte de la ayuda humanitaria que los médicos cubanos, en representación del pueblo de Cuba, le ofrecían al pueblo de Estados Unidos tras el paso del huracán Katrina por el sur de ese país el 29 de agosto del propio año.
A pesar de no haber obtenido la aprobación del gobierno estadounidense para realizar su tarea solidaria en ese momento, esta brigada no se amilanó y continuó presta para brindar su apoyo en cualquier otro lugar del mundo en que se le necesitara.
La misión inicial resultó Guatemala, a donde marcharon 687 profesionales en octubre del 2005. En el país centroamericano, seriamente afectado por el huracán Stan, brindó atención a más de dos millones de habitantes de 69 municipios, y salvó un estimado de cinco mil vidas humanas.
Poco después los brigadistas viajaron a Pakistán, severamente afectado por un cruento terremoto, donde 2 573 brigadistas afrontaron temperaturas de hasta 10°C bajo cero, y realizaron una tarea que incluyó la atención a más de un millón setecientos mil pacientes.
Otro episodio fue el arribo a Bolivia de 601 galenos para prestar servicios a los damnificados de las inundaciones y avalanchas causadas por intensas lluvias en el país andino, en febrero del 2007.
Desde su fundación y hasta el 2009, fueron salvadas 4 619 personas, se atendieron en consultas médicas a más de 3, 5 millones de pacientes de 21 países y se realizaron cerca de 19 000 intervenciones quirúrgicas.
Durante el brote de Ébola en 2014, la brigada de respuesta a emergencias unió sus conocimientos y esfuerzos en una operación médica internacional para mitigar la epidemia en Sierra Leona, Guinea y Liberia.
La calidad humana y profesional demostrada por los galenos cubanos mereció el premio Dr. LEE Jong-wook de Salud Pública, otorgado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 26 de mayo del presente año, como reconocimiento a la labor solidaria que Cuba ha puesto a la disposición de muchas naciones y el enfrentamiento de desastres naturales y epidemias graves.
Sin dudas, los oaxaqueños pueden estar tranquilos, se encuentran en excelentes manos.
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