Mayo
09
2020
Celia, o el regazo materno de la Patria libre.
Algo de impulso, de conspiración extraña, de anuncio estremecedor, dijo del ser especial que había nacido. Media Luna, 1920, batey azucarero y en Oriente bien adentro, cuadro ideal para la superstición. Pero no en la casa de Manuel, el médico generoso, hombre de ciencia, que exploraba los resquicios de las cuevas donde decían que había güijes y, sin dar crédito a los aparecidos, se iba a caballo, de madrugada y lloviendo, por las guardarrayas, al bohío de los enfermos sin centavos.