La dignidad, la resistencia y la unidad son nuestras fuerzas más poderosas frente a la deshonrosa y canalla acción anexionista que sirve al enemigo histórico de la nación cubana en su plan de fracturarnos y dividirnos para vencernos
Tras duros meses de pandemia, de impactante crisis económica mundial, de recrudecido y sostenido bloqueo -que han golpeado ostensiblemente a nuestro pueblo-, Cuba comienza a reanimar su vida social, los espacios y servicios públicos, las escuelas, el turismo y otros sectores de la economía.
Somos ya el país de las Américas con el más alto porcentaje de la población con al menos una dosis administrada de las vacunas contra la COVID-19, el de mayor velocidad de vacunación diaria en el mundo y el único que ha podido desarrollar una campaña masiva en los niños desde los dos años de edad; todo ello ha sido posible por la capacidad del país de producir sus propias vacunas, como fruto de la política científica trazada e impulsada por Fidel y el talento de hombres y mujeres forjados por la Revolución.
Nos vamos levantando con nuestras propias fuerzas, con el espíritu indoblegable, la dignidad y la capacidad de resistencia de nuestro pueblo, con la serena y firme conducción de la dirección del país, con el espíritu de victoria y la creatividad que se ha cultivado en medio de tantos años de duras batallas.
Quienes han apostado al fracaso del Socialismo en Cuba y vieron en el 11 de julio el golpe definitivo a la Revolución, andan frustrados y apurados en sus planes. Pretenden impedir toda posibilidad de bienestar, desarrollo individual y colectivo, tranquilidad ciudadana y paz en nuestra Patria.