Un cubano en el silencio, como en una trinchera .
Un reconocimiento, ante todo, al ser humano, al doctor, al hombre que se ha definido a sí mismo como «revolucionario, martiano, fidelista»; el mismo que desde hace 25 años conjuga el verbo salvar vidas en un salón de operaciones con la acción de velar, desde el anonimato, por un bien mayor, la salvaguarda de la Patria.