Embajada de #Cuba en #Panamá recuerda la caída en combate del Titán de Bronce Antonio Maceo y su ayudante Panchito Gómez Toro.
Asombrosas anécdotas contaron sus compañeros de lucha sobre el Titán de Bronce, Antonio Maceo y Grajales se convirtió en el mambí más temido para las huestes españolas, es así que hasta sus propios enemigos tuvieron que reconocerle su valor, arrojo, gallardía e inteligencia.
El mismo General Arsenio Martínez Campos, en carta íntima, del 18 de marzo de 1878, al presidente del Consejo de Ministros de España, Antonio Cánovas del Castillo, calificó al general Maceo como hombre de “mucho valor y mucho prestigio y que bajo su ruda corteza esconde un talento natural…”
El General Valeriano Weyler, en declaración a la prensa, tras la muerte de Maceo, dijo: “(…) era el más peligroso de todos los jefes insurrectos cubanos; incluso más que Máximo Gómez (…)”. También, años después al general mambí Rafael Montalvo: “(…) él ha sido el más grande general que ha dado Cuba en su lucha por la independencia”.
El Apóstol cubano al resultar impresionado por la lucidez de Antonio Maceo como jefe militar, expresó: “Hay que poner asunto a lo que dice, porque Maceo tiene en la mente tanta fuerza como en el brazo […]. Firme es su pensamiento y armonioso”.
Ya en los albores de la guerra del 95 afirmaba el político español Antonio Cánovas del Castillo. Dos balas, una para Gómez y otra para Maceo, y acabamos la guerra en Cuba»,. Lamentablemente, una de esas balas dio en el blanco, y el 7 de diciembre de 1896 rendía su vida el lugarteniente general del Ejército Libertador Antonio de la Caridad Maceo Grajales, en San Pedro, Punta Brava, junto a su ayudante, el Capitán Francisco “Panchito” Gómez Toro.
Su cuerpo tenía 26 heridas y por su coraje e intransigencia revolucionaria se ganó el epíteto de “El Titán de Bronce”. Con su muerte perdió Cuba a uno de sus más firmes pilares; al respecto el Generalísimo Máximo Gómez, en carta de pésame a María Cabrales escribió: “[…] pierde usted el dulce compañero de su vida, pierdo yo al más ilustre y al más bravo de mis amigos y pierde en fin el Ejército Libertador a la figura más excelsa de la Revolución”.
Antonio Maceo fue uno de los cubanos más conocidos de su época. Sus proezas militares y brillante trayectoria revolucionaria han sido fuentes constantes para la historia y la leyenda. Para la gran mayoría de los cubanos, su imagen física y hazañas son conocidas y cotidianas. Es usual que hombres y mujeres comunes puedan dialogar sobre el protagonista principal de la Protesta de Baraguá, y memorizar pasajes de su vida y fragmentos de su obra, que son recordados y citados en los más diversos escenarios políticos y culturales.
Este 7 de diciembre a 127 años de su caída en combate el pueblo cubano lo recuerda y sigue su ejemplo en las múltiples batallas.
Constituye un paradigma de los más altos valores morales, donde resalta su profundo humanismo, su altruismo revolucionario, su férrea disciplina y su incondicional amor a Cuba. La actuación ejemplar del Mayor General Antonio Maceo Grajales como soldado de la Patria, le hizo merecer importantes grados militares y alta estima de sus coterráneos y su pueblo e incluso el respeto de muchos de sus enemigos.