¡Estos hijos de nuestra América, que ha de salvarse con sus indios, y va de menos a más; estos desertores que piden fusil en los ejércitos de la América del Norte, que ahoga en sangre a sus indios, y va de más a menos!
Eso dijo el Apóstol de la independencia de Cuba, José Martí, sobre los nacidos en América, una tierra desangrada por la explotación colonial e imperialista durante siglos.
Este 28 de enero se cumplen 166 años del nacimiento de ese luchador, pensador de todas las luces, quien señaló cuando apenas era un adolescente su destino:
"El amor, madre, a la Patria
No es el amor ridículo a la tierra,
ni a la yerba que pisan nuestras plantas.
Es el odio invencible a quien la oprime,
es el rencor eterno a quien la ataca"
En sus palabras expresó su ferviente patriotismo y el antiimperialismo que dejó en su obra y su legado político, como figura máxima de la organización del movimiento independentista cubano.
José Martí fue más allá de su tiempo para adelantar el peligro que acechaba a las tierras de América, desde el vecino del Norte, que construyó su riqueza sobre la expropiación de los habitantes originarios de esa región, para luego aferrarse a las Antillas menores y al resto del área como su patio trasero.
(...) ¡los árboles se han de poner en fila para que no
pase el gigante de las siete leguas! Es la hora del recuento, y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes.
Para impedir que se extendieran los Estados Unidos por nuestras tierras americanas, Martí dio sus mejores esfuerzos y su vida. Por eso, no hay mejor homenaje a su memoria que defender la unidad y soberanía de los pueblos de América Latina y el Caribe, como única garantía de la paz y prosperidad.