El aislacionismo, como arma ideológica.
Los avatares cotidianos y las crisis bélicas mundiales, nos ensombrecen y subsumen de tal forma, que muchos sucesos de características históricas, pasan sin mayor impacto mediático y social. Ese es el caso, de los irrefutables resultados de la votación de la Asamblea General de Naciones Unidas, de este uno de noviembre, referida al arcaico bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos a Cuba. El mundo está en contra del bloqueo. No hay ninguna duda. De 193 Estados 191 votaron a favor del levantamiento del mismo. Solamente EE. UU. e Israel, se manifestaron a favor de mantener aquel caduco mecanismo de castigo político. Absolutamente fuera de época, contrario al humanismo y la buena vecindad. Se trata de un retroceso en las iniciativas que para normalizar relaciones con la Cuba socialista, impulso el gobierno de Barack Obama y que empiezan a revertirse.
La historia, sin embargo, siempre ha ido en sentido contrario a las aspiraciones imperiales. Seis décadas de aquel terrible bloqueo, no descarrilaron la orientación y acciones del pueblo y régimen político cubano. La evidencia histórica es abrumadora y ampliamente documentada: Los científicos cubanos han generado numerosos medicamentos y tratamientos de salud, que han transformado positivamente la vida de muchas personas, en el mundo; avances científicos que Cuba ha legado –generosamente– a la humanidad. El sistema educativo cubano se mantuvo incólume y se desarrolló de forma tal, que es internacionalmente reconocido como modelo a imitar. Los avances de la agroecología en Cuba, son notables, y sus prácticas incorporadas por cientos de miles de campesinos en América Latina, por su efectividad, bajo costo y ausencia de agrotóxicos en la producción. Es decir, que aun y cuando el bloqueo impuesto por el gobierno norteamericano, ha infligido graves daños a la economía del pueblo de Cuba. Aquel pueblo ejemplar, continúa desarrollándose bajo el alero del Estado Revolucionario.
El Gobierno de Guatemala, ha sido consecuente con la política de Estado asumida años atrás y votó rechazando el bloqueo, una actitud correcta, se trata de un asunto de derechos humanos y de solidaridad hemisférica, así lo entendió Guatemala y ha sido desde hace varios años conteste con aquella línea de diplomacia de largo plazo. El bloqueo a Cuba, riñe con los principios de una globalización social, pacífica y equitativa. Aherrojar al pueblo cubano, por su sistema de gobierno, no tiene asidero, en norma internacional alguna. Es un atavismo bélico. Que debe sustituirse por un marco de relaciones, pacíficas, equitativas y solidarias. En síntesis: Comunidad de Naciones. Respeto mutuo
— Helmer Velásquez