Ballet Español de Cuba inicia gira artística por varias ciudades de China

Shanghai, 11 de junio del 2024.- El Ballet Español de Cuba (BEC), bajo la dirección del maestro Eduardo Veitía, llegó a Shanghái para iniciar una gira por la República Popular China –por segunda ocasión, pues la primera fue entre noviembre de 2019 y enero de 2020, con "El Fantasma"–, que lo llevará por diversas ciudades y provincias de la geografía de este vasto país.

Con el espectáculo "Yo soy Cuba", cuyo diseño coreográfico firma el propio Veitía, en colaboración con Eddy Veitía (padre), Yessel Ramos y Daunis Noblet, dio inicio el recorrido escénico en el elegante Teatro Gengsu de Nantong, con capacidad para 1 500 espectadores, el día 7 de junio.

"Yo soy Cuba" es un trabajo artístico/danzario que se inspira en la música y en la cultura en el Caribe, región de confluencias, y principalmente en la Mayor de las Antillas, con una coreografía  inspirada en los “ladrillos” que conforman nuestra nacionalidad cubana, construida con esa rica mezcla que reúne lo hispano, africano, chino y lo autóctono de estas tierras caribeñas, en la que la magia se funde con el ritmo, la alegría, el colorido, y lo mejor de las tradiciones.

Las ciudades Nantong, Taicang y Tongxiang, en la provincia de Jiangsu, fueron testigos ya de esta cruzada cubana repleta de emociones.

Junto a los primeros bailarines Claudia González y Daniel Martínez, el bailarín principal Eduardo Arango y el cuerpo de baile del BEC, así como los artistas invitados Yessel Ramos, primer bailarín del Conjunto Folclórico Nacional de Cuba, y Daunis Noblet y Yankro Y. Jiménez, del Ballet Rakatán, se suma en la parte sonora el grupo musical acompañante Son D’Estilo, liderado por el maestro Enrique Collazo –director musical del espectáculo–, e integrado por otros cuatro excelentes músicos y cantantes, quienes realzan la obra.

Ellos entregan un variado catálogo de sonoridad con boleros, rumba flamenca, sones, cha cha chá, rumba, columbia, guaguancó, bachata, danzones, danzonete…, que los bailarines interpretan con el fulgor, alegría y pasión de los cubanos, y una profesionalidad nata, que traspasa fronteras.

Se suman los diseños escenográficos y el videomapping, de Tamine González, y el vestuario de Maray Pereda, que nos transportan visualmente a la Isla caribeña y a su rico folclor.

Pero el acento fundamental de este espectáculo sólido, atractivo y desbordante de creatividad escénica, aparece antes de iniciar el último cuadro. Cambia el ambiente, el escenario viste el pasado, y pasean, cual recuerdos ante el espectador, signos y rumores del tiempo.

Son los «ladrillos» fundamentales donde reposa nuestra nacionalidad, que cruzan de repente en una secuencia fina y emotiva, donde nada se olvida, y cautiva, por el colorido, la música y el baile: lo cubano (Siboney), lo africano (Canto a Elegguá), lo español (Mediterráneo) y lo chino (La Habana hermosa, versión china de una habanera) como homenaje a los emigrantes. Y seguidamente El Carnaval, donde todo confluye.

Es la apoteosis. Las ovaciones. Un efecto de encantamiento que atrapa. Todo ello queda en el recuerdo para sonar… con Cuba.

Fuente: Granma

(CubaMinrex-EmbaCubaChina)

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