Foto: Roberto Morejón Guerra
La Oficina Técnica del Ozono denunció ayer lunes que el bloqueo económico, financiero y comercial de Estados Unidos contra Cuba impide el acceso a mercados con tecnologías para la preservación del medioambiente.
El persistente acoso de las autoridades norteamericanas impone barreras de acceso a las alternativas a las sustancias agotadoras del ozono (SAO), advirtió el Doctor en ciencias Nelson Espinosa Pena, director de la institución.
Espinosa Pena aseguró que la aplicación de esa política hostil, considerada el genocidio más extenso de la historia, encarece los valores de las opciones de gases refrigerantes inocuos y las hacen menos competitivas, según reportó la ACN.
Mencionó también los altos precios y la inexistencia en el mercado de componentes y procesos tecnológicos con bajo potencial de calentamiento global.
El experto alertó sobre el hecho de que el elevado tiempo de funcionamiento imposibilita la reconversión de equipos y que el período empleado en la necesaria capacitación técnica del personal disminuye sus posibilidades operativas.
Llamó la atención de que también provoca un impacto negativo a las alternativas de los Fidrofluorocarburos (HFC), y la ausencia actual de legislación para el control de la Enmienda Kigali al Protocolo de Montreal, en fase de ratificación.
Una disposición de ese tipo quedó aprobada en 2016 en la XXVIII Reunión de las Partes del Protocolo de Montreal, que se realizó en Kigali, Ruanda, con vista a reducir la producción y consumo de los HFC, potentes gases de efecto invernadero.
Cuba es signataria del Convenio de Viena para la Protección de la Capa de Ozono (1985) y del Protocolo de Montreal, relacionado con el control y paulatina eliminación de la producción y el consumo de productos químicos industriales, dañinos al medioambiente.
En los últimos años en este país se eliminó el uso y consumo del bromuro de metilo, los alones, el metilo cloroformo, el tetracloruro de carbono y los clorofluorocarbonos.
Nacionalmente no se exportan ni producen alternativas a las SAO y su importación corresponde solo al consumo local.
Juventud Rebelde.