El 8 de diciembre de 1972 cuatro países del Caribe inglés que habían alcanzado su independencia establecieron relaciones diplomáticas con Cuba en un acto de incuestionable valentía política: Barbados, Guyana, Jamaica y Trinidad y Tobago.
Esta decisión histórica constituyó un paso fundamental para la ruptura del bloqueo diplomático contra Cuba.
Cuba y los países de Caricom tienen profundas raíces históricas y culturales que se remontan a la formación de la nacionalidad, se fortalecieron paulatinamente a partir del logro de la independencia por parte de los jóvenes estados de la Comunidad.
Más allá del lazo filial en que nos envuelven las aguas del común Mar Caribe, la instauración del 8 de diciembre como día que simboliza ese nexo y la celebración, en tal entorno, de las cumbres que buscan soluciones a los problemas comunes que nos aquejan, ha propiciado un marco referencial y único para mantener unidos nuestros destinos por medio del intercambio y la solidaridad.
No tiene Cuba otro mecanismo de encuentro e integración como ese con otra región o zona del mundo; ni ninguna otra nación del orbe ha establecido un formato unitario igual.
Por ello esta relación sigue siendo un ejemplo que mostrar al orbe y una evidencia de cómo se puede materializar la muy demandada cooperación Sur-Sur, de la que se escucha hablar en tantos foros.
En la 6ta Cumbre celebrada el 8 de diciembre de 2017 en Antigua y Barbuda, nuestros países suscribieron el Segundo Protocolo Adicional del Acuerdo de Cooperación Comercial y Económica, mediante el cual se prepara el terreno para concertar estrategias que fortalezcan la cooperación económica entre ambas partes.
De hecho, el documento estipulaba una medida auspiciosa para el intercambio comercial: la ampliación de las preferencias arancelarias de más de 300 productos para las naciones de la Caricom y de docenas de ellos para Cuba.
Entre las áreas donde se desarrollan más el intercambio cabe citar el comercio de servicios en sus modalidades de cooperación compensada y asistencia técnica en sectores prioritarios como la salud, la educación, la cultura, el deporte, entre otros.
Precisamente, la complementariedad es una marca de este intercambio de nuevo tipo que, como en el ALBA, caracteriza también los nexos de Cuba y la Caricom, atributo al que se suman la solidaridad y ese enfoque social que pone al ser humano primero.
Una muestra de ese carácter solidario de los vínculos es la cooperación brindada por nuestro país a sus hermanos caribeños en diversas materias, sobre todo en el área de salud.
Más de 1 500 colaboradores tenía Cuba en los países de la Caricom en marzo de este año, y son más de 5 000 jóvenes de esas naciones que se han formado en Cuba en diferentes especialidades.
Pero nuestros lazos no solo se asientan en las bases culturales que nos identifican y en la conciencia de que tenemos que complementarnos para enfrentar a las economías grandes.
Hay también un componente de identidad política, sembrado por los dignatarios de Barbados, Trinidad y Tobago, Guyana y Jamaica en 1972 cuando, desafiando las restricciones dictadas por la política norteamericana y su propósito de mantener aislado a nuestro país, establecieron vínculos diplomáticos con La Habana.
Treinta años después y, en recordación, precisamente, de ese gesto, se celebró en La Habana la primera reunión cumbre entre ambas partes, en el año 2002, y se acordó su realización cada trienio.
De ahí, también, el establecimiento del 8 de diciembre como Día Caricom-Cuba, y la realización de los encuentros de Jefes de Estado y de Gobierno en torno a esa fecha.
La prioridad urgente y global que representa el cambio climático y sus implicaciones negativas para nuestras sociedades, ecosistemas y economías son objeto de mucha atención.
Reforzar la cooperación en el marco de la Caricom y con otros organismos y agencias internacionales para fomentar una mayor adaptación y mitigación, fortalecer la resiliencia y reducir nuestra vulnerabilidad, en particular de los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo y los países de zonas costeras bajas.
La promoción del turismo sostenible como clave del crecimiento económico de la zona y de la integración energética regional; el compromiso con la protección y conservación del medio ambiente y el uso sostenible de los recursos naturales, y la decisión de continuar la cooperación en materia de seguridad alimentaria, nutrición y desarrollo agrícola como pilares en la lucha contra la pobreza, son los temas de atención priorizada en las relaciones entre Caricom y Cuba.
Cuba siempre tendrá un recuerdo imborrable de la actitud asumida por los primeros ministros de Barbados, Errol Barrow; de Jamaica, Michael Manley; de Trinidad y Tobago, Erick Williams y el presidente de Guyana, Forbes Burham, cuando establecieron vínculos diplomáticos con La Habana en 1972.
Con esa misma valentía e independencia de principios, las naciones caribeñas se cuentan entre las que, como un solo haz, han expresado en la ONU su oposición al bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba.
Este 8 de diciembre se cumplirán 46 años del establecimiento de estas relaciones que representan el símbolo de la amistad y la hermandad entre los pueblos. Estarán cimentadas siempre en el espíritu planteado por el Líder Histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, en el discurso pronunciado en la Segunda Cumbre Cuba-CARICOM, efectuada en Bridgetown, Barbados, el 8 de diciembre de 2005.
“A la globalización neoliberal y egoísta, al antidemocrático orden político y económico internacional, debemos responder con la unidad y la globalización de la solidaridad, y la promoción del diálogo, la integración y la cooperación genuina…”