El 25 de noviembre, coincidiendo con el primer aniversario del paso del Comandante en Jefe a la inmortalidad, su compañero de luchas, Comandante José Ramón Balaguer Cabrera, Miembro del Secretariado y Jefe del Departamento de relaciones Internacionales del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, fue el orador de fondo y clausuró el Segundo Coloquio sobre el Legado de Fidel Castro, convocado por la UWI Cave Hill Campus, organizado por un grupo de trabajo bajo la dirección del Profesor Dr. Tennyson Joseph, Jefe del departamento de Gobierno y Sociología, Facultad de Ciencias Sociales. La disertación fue sobre el internacionalismo en el pensamiento del líder histórico de la Revolución Cubana, en particular su contribución a la liberación de África y su proyección e impacto en las relaciones con el Caribe.
Le correspondió al Embajador cubano, Dr. Francisco Fernández, introducir al invitado de honor, destacando un resumen de su rica biografía al servicio de la Revolución, que en síntesis habla de su condición de Miembro del Secretariado del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y actual Jefe de su Departamento de Relaciones Internacionales. Haber sido miembro fundador del Partido y de su Comité Central en 1965. Miembro del Buró Político del Partido (1997-2011) y del Consejo de Estado de la República de Cuba hasta 2013. Ministro de Salud (2004-2010). Actual Diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular.
EL INTERNACIONALISMO EN FIDEL CASTRO: AFRICA Y EL CARIBE
No puede hablarse del legado del pensamiento de Fidel como internacionalista, sin hablar de África y del Caribe.Siempre destacó en los discursos vinculados con el continente africano que hablaba de sus pueblos como actores de su historia, y no como sujetos al margen de ella; algo que pocos políticos habían hecho hasta entonces. Cuando Fidel afirmaba que “En África se libra también una lucha decisiva”[i], puso el continente y a sus habitantes en el centro de cualquier análisis o referencia. Cuando hizo su histórica gira por varios países africanos en 1972, siempre mostraba interés por apreciar de cerca la vida de las poblaciones. Se involucraba personalmente, no era el político desconectado, lejano, que solo estaba en visita; sino que constantemente manifestaba su interés por tener contactos directos con la población, por conversar sin obstáculos con ella, para ver de cerca las obras que producían. [ii]
Desde entonces son los pueblos africanos quiénes ocuparán un lugar esencial en su oratoria y en la proyección de su obra revolucionaria. También comenzaba a establecer paralelos históricos entre sus procesos políticos y los nuestros en Cuba y el resto del Caribe, entre su cultura y la nuestra, entre su idiosincrasia y nosotros. Hay un ejemplo significativo: cuando compara los acontecimientos de Cabinda y Playa Girón, revelándose la unión espiritual que percibe entre Angola y Cuba, mostrando cómo dos acontecimientos, dos hechos históricos distintos, revelan las mismas aspiraciones. Desde entonces, se revelaba África como una hermana en la lucha revolucionaria, que conoce problemas similares y, sobre todo, que tiene que combatir al mismo enemigo: el imperialismo.
Cuando Fidel se refería a la actuación del imperialismo en África, recordaba su modo de accionar en Cuba y en el continente americano. Así, cuando evocaba los golpes de Estado que los EEUU apoyaban en África, recordaba cuán parecido era a los procesos históricos no solo de Cuba, sino de todo el subcontinente americano, “acostumbrado” a los planes orquestados por los Estados Unidos: “En África se manifiesta cada vez más el intento imperialista de penetrar, de dividir, de sojuzgar. Y han puesto de moda, en las últimas semanas, el golpe de Estado. Golpes de Estado en el Congo; golpes de Estado en África, en la República Central; golpes de Estado en Nigeria, según informan los cables, demuestran los esfuerzos desesperados del imperialismo por fortalecer el dominio en esa parte del mundo”.[iii] (Discurso pronunciado en el acto de clausura de la Primera Conferencia de Solidaridad con los Pueblos de Asia, Africa y América Latina (Tricontinental), en el Teatro Chaplin, La Habana, el 15 de enero de 1966) Era por eso constantemente reflexionaba sobre la necesidad de la unidad de los pueblos africanos y cubano, ya que el imperialismo buscaba precisamente desunir las fuerzas revolucionarias, y por eso había que hacer un frente común: “si nunca es fácil la lucha contra las fuerzas que amenazan la paz, contra los remanentes del colonialismo y el poderío aun no vencido del imperialismo, se hace más difícil y azarosa si esa batalla debemos emprenderla cuando nuestras fuerzas se resquebrajan por la desunión”.[iv]
Y también por eso explicaba la importancia de la solidaridad, y a partir de entonces en sus discursos África se convierte punto de solidaridad entre revolucionarios: “El movimiento de solidaridad [...] comenzó en África y en Asia, y se ha extendido ya al tercer continente del mundo oprimido y explotado por el imperialismo [...]”[v]. Fidel identificó tempranamente que el colonialismo, el neocolonialismo y el imperialismo son sinónimos de injerencia no solo en lo político, sino también en la cultura. Por eso resaltó siempre las secuelas de la colonización y del imperialismo con respecto a las culturas; en sus discursos, la pobreza no se relaciona únicamente con la economía, sino que va más allá, remitiéndonos al saqueo colonial en lo cultural y a su voluntad de empobrecer la identidad de los países colonizados.
En el análisis que realizaba sobre la Historia africana y cubana, decía que si los revolucionarios cubanos y africanos se comparan, los gobiernos de los Estados Unidos y de ciertos países de África se presentaban a la vez como iguales en sus intenciones; así lo mostraba en uno de sus discursos: “Cuando éramos niños, nos decían en las escuelas que dos cosas iguales a una tercera eran iguales entre sí. Al enarbolar las mismas banderas de las bandas de la UNITA y prestarles apoyo común, los gobiernos de los Estados Unidos y de Sudáfrica expresan su afinidad de ideas y propósitos, y se igualan entre sí. ¿Qué diferencia puede haber entre las políticas de Washington y de Pretoria?[vi]
Por eso Fidel denunciaba los puntos en común entre Washington y Pretoria, entre el pueblo cubano (que luchó contra el colonialismo y la dictadura de Batista) y los pueblos africanos que libraron una batalla contra dictaduras y potencias coloniales. Con Fidel aprendimos a llamar “hermanos” a todos los oprimidos del mundo. Él convierte la palabra “hermano” en una clave de su discurso revolucionario. A partir de entonces, comienza a existir una estrecha relación de hermandad entre los movimientos de liberación cubano y africano, pero sin interferencias en sus asuntos internos. Estos, a su vez, se vinculan con la Revolución, se rebelan contra el orden establecido por potencias económicas extranjeras y así observamos cómo Fidel presenta la comunión entre los pueblos de Cuba y de África: “Nosotros los cubanos, que hemos vivido una experiencia similar a la de ustedes, sabemos lo que es un pueblo revolucionario, sabemos lo que es un pueblo combativo, lo que es un pueblo consciente, lo que es un pueblo unido, lo que es un pueblo –en dos palabras– revolucionario. Y todo eso que nosotros conocemos”.[vii] (Discurso pronunciado en la población de Kissidougou, Guinea, el 4 de mayo de 1972)
La admiración de Fidel hacia las luchas emancipadoras del pueblo africano, se tradujo en solidaridad hacia nuestros hermanos africanos, como cuando dijo: “Para mencionar un elocuente ejemplo de los tantos que se pudieran citar, fue la guerra de Angola un conflicto en el cual participaron directamente trescientos setenta y siete mil treinta y tres cubanos en casi dieciséis años de cruentas hostilidades”.[viii] En tal sentido, es significativo el hecho de haber nombrado la participación cubana en Angola como “Operación Carlota”, el nombre de una célebre figura de una sublevación de esclavos en Cuba en el siglo XIX. De esta forma, Cuba llegó a ser un motor, o por lo menos un faro en la construcción, la conformación y en el estudio de la identidad cultural caribeña, en la cual entra de lleno el componente africano, común a los países de una región que se presenta a menudo como “fragmentada”.
Raúl Castro dijo en los funerales de Nelson Mandela: “Jamás olvidaremos cuando [Mandela] nos visitó en 1991 y dijo que el pueblo cubano tiene un lugar especial en el corazón de los pueblos africanos [...]. Cuba, que lleva en sus venas sangre africana, surgió en la lucha por la independencia de España y posteriormente tuvo el privilegio de combatir y construir junto a las naciones africanas”.[ix] La sangre compartida y derramada en los mismos combates es la imagen más fuerte que las autoridades cubanas podían dar de la comunión histórica y espiritual entre Cuba y África. Al resaltar la unidad y el internacionalismo hacia África, Fidel consideraba que pagábamos una deuda con el continente, recordando siempre que formaban parte de nuestro acerbo histórico, y de cómo fueron africanos los orígenes de muchas de las principales figuras de nuestras gestas independentistas. Luchar por África era preservar algunos hechos del pasado, en cuanto al origen de héroes de las luchas independentistas de la Isla, tales como Antonio Maceo, o pensadores como Félix Varela y por supuesto José Martí, cuyo ideario antimperialista y antirracista es incuestionable.
No puede hablarse de África sin recordar que la actuación del Comandante Che Guevara allí fue una prueba del compromiso de los más destacados protagonistas de la Revolución Cubana: “el Che había visitado varios países africanos. [...] Él denunció con fuerza, cuando intervino en la Asamblea General de la ONU, el 11 de diciembre de 1964, la agresión norteamericana-belga contra el Congo”[x]. En este sentido, no podemos olvidar que el Ché, cuando “ya en 1961 –no habían transcurrido dos años desde nuestra victoria, cuando el pueblo de Argelia libraba aún una asombrosa lucha por su independencia–, un barco cubano llevó armas a los patriotas argelinos. Y a su regreso trajo un centenar de niños huérfanos y heridos de guerra”[xi]. Fue así cómo la proyección de Cuba en África no se redujo a unos pocos territorios, sino que África se convirtió en un lazo entre Cuba y el resto del planeta.
Con el fin de las independencias africanas la relación entre Cuba y África no acabó, muy al contrario. Numerosos médicos comenzaron su peregrinar solidario hacia esas tierras, y es significativo volver a los artículos de Fidel titulado “La hora del deber”[xii] y “Los héroes de nuestra época”[xiii], relativos al envío reciente de médicos cubanos a varios países africanos para combatir el Ébola, y que muestra el compromiso indeclinable de la Revolución Cubana con el continente. El internacionalismo hace el milagro, como desafiando la dura realidad con cierta ironía: un pequeño país del Caribe no ceja en su ayuda altruista a sus hermanos, sin importar la lejanía, ni el criminal bloqueo norteamericano la Isla.
La profundización de las relaciones con los pueblos revolucionarios de África siempre ha estado acompañada del establecimiento de los vínculos con el Caribe, espacio multicultural y multiétnico, percibido por nuestro Fidel como una región de notable importancia, y no como apéndice o provincia o subregión de la América Latina. Por ello, podemos decir que la política de Cuba con respecto a África significó a la vez la apertura del Caribe a la Isla, y fue la base de una nueva mirada de la región caribeña sobre sí misma:
La profesora cubana Milagros Martínez, en un análisis sobre la proyección externa cubana hacia el Caribe, ha manifestado que: “La política de Cuba hacia el Caribe es hoy una de sus grandes prioridades en materia de política exterior. Tan es así, que podemos calificar esta política como la más dinámica y efectiva en la proyección externa de la Mayor de las Antillas durante la segunda mitad de la década del noventa y los primeros años del siglo XXI. Cuba es considerada por los caribeños como parte inequívoca de la región. Se le reconoce su activa y solidaria proyección hacia el Tercer Mundo, sus posiciones contra el racismo y el colonialismo, sus amplias relaciones con los países africanos, amén de la sensibilidad mostrada por la presencia del factor etnorracial –la raíz común africana– como elemento integrante de nuestra nacionalidad. Aspecto este último que, a su vez, ha incidido en la formación de una cierta identidad cultural caribeña.[xiv]
La esclavitud es un símbolo del pasado colonial que los cubanos compartimos con el resto del Caribe[xv] , siendo a la vez un vínculo común con África. Cuando revisamos los discursos de Fidel se percibe cómo exploraba en nuestra historia, reconociendo la influencia de las tradiciones culturales africanas, que se remontan a los tiempos del colonialismo español. En sus declaraciones se revaloriza constantemente el papel de los esclavos en nuestras Guerras de Independencia, y él no se refiere a la esclavitud solo para insistir en el aspecto cruel, inhumano, feroz, brutal, de tal explotación, sino que reinserta otra vez al hombre negro en la historia de la Isla. La esclavitud constituyen vínculos entre Cuba, el Caribe, África, el conjunto de los países colonizados y los países colonizadores. Para Fidel traen consigo una deuda, económica y moral, de los países colonizadores con respecto a los antiguos colonizados: “De los análisis matemáticos y de serias reflexiones sobre el problema, sacamos la conclusión de que la deuda externa de los países del Tercer Mundo es impagable e incobrable; que constituye para estos países un imposible político, un imposible económico y un imposible moral; que nuestros países no son deudores, sino acreedores; que el capitalismo en su desarrollo fue financiado con la sangre, el sudor y las riquezas de las colonias de Asia, África y la América Latina.[xvi] (Discurso pronunciado en Guinea en 1972)
Para Fidel, los países colonizados tienen todo el derecho a reclamar una compensación. Cuba siente que existe un deber moral, ético, de compensar un hecho histórico del cual también fue víctima y no protagonista. David González, africanista cubano ha expresado que: “Los argumentos referidos a la ayuda al África han sido claramente singularizados: el propio presidente Fidel Castro argumentó en su momento el “deber de compensación” que los cubanos [tenían] con África, en virtud del crucial papel desempeñado por los africanos y sus descendientes en [las] guerras independentistas y revolucionarias, en su aporte a la construcción de la nación cubana y en la creación de riquezas que sucesivas generaciones de todas las razas han disfrutado. De ese modo, muchos años antes de que cobraran auge las reclamaciones africanas de indemnización por los siglos de trata y esclavitud, Cuba, que no fue una de las potencias coloniales beneficiadas con la extrema explotación esclavista, se puso al frente de los reclamos con un ejemplo que, hasta el momento, ninguna antigua metrópoli ha osado seguir[xvii].
Para Fidel, un modo de “compensar” las lacras de la historia es estableciendo vínculos cada vez más fuertes con África y con los afrocaribeños, por ejemplo, mediante la posibilidad ofrecida a jóvenes africanos y caribeños de estudiar en Cuba: “Más de quince mil jóvenes africanos estudian en nuestra patria (unos 8 mil proceden de América Latina y el Caribe), sin costo alguno para ellos, y miles de médicos, maestros, técnicos y trabajadores cubanos prestan sus servicios gratuitamente en este continente (y más de dos mil trabajan en islas caribeñas). Más de doscientos cincuenta mil compatriotas nuestros han cumplido misiones en África como combatientes o como colaboradores civiles”[xviii]. (Discurso pronunciado en Harare, Zimbawe, el 2 de septiembre de 1986)
Así, la evocación por Fidel de “la deuda moral que [los cubanos] tienen con los hijos de África que los colonialistas arrancaron por fuerza de su tierra natal y trajeron como esclavos a Cuba, Haití y otras zonas de América”[xix], ofreció una valoración de los aportes africanos al Caribe. Así se revalorizaban las raíces africanas de una parte del Caribe, que probaba de manera concreta su intención de defender un patrimonio africano común a la mayoría de los estados caribeños, en busca de identidad y reconocimiento.[xx]
En el contexto de este Coloquio, no es ocioso recordar que Cuba nunca abandonó su determinación de establecer lazos sólidos con el Caribe desde 1959. El Líder histórico de nuestra Revolución siempre manifestó especial admiración por la región caribeña, como cuando señaló aquí, en Bridgetown, en la II Cumbre Cuba – CARICOM en 2005: “Sentimos cada vez más cariño, más amor, por los pueblos de estas islas y sus excelentes líderes (…) Son ejemplos para este hemisferio y para el mundo”[xxi].
[i][i]Discurso pronunciado por Fidel Castro Ruz en el acto de clausura de la Primera Conferencia de Solidaridad de los Pueblos de Asia, África y América Latina (Tricontinental), en el teatro Chaplin, La Habana, el 15 de enero de 1966; disponible en <http://www.cuba.cu/gobierno/ discursos/1966/esp/f150166e.html>.
[ii]Discurso en el estadio «28 de Septiembre», a su llegada a Conakry, Guinea, el 5 de mayo de 1972; disponible en <http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1972/esp/ c050572.html>.
[iii]Discurso pronunciado por Fidel Castro Ruz en el acto de clausura de la Primera Conferencia de Solidaridad de los Pueblos de Asia, África y América Latina (Tricontinental), en el teatro Chaplin, La Habana, el 15 de enero de 1966; disponible en <http://www.cuba.cu/gobierno/ discursos/1966/esp/f150166e.html>.
[iv] Idem Ob. Cit.
[v] Ibidem.
[vi] Idem.
[vii]Discurso pronunciado por Fidel Castro Ruz en la población de Kissidougou, Guinea, el 4 de mayo de 1972; disponible en <http://www.cuba.cu/gobierno/ discursos/1972/esp/c040572e.html>.
[viii] Roberto Bonachea Entrialgo: Así habló Fidel Castro, Santacruz de Tenerife, Ediciones Idea, col. Letras de Cuba, 2008, p. 13.
[ix]Jelsson Flores: «Raúl Castro y Rousseff homenajean a Mandela en su funeral», 10 de diciembre de 2013; disponible en <http://www.elheraldo.hn/vida/430258- 332/raul-castro-y-rousseff-homenajean-a-mandela-en-su-funeral>.
[x]Ignacio Ramonet: Fidel Castro: biografía a dos voces, Penguin Random House Grupo Editorial España, 2010.
[xi]Ibíd.
[xii]Publicado el 18 de octubre de 2014.
[xiii]Publicado el 4 de octubre de 2014.
[xiv]Milagros Martínez: “La proyección externa cubana hacia el Caribe”, disponible en: <http://www.ipscuba. net/index.php?option=com_k2&view=item&id=232 :la-proyecci%C3%B3n-externa-cubana-hacia-el-caribe&Itemid=
[xv] Idem.
[xvi]Discurso pronunciado por Fidel Castro Ruz en la población de Kissidougou, Guinea, el 4 de mayo de 1972; disponible en <http://www.cuba.cu/gobierno/ discursos/1972/esp/c040572e.html>.
[xvii] David González: «Impactos de África en Cuba: cincuenta años», disponible en <http://www.walterlippmann.com/docs2297.html
[xviii]Ver el discurso pronunciado en la VIII Conferencia Cumbre del Movimiento de Países no Alineados, celebrada en Harare, Zimbabwe, el 2 de septiembre de 1986; disponible en <http://www.cuba.cu/gobierno/ discursos/1986/esp/f020986e.html>.
[xix] Raimundo Gómez Navia: «Ahora la revolución es en Cuba», en Graciela Chailloux Laffita (ed.): De dónde son los cubanos, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 2007, p. 36.
[xx] Anthony Douglas King: «Spaces of culture, spaces of knowledge», en Anthony Douglas King (ed.): Culture, globalization and the world system: contemporary conditions for the representation of identity, Minneapolis, University of Minnesota Press, 1997, p. 15.
[xxi] Fidel Castro Ruz: Mensaje a los Jefes de Estado y de gobierno de los países miembros de la Comunidad del Caribe en la Segunda Cumbre Cuba – CARICOM”, 8 de diciembre de 2005.