COMUNICADO DE PRENSA
Ginebra, 4 de diciembre de 2017: La Reunión de los Estados Parte de la Convención sobre Armas Biológicas inició sus labores en Ginebra. 179 Estados participan de pleno derecho en la reunión al ser Estados Parte en este instrumento jurídico con la reciente incorporación de Samoa.
El Embajador de Cuba ante la Oficina de las Naciones Unidas en Ginebra, Pedro Luis Pedroso Cuesta, intervino en el debate para denunciar el bloqueo de los Estados Unidos contra Cuba como el principal obstáculo que enfrenta el país para una cooperación y asistencia internacional más amplia y efectiva en la esfera de las actividades biológicas.
Pedroso Cuesta se refirió a la importancia de adoptar un mandato para reiniciar, sin más demora, las negociaciones de un Protocolo para fortalecer la Convención. Recordó cómo desde el año 2001, debido a la interrupción injustificada de las negociaciones del referido Protocolo por Estados Unidos, la comunidad internacional aspira a la adopción de ese instrumento jurídico adicional, incluyendo un mecanismo de verificación.
El diplomático cubano hizo un llamado para fomentar la cooperación internacional, sin restricciones ni limitaciones unilaterales y discriminatorias, en beneficio del desarrollo económico y tecnológico de los Estados Parte, en particular los Estados en desarrollo, como un aspecto indispensable para hacer frente a los desafíos actuales.
Al propio tiempo, Pedroso Cuesta reafirmó que no puede limitarse el intercambio o empleo de agentes biológicos, materiales, equipamiento e información con fines pacíficos. Por ello, señaló que es necesario reducir las crecientes brechas entre países desarrollados y en desarrollo en los campos de la biotecnología, la ingeniería genética, la microbiología y otras áreas relacionadas.
La Convención sobre la prohibición del desarrollo, la producción y el almacenamiento de armas bacteriológicas (biológicas) y toxinas y sobre su destrucción forma parte de los instrumentos de derecho internacional destinados a prevenir los sufrimientos causados por la guerra. Al término de la Primera Guerra Mundial, se condenaba ampliamente el empleo de medios de guerra químicos y bacteriológicos, el cual fue prohibido en el Protocolo de Ginebra de 1925, instrumento precursor de la Convención. La Convención, redactada en el marco de la Conferencia del Comité de Desarme, y aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, se abrió a la firma en Londres, Moscú y Washington el 10 de abril de 1972. Entró en vigor el 26 de marzo de 1975 y es vinculante hoy para una amplia mayoría de Estados.
Aprobada con miras a alcanzar progresos efectivos en materia de desarme, la Convención marcó un hito decisivo en la prohibición y la eliminación de las armas de destrucción masiva. Su objetivo último definido en el preámbulo es excluir completamente la posibilidad de que los agentes bacteriológicos (biológicos) y las toxinas se utilicen como armas.
Cuba es Estado Parte de la Convención desde el 21 de abril de 1976 y cumple estrictamente con todas las obligaciones de este instrumento. El país cuenta con una legislación nacional así como aplica programas que se ven reforzados a través de un sistema de mecanismos de control que se extienden a todas las instalaciones con riesgo biológico y aquellas que forman parte del sistema nacional de contabilidad y control de estos materiales.
Cuba goza de reconocimiento internacional por los avances logrados en la esfera de la biología con fines pacíficos. El sector de la biotecnología ha desarrollado novedosos productos, medicamentos, equipos y servicios para mejorar la salud del pueblo cubano. Cuba también ha logrado la generación de bienes y servicios exportables así como tecnologías de avanzada para la producción de alimentos.
Misión Permanente de Cuba en Ginebra