Cuba instó hoy a la comunidad internacional a contribuir en la construcción de un nuevo orden mundial basado en la solidaridad humana y la justicia, en el que el diálogo y la cooperación primen en la solución de los conflictos.
Al intervenir en la Conferencia de Desarme en Ginebra, el viceministro primero de Relaciones Exteriores de Cuba, Marcelino Medina, llamó a salvaguardar a las futuras generaciones del flagelo de la guerra y de los nefastos sufrimientos que provoca.
“Trabajar incansablemente por preservar la paz y la seguridad internacionales, y fomentar entre las naciones las relaciones de amistad basadas en el respeto a los principios de la igualdad soberana y la libre determinación de los pueblos, debe seguir siendo un compromiso de la ONU y de sus Estados miembros”, subrayó.
El diplomático denunció que en 2017 se derrocharon en gastos militares 1,74 billones de dólares, la cifra más alta desde el fin de la Guerra Fría.
Lamentó que cada año se inviertan sumas exorbitantes en la industria de la guerra, se modernicen los arsenales nucleares existentes y se desarrollen nuevos sistemas de ese tipo de armamento, en lugar de destinar esos recursos a fomentar la paz, combatir el hambre y la pobreza y a la implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
“El desarme nuclear permanece congelado y la existencia de enormes arsenales nucleares, 100 de cuyas ojivas bastarían para provocar el invierno nuclear, constituye una grave e inminente amenaza a la supervivencia de la Humanidad”, avisó.
El vicecanciller señaló la gran importancia que la mayor de las Antillas concede a la promoción del multilateralismo como principio básico de las negociaciones en materia de desarme y no proliferación.
En ese contexto, expresó la preocupación por la decisión de Estados Unidos de retirarse del Plan de Acción Integral Conjunto o Acuerdo Nuclear con Irán y, más recientemente, del Tratado sobre Misiles de Alcance Corto e Intermedio firmado con Rusia en 1987.
“La comunidad internacional no puede permanecer pasiva, ni en silencio, mucho menos cuando se constata el fortalecimiento del papel de las armas nucleares en las doctrinas de defensa y seguridad de determinados Estados poseedores”, precisó.
Alertó que esas naciones están cada vez más prestas a considerar la utilización de esas armas, incluso en respuesta a las llamadas “amenazas estratégicas no nucleares”.