Nov
06
2017
Por Daniel Guerra Dominguez
La Isla, con particular empeño, ha contribuido al sostenimiento de la paz y la seguridad internacionales, la coexistencia pacífica, el respeto a los derechos humanos, y cooperado en la solución de muchas de las problemáticas más sensibles que atañen a la humanidad. No en balde es considerado un país de alto nivel, que llegó incluso a ocupar en 2011 el lugar 51 en el índice de desarrollo humano entre 187 naciones.
La ONU ha sido también tribuna y voz de los pueblos, desde donde Cuba ha denunciado el injusto orden internacional que aún impera y las conductas imperialistas, hegemónicas y genocidas de unos Estados sobre otros. Ha sido precisamente el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, el dirigente revolucionario más aplaudido en su seno, al marcar pautas en las cuatro ocasiones que desde el estrado de este organismo brilló por su valentía y excelsa oratoria en el ejercicio de las denuncias y las reflexiones de todo tipo sobre los acuciantes problemas que afectan a los pueblos y al mundo.
Es difícil abstraerse al hablar de Cuba y su interacción con la ONU y no rememorar aquella primera e histórica comparecencia de Fidel —hace 57 años— donde su medular discurso sobrepasó las cuatro horas y fue interrumpido doce veces por cerradas ovaciones de los representantes de 96 naciones que se dieron cita en el plenario, ante quien, apenas un año atrás, había derrocado a un régimen de oprobio y llevado al pueblo a su verdadera y definitiva reivindicación. Es allí precisamente donde pronuncia Fidel su memorable frase: “… ¡Desaparezca la filosofía del despojo, y habrá desparecido la filosofía de la guerra! ¡Desaparezcan las colonias, desaparezca la explotación de los países por los monopolios, y entonces la humanidad habrá alcanzado una verdadera etapa de progreso!...”.
Otros líderes cubanos, como Che con su inolvidable: “…Porque esta gran humanidad ha dicho ‘¡basta!’ y ha echado a andar. Y su marcha, de gigantes, ya no se detendrá hasta conquistar la verdadera independencia, por la que ya han muerto más de una vez inútilmente...”, y los destacados cancilleres y miembros del servicio diplomático cubano han hecho valer en ese organismo la voz de Cuba en defensa de los desposeídos y vilipendiados del mundo, en defensa de las causas más nobles por las que aún se continúa luchando.
ONU, PROGRESOS Y DESAFÍOS
Las Naciones Unidas han librado no pocos escollos para apreciar hoy día los progresos alcanzados en la diversidad de esferas y temas a su cargo, no obstante, la percepción acerca de la gravedad del cambio climático, la inestabilidad de la economía mundial y la urgencia de dar respuesta a los desafíos globales propiciaron —luego de varios años de debates— que sus 193 Estados Miembros aprobaran oficialmente una nueva agenda dirigida a erradicar la pobreza y concebir un mundo más sostenible.
Surgen así los Objetivos de Desarrollo del Milenio hasta 2015 que —como ya conocemos— estaban concebidos para adoptar decisiones únicamente en países en desarrollo; la Agenda 2030, implementada desde enero de 2016, y más recientemente, los esperanzadores 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que agrupan 169 metas de alcance mundial y aplicación universal al contemplar en su conjunto las disímiles realidades, capacidades, niveles de desarrollo y ser, contentivas de tres elementos esenciales: crecimiento económico, inclusión social y protección del medio ambiente.
CUBA Y EL DESARROLLO SOSTENIBLE
En Cuba, desde mucho antes de que aparecieran los Objetivos de Desarrollo del Milenio, ya se habían alcanzado grandes metas sociales impulsadas por los programas de la Revolución Cubana, logros que en medio de las adversidades y condiciones de bloqueo a que ha estado sometida la isla por los EE. UU., crecieron y se multiplicaron hasta no solo llegar al 2015 con la mayoría de sus metas cumplidas, sino continuar impulsándolas en función de la sostenibilidad y calidad de lo alcanzado, y que incentiva mediante la definición de su modelo económico e implementación de Lineamientos de la Política Económica y Social, perfectamente alineados a las prioridades de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Estos objetivos son alcanzables para la isla porque existe voluntad política y disposición gubernamental para articular y ejecutar los planes y programas locales y territoriales con los de la nación, en armonía con la sociedad civil y todos los sectores, capaces de contribuir a su consecución.
Por solo reiterar uno de los temas más álgidos: el cambio climático, que ya está afectando a la salud pública, la seguridad alimentaria e hídrica, la paz y la seguridad; los cubanos se han tomado muy en serio enfrentarlo a través de programas nacionales y de la Tarea Vida, conscientes de que “el principal error de una estrategia es dejar que la oportunidad pase de largo”, por ello actúan resueltamente.
CUBA, ONU E INTERACTIVIDAD
El accionar es recíproco entre la mayor de las Antillas y la añeja pero vital organización. Desde hace más de 60 años Naciones Unidas acompaña los esfuerzos nacionales y locales en favor del desarrollo del país y del bienestar de su población. Hoy día ascienden a 19 los fondos, agencias y programas que aportan conocimiento y experiencias, recursos y redes de aliados para apoyar a Cuba, cooperación que fluye a través de cuatro áreas en el marco de la asistencia para el desarrollo: Dinámica poblacional y servicios sociales y culturales, Desarrollo económico sostenible, Seguridad alimentaria y nutricional, y Sostenibilidad ambiental y gestión de riesgo de desastres; acompañándola así en su estrategia de desarrollo perfectamente alineada —como ya se dijo— al proceso de actualización del modelo económico, que busca de manera sostenible mejorar el desempeño económico y la calidad de vida de su población.
La reciprocidad común entre el organismo y Cuba es muestra fehaciente del positivo estado en que se coopera, y la isla agradece el desarrollo de esos proyectos de apoyo a políticas públicas, de acompañamiento en la implementación de convenciones y acuerdos internacionales; acceso a conocimientos, experiencias y metodologías innovadoras y novedosas; el desarrollo de capacidades, de modelos de trabajo y formas de gestión; el fortalecimiento estadístico y de manejo de información y la adquisición de insumos y transferencias de tecnologías, entre otras. Ejemplos de esa buena voluntad son los pasos que se dan hoy día para ayudar a resarcir los daños causados en las zonas que resultaron más afectadas por el huracán Irma, sin descuidar por ello los programas y proyectos con los que trabaja cada agencia, a nivel nacional o territorial, y que obedece a un Plan de Acción preacordado, dirigido a cubrir las necesidades más perentorias en 33 municipios de las provincias La Habana, Mayabeque, Matanzas, Villa Clara, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila y Camagüey, para dar así solución o respuesta en sectores prioritarios como vivienda, seguridad alimentaria, agua, saneamiento e higiene, salud y educación, en un entorno de dos millones de personas.
Destacada ha sido también la participación de Cuba en el órgano más representativo y democrático de Naciones Unidas, los sucesivos períodos de sesiones de su Asamblea General, lugar a donde ha ido a hacer valer los principios de la Carta Magna en coherente denuncia de las complejidades y reiterados contextos del orden internacional injusto que ha prevalecido por décadas en el mundo, cuya complejidad se afianza ante enormes desafíos planteados a la comunidad internacional por situaciones excepcionales de cambio climático, subdesarrollo, desigualdades sociales y repuntes de conflictos que amenazan con internacionalizarse y llevar el mundo al exterminio de la especie humana, por el afán de algunas potencias que erigen sus pretensiones hegemónicas sobre la base del irrespeto al derecho internacional y a la soberanía de los Estados, y que pretenden imponer la dominación geoestratégica a través guerras de todo tipo, para alzarse con el botín de los más preciados recursos naturales.
CUBA ANTE LA ONU, DIGNIDAD Y DEFINICIÓN
Cuba ha actuado y así lo hará siempre en defensa del multilateralismo, sustentado en el respeto a los principios consagrados en la Carta de las Naciones Unidas, en la promoción del desarme, la paz y la solidaridad internacional, necesaria para que el desarrollo beneficie a todos, sin exclusión, mediante una cooperación internacional genuina en la promoción y protección de los derechos humanos. La dignifica su activa participación en las propuestas de reforma a las labores de Naciones Unidas en los diferentes asuntos y áreas que conforman este complejo organismo internacional, abocado a lograr mayor y mejor efectividad en las respuestas a la diversidad de requerimientos que exponen los países en desarrollo y las grandes mayorías.
Cuba destaca por su transparencia, al compartir y socializar sus modestas experiencias en los progresos alcanzados por la Revolución Cubana en los más disímiles ámbitos, en promover o coauspiciar proyectos de resolución como los derechos del niño, derecho a la alimentación, derechos humanos, derecho al desarrollo y el respeto a la diversidad cultural. Destaca además en la condena al uso de mercenarios contra el ejercicio de la libre determinación de los pueblos y en promover proyectos en la observancia de normas ambientales en la elaboración y aplicación de acuerdos de desarme; entre otros relativos al desarme nuclear y en rechazo a las medidas coercitivas unilaterales.
El pasado 1 de noviembre se celebró en Naciones Unidas la votación de la resolución 71/5 de la Asamblea General, titulada “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba”. La isla contó con el reconocimiento y el respaldo de la generalidad de la comunidad internacional. Así lo han hecho año tras año y así ocurrió en este, máxime cuando el presidente Trump anunció el pasado 16 de junio el recrudecimiento de la aplicación del bloqueo anticubano.
El apoyo abrumador al reclamo de que se ponga fin a esta política unilateral, injusta e ilegal se ha mantenido firme e inalterable en cada una de las batallas por librar. Porque Cuba en la ONU más que una esperanza es la refundación de una utopía que no cesará hasta ver alcanzados los sueños de un mundo seguro y sostenible para la especie humana.
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