Cubanos residentes en Barbados firman el Libro de Condolencias por Fidel.

Cubanos residentes en Barbados firman el Libro de Condolencias por Fidel. La Asociación de Cubanos Residentes "Mártires de Barbados" firmó el Libro de Condolencias por el fallecimiento del Líder de la Revolución Cubana y entregaron al Embajador una declaración de solidaridad con un toque de distinción especial. Encabezados por su Presidente, Colbert Belgrave, adjuntaron al documento el poema "Canto a Fidel", escrito por la insigne Carilda Oliver, que culmina así: "Gracias por ser de verdad/ gracias por hacernos hombres/ gracias por cuidar los nombres que tiene la libertad. Gracias por tu dignidad/ gracias por tu rifle fiel/ por tu pluma y tu papel/ por tu ingle de varón. Gracias por tu corazón. Gracias por todo, Fidel". ¡Cuba unida en una sola lágrima! Así somos los cubanos dignos!
"Canto a Fidel".
Asociación de Cubanos Residentes firman el Juramento  del concepto Revolución de Fidel
Reconocemos también la labor realizada por la Directiva de la Asociación de Cubanos Residentes "Mártires de Barbados". No solo por la movilización para firmar el Libro de Condolencias, sino por la firma del Juramento sobre el concepto de Revolución, salido de la genialidad de Fidel -el artífice de la unidad martiana de nuestra nación-. A Colbert, Tania, Hugo, Hilda, y sus entusiastas activistas: Evelyn, Yahima, sumando a los que nunca faltan Samy, Federico, Wilber, Doris, Pedro (s), Tony y sus respectiv@s compañer@s...y muchos más. Por eso decidimos publicar íntegramente el poema de nuestra insigne poetiza Carilda Oliver Labra, que ellos quisieron que fuera el corolario de su saludo al Comandante: "Canto a Fidel":
No voy a nombrar a Oriente, no voy a nombrar la Sierra,
no voy a nombrar la guerra –penosa luz diferente.
No voy a nombrar la frente, la frente sin un cordel,
la frente para el laurel, la frente de plomo y uva:
voy a nombrar toda Cuba, voy a nombrar a Fidel.
Ése que para en la tierra aunque la luna lo hinca,
ese de sangre que brinca y esperanza que se aferra;
ese clavel en la guerra, ese que en valor se baña,
ese que allá en la montaña es un tigre repetido
y dondequiera ha crecido como si fuese de caña.
Ese Fidel insurrecto respetado por las piñas,
novio de todas las niñas que tienen el sueño recto.
Ese Fidel –sol directo sobre el café y las palmeras–;
ese Fidel con ojeras vigilante en el Turquino
como un ciclón repentino, como un montón de banderas.
Por su insomnio y sus pesares por su puño que no veis,
por su amor al veintiséis, por todos sus malestares,
por su paso entre espinares de tarde y de madrugada,
por la sangre del Moncada y por la lágrima aquella
que habrá dejado una estrella en su pupila guardada.
Por el botón sin coser que le falta sobre el pecho,
por su barba, por su lecho sin sábana ni mujer
y hasta por su amanecer con gallos tibios de horror
yo empuño también mi honor
y le sigo a la batalla en este verso que estalla
como granada de amor.
Gracias por ser de verdad, gracias por hacernos hombres,
gracias por cuidar los nombres que tiene la libertad.
Gracias por tu dignidad, gracias por tu rifle fiel,
por tu pluma y tu papel, por tu ingle de varón.
Gracias por tu corazón.
Gracias por todo, Fidel!

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