La Habana, 7 mayo 2020 (Prensa Latina). El reconocimiento al internacionalismo de Cuba en la esfera de la salud alcanza dimensiones universales cuando el mundo enfrenta hoy la peor crisis sanitaria en poco más de un siglo, con la pandemia de la Covid-19.
La gratitud proviene de todas partes y sectores: partidos políticos, organizaciones no gubernamentales, gobiernos, centrales obreras, movimientos de solidaridad, la prensa, personalidades y de los pueblos, los más agradecidos.
Esta estima no tiene barreras idiomáticas ni ideológicas y ocurre paralela también a la feroz campaña promovida por el actual Gobierno de Estados Unidos con su presidente Donald Trump y el secretario de Estado Mike Pompeo al frente, contra las misiones médicas cubanas.
La furia imperial contra el personal de la salud de la mayor de las Antillas forma parte de la política de arreciamiento del bloqueo y de descrédito del gobierno estadounidense para intentar ahogar la Revolución cubana y mellar dos de sus principales estandartes: su vocación internacionalista y solidaria.
A tales fines, el Departamento de Estado hizo público un documento intitulado “La verdad sobre las misiones médicas de Cuba”, el cual está plagado de mentiras al tildar a los médicos de esclavos y acusar al Gobierno de La Habana de practicar la Trata.
Como ya es típico de la política exterior estadounidense, y esta Administración elevó a planos insospechados, no faltan los chantajes y presiones contra gobiernos, el pago a personeros y títeres, promoción de programas para la deserción y muchas falsedades, entre otros ardides.
Como dice el refrán popular, “la mentira tiene patas cortas”, y la pandemia del SARS-CoV-2 vino a demostrar al mundo que el altruismo, solidaridad e internacionalismo del personal de salud cubano no es casualidad y sí principio inquebrantable de miles de hombres y mujeres forjados por la Revolución.
El efecto de los médicos y especialistas de la isla en las actuales circunstancias puede verse en dos dimensiones: la necesidad de su falta en naciones como Brasil, Ecuador y Bolivia, cuyos gobiernos siguieron los designios de Washington y sus pueblos sufren los embates de la Covid-19.
En otra, su presencia salvadora en países de América Latina y el Caribe, África y Europa, a donde llegaron para arrebatar de la muerte a miles de personas afectadas por la enfermedad y quienes hoy agradecen el gesto de médicos especialistas, enfermeras y técnicos de la salud caribeños.
Divididos en 24 brigadas y en más de dos mil integrantes, miembros del Contingente Internacional de la Salud Henry Reeve enfrentan la pandemia a solicitud de gobiernos, y alrededor de 30 mil, en unos 60 países, brindaban desde antes su colaboración en los formatos acordados por las autoridades.
Tan solo por estos días partieron hacia África cuatro brigadas con cerca de 500 galenos y otros especialistas (Angola, Sudáfrica, Cabo Verde y Togo), continente donde la solidaridad internacionalista cubana en la salud llegó por primera vez a Argelia, en 1963.
La larga historia de cooperación sanitaria con esa zona del mundo tiene, quizás entre muchas, la mejor contribución de la nación antillana, cuando 256 profesionales de la salud viajaron en 2014 a Sierra Leona, Liberia y Guinea, a solicitud de la Organización Mundial de la Salud (OMS), para enfrentar el ébola.
Este gesto llamó la atención al mundo y la gratitud llegó de todas partes y diferentes formas para los siete mil 491 componentes del contingente -creado por el líder histórico cubano, Fidel Castro, en 2005- que en 11 años salvó la vida a más 80 mil personas en 21 naciones, según datos oficiales.
Por solo mencionar dos, el Consejo Ejecutivo de la OMS decidió otorgar por unanimidad en 2017, en su septuagésima Asamblea Mundial, el Premio de Salud Pública en Memoria del Dr. Lee Jong-wook, y la Unión Africana entregó en 2016 una placa de reconocimiento en la sesión final de la XXVI Cumbre.
Ahora cuando las pretensiones estadounidenses insisten en mentir sobre las misiones médicas cubanas en el exterior, crecen las voces a la propuesta de la organización estadounidense Codepink de entregar el Premio Nobel de la Paz a la brigada médica Henry Reeve.
Desde Francia, el diputado François-Michel Lambert y el académico Salim Lamrani llamaron este miércoles a seguir el ejemplo de Cuba, cuyo esquema de salud pública tiene como centro de atención el ser humano, la inclusión y la prevención.
En un artículo publicado en el diario L´Humanité, destacaron el alcance social de la medicina en la isla, que le ha permitido enfrentar la crisis sanitaria derivada de la expansión del virus SARS Cov-2 con la participación activa de la sociedad.
En Estados Unidos, unos 25 miembros del Congreso firmaron una carta que insta al gobierno de su país que le permita a Cuba acceder a equipos médicos y la colaboración necesaria para combatir la Covid-19.
La iniciativa fue liderada por senador Patrick Leahy y el representante Jim McGovern, ambos demócratas.
Por su parte, la legisladora Jessica Karjala, miembro de la Cámara de Representantes del estado norteamericano de Montana, pidió el fin del cerco estadounidense, incrementado en medio de la pandemia del nuevo coronavirus.
Teniendo en cuenta la crisis actual, debemos suspender las sanciones de Estados Unidos contra Cuba para garantizar la entrega de suministros humanitarios y médicos que se necesitan con urgencia, escribió en un artículo publicado en el diario Independent Record.
Dejando a un lado toda política y culpa, no hay un argumento legítimo para cortar la cadena de suministro a ningún país en momentos de pandemia, especialmente a un país que ha dado lo mejor de sí en tiempos de crisis, estimó la legisladora estatal.
También desde ese país, la organización Codepink llamó a otorgar el Premio Nobel de la Paz a la brigada médica internacional Henry Reeve, especializada en atención a desastres y graves epidemias por la labor que realiza en más de una veintena de países afectados por la pandemia de la Covid-19.
En reconocimiento a su magnífica solidaridad y desinterés, al salvar miles de vidas mientras ponen las suyas en riesgo, instamos a otorgarle el Nobel de la Paz de este año, expresa el texto publicado este martes por esa agrupación feminista y pacifista, respaldado ya por más de dos mil 600 firmas.
Igualmente, la Asociación de Amistad Austria-Cuba (OKG) reiteró su condena al bloqueo y donó a Cuba cinco mil euros para la adquisición de ventiladores pulmonares, que se suman a otros 15 mil euros enviados a finales de marzo como contribución al combate contra la expansión del virus SARS Cov-2.
OKG presentó una convocatoria en Internet para reunir firmas en contra de esa política unilateral y hostil de Washington bajo el título Cuba ayuda, nosotros ayudamos a Cuba. Por el fin del bloqueo, cuya petición ha recibido 553 rúbricas.
En otra muestra de solidaridad, China, por medio de su embajador en La Habana, Chen Xi, entregó la víspera un donativo valorado en unos 42 mil 500 dólares, que incluye seis mil mascarillas N95 y 60 mil quirúrgicas.
El gobierno y varias empresas de ese país asiático han enviado a la isla varios donativos de suministros sanitarios para el enfrentamiento al contagio por el nuevo coronavirus.
Recientemente, el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, llamó a la solidaridad internacional para combatir esta pandemia, en el entendido de que ninguna nación, por rica y desarrollada que fuere, está en capacidad de enfrentar por si sola con éxito un desafío de esta naturaleza.
Digámoslo con honestidad: si hubiéramos globalizado la solidaridad como se globalizó el mercado, la historia sería otra, expresó en un encuentro de trabajo del Movimiento de Países No Alineados, efectuado este lunes a través de video conferencia.
En la reunión, los países miembros de ese mecanismo multilateral reclamaron el fin de las medidas coercitivas unilaterales de Washington contra Cuba y otras naciones del bloque.
7 de mayo de 2020 (Tomado de CubaMINREX / Prensa Latina Por Juan Carlos Díaz Guerrero).