El Código de las Familias busca preservar valores como el respeto mutuo, la lealtad, la solidaridad, la asistencia recíproca, así como el afecto entre sus miembros, para que no deje de ser la familia una entidad moral, de naturaleza plural que posee un único objetivo: hacer felices a aquellos que la componen.
El nuevo Código de las Familias –que será sometido a referendo popular el venidero 25 de septiembre– no responde a una voluntad particular, sino a una necesidad social, partiendo de un escenario, en el que la familia cubana ha cambiado sustancialmente, desde que se promulgara la ley anterior en 1975. El texto que ahora se propone señala que la sociedad cubana ha evolucionado y las características de las familias han cambiado sustancialmente en relación con otros momentos precedentes, influidas por elementos como factores sociodemográficos, las transformaciones en el modelo económico, la visión desde los derechos a fundar y a vivir en familia, los de la infancia, los de las personas adultas mayores, los de las personas en situación de discapacidad, y los de quienes puedan estar en cualquier situación de vulnerabilidad, así como las transformaciones al interior del hogar con respecto a la distribución más equitativa del trabajo doméstico y de cuidado, todos acorde con los principios de igualdad y no discriminación.
Por tal motivo, y en busca de esa adecuación al modelo de familia actual, en el texto que será llevado a referendo se consolidan y refuerzan los derechos, afectos y solidaridad.