No es que sea un inesperado «efecto colateral», el objetivo está claro y la administración estadounidense nunca lo ha ocultado: rendir por hambre y enfermedades al pueblo cubano.
Esa es de las principales metas a las que apunta el bloqueo, una política de estrangulamiento económico contra Cuba, cuyo impacto en las esferas sociales es innegable.
Pero el Gobierno norteamericano no solo es experto en tirar la piedra, sino también en esconder la mano: durante casi 60 años, al aplicar sus medidas extraterritoriales contra la Isla, ha intentado sembrar la opinión de que su problema no es contra la población, sino contra sus dirigentes, a quienes acusa de usar al bloqueo como mera retórica.
Sin embargo, ¿les podrán parecer retóricas a las familias de los tres pacientes menores de 15 años de edad con diagnóstico de Tumor del Sistema Nervioso Central, –segunda neoplasia más frecuente en niños, después de las leucemias y linfomas– las disposiciones que le impidieron a la empresa importadora y exportadora cubana de productos médicos Medicuba s.a. comprar el medicamento de Temozolamida, la primera línea de tratamiento quimioterapéutico para tumores cerebrales malignos?
Medicuba s.a. solicitó a varias compañías estadounidenses, como Pfizer y Bristol-Myers Squibb, sus cotizaciones; hasta el momento, no se ha recibido respuesta de los suministradores. Con estos tres niños, el Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología ha tenido que recurrir a la administración de protocolos de tratamientos alternativos.
Las enfermedades cardiovasculares constituyen la primera causa de muerte en la Isla; en marzo de este año se solicitó a la compañía Amgen la adquisición del anticuerpo monoclonal Evolucumab Repatha, primer fármaco biológico utilizado para el tratamiento de la hipercolesterolemia (colesterol elevado) en pacientes de alto y muy alto riesgo cardiovascular. Tampoco se han tomado la molestia de contestar.
Podría hablarse de números, mas lo imposible de cuantificar es la desesperación de quien ve a un ser querido sufrir y no puede contar con el medicamento idóneo para la atención de su enfermedad y, en muchas ocasiones, en el momento necesario para salvarle la vida.
Los impactos en las esferas alimentaria, de educación, cultura y deporte son múltiples también y han incidido en las vidas personales y profesionales de millones de cubanos.
Mientras, Estados Unidos enarbola los derechos humanos contra todo país que no incline la cerviz ante su voluntad e intereses, y cuando el Tío Sam y la doble moral se sientan distendidos a tomar una copa, se hacen como que no oyen aquello de: «quiten el bloqueo, a ver qué pasa».
El bloqueo dificulta adquirir medicamentos, reactivos, instrumental, piezas de repuesto para equipos, etc.
Comprarlos en mercados alejados y, en muchas ocasiones, con el uso de intermediarios, supone el incremento de los precios de estos insumos.
Califica como acto de genocidio, a tenor de la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio de 1948.
Es violatorio de la Carta de las Naciones Unidas y del Derecho Internacional.
Continúa siendo el principal obstáculo para el pleno disfrute de todos los derechos humanos del pueblo de Cuba, y constituye un grave desafío para la implementación de la Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Fuente: Informe de Cuba en virtud de la resolución 72/4 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, «Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba».