Con las elecciones presidenciales en los Estados Unidos este año Cuba será, una vez más, asunto importante en la agenda de política exterior del nuevo presidente, concretamente, la guerra económica que el gobierno de Estados Unidos lleva contra Cuba desde 1963 cuando el presidente Kennedy firmaba de La ley de Comercio con el Enemigo, la cual le otorgaba la posibilidad de aplicar sanciones económicas a un país que se considere como enemigo, prohibiendo el comercio con este o con sus aliados. Dicha ley es actualizada cada año mediante la firma del presidente de turno. Al momento, Cuba es el único país en el mundo que aún continúa sancionado bajo esta ley.
Esta Guerra sucia, fue esbozada originalmente por Lester D. Mallory, vicesecretario de Estado asistente para los Asuntos Interamericanos en abril de 1960, cuando señalaba que: “el único modo previsible de restarle apoyo interno a Fidel, es mediante el desencanto y la insatisfacción que surjan del malestar económico y las dificultades materiales, empleando todos los medios posibles para debilitar la vida económica de Cuba… una línea de acción que logre la privación a Cuba de dinero y suministros, para reducirle sus recursos financieros y los salarios reales, provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del Gobierno”. La ley de Comercio con el Enemigo es la piedra angular de esta Guerra, pero no es la única, sino que se ha ido completando y sofisticando con el tiempo a través de otras leyes y regulaciones administrativas , como la Ley para la Asistencia Exterior (1961), la Ley para la Administración de las Exportaciones (1979), las Regulaciones para la Administración de las Exportaciones (1979), la Ley Torricelli (1992), y la Ley Helms-Burton (1996), implementación del Título III de dicha ley durante el gobierno de Trump y la inclusión de Cuba en la lista de países que patrocinan el terrorismo en el mismo mandato.
El candidato Trump tratará de profundizar aún más sus políticas contra Cuba. Recordemos que durante su mandato endureció y sistematizó el asedio a la economía de Cuba coaccionando las visitas a la isla mediante la cancelación de viajes y la prohibición a los viajeros del uso de hoteles y casas de arriendo. Limitó las remesas. Restringió la cooperación médica. Endureció el asedio al comercio y a los negocios con Cuba, hostigando las operaciones bancarias y financieras. Se impuso penalizaciones a navieras que comercian con Cuba. Se hostigó el suministro de combustible a Cuba. El gobierno de Trump emitió un total de 242 medidas contra Cuba, de ellas, 136 con carácter extraterritorial.
Pero tampoco podemos esperar nada del otro candidato a la presidencia, sea quien fuere porque no podemos esperar otra cosa de los dirigentes del norte. ¡El “progre” de Kennedy empezó el bloqueo, el premio Nobel de la paz Carter firmó la ley del bloqueo cuatro veces, y el “hermano” Obama ocho veces!! Ni que hablar de Reagan, los Bush y otros de la calaña de Trump.
Una de las razones de esta casi monolítica política exterior contra Cuba es que la burguesía cubanoamericana tiene poder, es económicamente fuerte y políticamente influyente, con papel casi determinante en la elección de un nuevo presidente, dado el papel que tiene el Estado de la Florida en las elecciones presidenciales. Eso compra la política exterior del futuro presidente hacia Cuba. Esa burguesía quiere volver a ser dueña de Cuba y decidir unilateralmente los designios de la Isla, y al igual que antes del 59, en completa sumisión a los Estados Unidos.
Otra de las razones y tal vez la más importante es que el imperio es soberbio, elitista, supremacista. No respetan la decisión de los pueblos, ni siquiera la del propio. Las Naciones Unidas ha declarado su posición en reiteradas ocasiones respecto al bloqueo, pero tampoco es respetada por el imperio. Ven a Cuba y a toda Latinoamérica como protectorado, traspatio, área de interés. Según ellos no tenemos ni capacidad, ni derecho a determinar nuestro propio futuro.
Y no es que Cuba sea un riesgo para la seguridad de los Estados Unidos, ni lo es, ni nunca lo fue. Ni tampoco puede acusar injustamente a Cuba por terrorismo porque el estado cubano, la Revolución Cubana, no es terrorista, ni apoya el terrorismo. Al contrario, los Estados Unidos que si son un estado terrorista y su espíritu guerrerista es una amenaza constante para la paz mundial.
Cuba es un pequeño país con una gran moral y decisión inquebrantable de soberanía y es eso lo que el imperio no perdona. No esperemos ningún milagro, todo lo que logramos y lograremos saldrá de nuestro sacrificio, de nuestra decisión de determinar nuestro propio futuro. Tenemos que seguir luchando por que se suspenda el bloqueo, porque se haga justicia con nuestro pueblo, respetando nuestro derecho a la autodeterminación. Mientras el pueblo apoye la decisión de seguir adelante, construyendo nuestro proyecto político propio, nada nos detendrá.
El memorándum de Mallory de 1960 comienza con la frase: “La mayoría de los cubanos apoyan a Castro…” y hoy es todavía así. Si algo es el pueblo cubano, es fidelista. Ahí reside la fortaleza del pueblo para afrontar tanta agresión.
Se acerca el 26 de julio, recordemos que el ideario martiano se plasmó en la Historia me Absolverá y esta se convirtió en la bandera del Movimiento 26 de Julio. El pueblo se unió en la sierra y en el llano al movimiento 26 de julio, siguiendo las banderas del 26 de julio, las del Moncada. Ellas fueron guía ideológica en la continuación de la epopeya libertaria cubana. Son las banderas que el pueblo reafirmó recientemente en nuestra constitución. La Revolución como proceso político, como alternativa de futuro sigue en pie, tan vigente como cuando se declaró el carácter socialista de la Revolución en 1961, porque el pueblo lo decide así. La mayoría de los cubanos han optado por esa opción. Por eso la Revolución sigue y seguirá en pie.
Queremos recordarle al señor Trump o al que venga al puesto, que somos un pueblo digno, libre y soberano. Que no necesitamos de mentores, tutores, ni asesores de ninguna índole. ¡A Cuba se respeta! Somos el pueblo digno de Céspedes, Martí y Fidel.
¡Viva Fidel!!
¡Viva el 26 de Julio
¡Patria o muerte!
¡Venceremos!}
26 de julio 2024