La invasión de Playa Girón, también conocida como la batalla de Girón, fue una operación militar en la que tropas paramilitares de cubanos exiliados, apoyados por el gobierno de Estados Unidos, invadieron territorio cubano. El desembarco se produjo por Playa Girón y Playa Larga en la madrugada del 17 de abril de 1961, el objetivo era crear una cabeza de playa, para seguidamente formar un gobierno provisional que reemplazara al gobierno revolucionario liderado por Fidel y buscar el apoyo de la Organización de los Estados Americanos (OEA) para lograr el reconocimiento de la comunidad internacional. La acción fue un en fracaso, en menos de 72 horas la invasión mercenaria fue completamente aplastada por las milicias y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba, (FAR). Más de un centenar de soldados invasores murieron, y el ejército cubano capturó a 1200, junto con importante material bélico.
En marzo de 1960, Eisenhower había ordenado a la CIA la organización de una unidad de guerrilla compuesta por exiliados cubanos, con el propósito de derrocar a la Revolución Cubana. En esta empresa, la CIA tenía la responsabilidad de coordinar acciones de inteligencia con grupos contrarrevolucionarios dentro de Cuba, que pudieran facilitar la invasión, pues se confiaba en levantamientos populares contra la Revolución. La antesala de la invasión fue el bombardeo aéreo a los aeropuertos Ciudad Libertad, San Antonio de los Baños y el aeródromo Antonio Maceo de Santiago de Cuba, el objetivo, inutilizar las fuerzas aéreas cubanas para continuar con la invasión e instalar un gobierno provisional, aparentemente constituido por movimientos cubanos que se oponían al régimen comunista de la revolución.
De inmediato se inició la contraofensiva del pueblo organizado en las milicias revolucionarias, que junto a la artillería y a la fuerza aérea del ejército revolucionario cubano, el 19 de abril sitiaron a los invasores de la Brigada 2506, los cuales fueron capturados, juzgados y condenados a prisión por el gobierno cubano. En 1962 fueron entregados al gobierno estadounidense a cambio de alimentos, medicinas y maquinarias por el valor de 53 millones de dólares. Se producía así la primera derrota del imperialismo en América Latina.