Una vía de ida y vuelta entre los habitantes de La Habana y la italiana Fano pudiera fluir en un futuro cercano a partir del intercambio de una manifestación de la cultura popular que comparten, el carnaval, y un sector al que ambas ciudades dedican una programación especial durante dicho festejo, los niños.
Esa posibilidad quedó abierta luego de que el diseñador y músico Daniele Carboni presenciara recientemente el desarrollo del carnaval infantil habanero y uno de sus directores artísticos, Efraín Sabás, ofreciera la disponibilidad para emprender un proyecto conjunto que contribuiría al descubrimiento mutuo de valores identitarios arraigados.
«Me ha impresionado favorablemente —comentó Carboni, quien se desempeña como consejero de la junta rectora del carnaval fanense— cómo aquí se concibe la fiesta para los niños, al combinar la transmisión y el respeto por las tradiciones y la actualización temática. Que los niños sean protagonistas y público al mismo tiempo le otorga a lo que sucede en La Habana un sentido participativo muy particular, lo cual no es extraño para el que conozca el interés de las autoridades e instituciones por defender la autenticidad, y el orgullo de los cubanos por su cultura».
Fano se levanta en la costa adriática a 12 kilómetros de Pésaro. El carnaval, cuya primera convocatoria data de 1347, es uno de los más antiguos de la península, precedido por el de Venecia.
Cada año, en febrero, arriban más de 100 000 visitantes y luego en agosto, en medio de la temporada estival, tienen lugar fiestas comunales que mantienen vivo su espíritu.
La principal atracción consiste en el lanzamiento y reparto masivo de caramelos y confituras, por lo que se conoce como el «carnaval más dulce» de Italia, de ahí que los niños sean los que más agradecen su realización.
En el orden artístico, las expectativas se concentran en el recorrido de cinco carrozas de dimensiones descomunales, cuatro de estreno y la premiada en la edición anterior. Los diseños se relacionan con la imaginería y la cuentería populares.
«Pensamos que sería hermoso —explicó Carboni— que en el próximo carnaval infantil de La Habana se exhibiera una muestra de la visualidad de los carros y otros motivos alegóricos fanense, y que a Fano llegaran las evoluciones coreográficas de las comparsas infantiles cubanas y la alegría de las colmenitas. Esto sería un paso importante para fomentar lazos culturales y solidarios entre las nuevas generaciones de nuestros países y representaría un gesto simbólico del mundo en que deseamos vivir».