Intervención del Presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez en la ceremonia de conmemoración del décimo aniversario de la firma de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz. VIII Cumbre de la Comunidad de Estados Latin
Querido primer ministro Ralph Gonsalves,
Querida presidenta Xiomara Castro,
Estimado presidente Gustavo Petro,
Estimado secretario general António Guterres,
Excelentísimos jefes de Estado y de Gobierno y otros jefes de Delegaciones. Amigos latinoamericanos y caribeños:
Agradezco y felicito al hermano Ralph por la feliz iniciativa de reunirnos en esta ceremonia oficial para conmemorar juntos el décimo aniversario de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz. Es muy joven nuestra proclama, pero es sin dudas, un hito histórico en la igualmente joven historia de la CELAC. Honra particularmente a Cuba que la firma de este emblemático documento por parte de los jefes de Estado y de Gobierno de los 33 países de la región, haya tenido lugar en la Cumbre de La Habana. Pero el mérito es de todos, porque solo la voluntad de todos la hizo, no solo posible, sino también efectiva. La proclama significa esperanza para millones de personas cuya principal preocupación es la supervivencia en un mundo convulsionado por la violencia y las guerras. La paz no es solo un derecho legítimo de todos los pueblos y de cada ser humano: es una condición fundamental para el disfrute de todos los derechos humanos, en particular, el derecho supremo a la vida. La región y el mundo necesitan la paz para concentrar toda su capacidad, inteligencia y recursos en enfrentar a los verdaderos enemigos de nuestra especie: el hambre, la pobreza, el cambio climático, el analfabetismo, las enfermedades, el agotamiento de los recursos naturales y la creciente marginación a que está sometida hoy la inmensa mayoría de la población mundial.