Intervención del embajador Juan Antonio Fernández Palacios
Estimadas compañeras y compañeros:
Mauthausen es de esos lugares históricos cuya celebridad resulta paradójica.
Ha trascendido en el tiempo por el horror, el odio y las atrocidades que se cometieron dentro de esos muros.
Aquí reina la tristeza y el dolor.
Ejemplo imperecedero del holocausto, fábrica del genocidio, símbolo del mal. Siniestro complejo de edificaciones levantadas bajo el tenebroso slogan de “Eterna Noche y Niebla”.
Es un sitio que nunca debió existir. Cuesta trabajo aceptar que fue concebido por otros seres humanos. Mauthausen fue establecido con categoría de “Nivel III”, la más rigurosa de los campos de concentración del régimen nazi. Aquí se entraba, pero jamás se salía. El exterminio de los prisioneros mediante el trabajo forzado y la explotación vil, era el objetivo central.